miércoles, 29 de diciembre de 2010

En memoria de A.

Dakar 27 de diciembre de 2010

Las gentes caminan rectas a pesar del viento y del sol. Los saludos se cruzan a derecha y a izquierda bordando lazos casi invisibles. Un brazo se levanta, una risa se desata, un chiste, gritamos palabras, hilvanamos gestos con los otros.

Esto es aquí y ahora, rebosamos vida, gente, Pikine, Dakar, África, por todas partes. Estamos anclados a la fragilidad de las personas que pasan. A la seguridad de los que se van quedando despacio y profundo. A puntadas de fricción diaria. Cosidos por pequeños tiempos, por insignificantes acentos.

Rocío ha ido rescatando restos de telas. Esos tejidos que cubren desnudeces, visten los fríos, resaltan los brillos, apuntalan volúmenes, revelan deseos, subrayan cadencias. Son retales. Los restos inservibles de las telas que visten lo cotidiano. Y los ha ido cosiendo para hacer un juego de memoria. Son pequeñas piezas muy parecidas unas a otras, dadas la vuelta, boca abajo. Así, poco a poco, cada jugador tiene la oportunidad de voltear dos de manera que encuentre los dos gemelos, los que pertenecen al mismo tejido. En este juego viene incluido el mosaico de la vida entrelazada. Las cortinas del vecino, el vestido de la boda, el bubu del bautizo. Esencias del cada día en esta África que se esconde o que se muestra.

A. no ha podido esconder sus verdades detrás de ningún velo. A veces sus pies purulentos rezumaban gotas oscuras entre las aberturas de sus dedos agigantados. El largo, así lo llaman en el barrio. Su estatura excesiva y su camino lento y dolido delatan su presencia. No puede esconder su aliento alcohólico. Sentado en la piedra de la esquina, frente a la mezquita, no puede esconder la urgencia del que todo lo espera, porque todo se quiebra. Tampoco ha podido ocultar la dureza con la que se gana la vida y que tiene que ver con sus pies deformes por la enfermedad. Durante años ha vaciado fosas sépticas, rodeado de la mierda de otros, trabajando. La gente hace memoria y sufre cada vez que le ve avanzar con su caminar destrozado. Ayer yacía envuelto en los últimos paños que lo arropan antes de zurcirse en uno con la arena del cementerio. El patio de la mezquita demasiado pequeño ha desparramado la plegaria de su muerte en medio de la calle. En esa encrucijada que siempre ha sido la suya, sol y sombra, hemos rezado todos tus dolores. Y contrariamente al resto de las muertes, la tuya parece más bien un alivio. La miseria que no has podido tapar y que a cada paso hacías nuestra era una agresión a todas nuestras inteligencias. Y te has muerto. Y nos queda solo viva la memoria.

Un hombre cualquiera puede ser igual a otro. Una mujer igual a otra. Todos iguales, todas diferentes. En el barrio al que los jóvenes llaman “gueto” los hay que parecen desmesuradamente desiguales. Los ojos crispados, el gesto contraído. Mi amigo Jean lo explica bien diciendo que hay gente que tiene apuntalada la urgencia, la dependencia y la miseria en la cabeza. Solo piensa en cómo resolver su problema que son millares y sólo puede pensar en eso. Y esta única idea dolorosa que son muchas se va enroscando como una corona de espinas que no te deja ver más allá. Es el barrio que entra a su único cuarto por la ventana, el barrio que rellenó una casa abandonada con basuras, el barrio que después de más de dos meses sin lluvia achica aguas cada día para seguir viviendo en medio del agua.

Y así, un buen día, por un sí o por un no, los hombres y las mujeres desiguales estallan en una agresividad animal que destruye. Patadas en la cara, cuchillos en las cabezas, insultos, amenazas de muerte, puertas reventadas a pedazos.

No hay casi telas que cubran el ruido de los gritos, no hay velos que tapen lo que todos saben. Los cuartos en los que viven las familias numerosas se quedan pequeños, las fosas sépticas desbordantemente llenas, el trabajo escaso, el dinero incierto. En nuestro barrio desigual la violencia, cuando llega, nos deshumaniza a todos de la misma manera. En la violencia todos somos culpables. La madre llora la injusticia creada por sus propios hijos y viene a disculparse. En sus lágrimas la madre se excusa no de la violencia ocasional, sino de su vida, de toda su vida de miseria. Esta madre peregrinará de un lado a otro del barrio tejiendo lazos invisibles con su pena a cuestas. El hospital donde reposa el joven agredido, la casa en la que viven la madre, la esposa, el padre, los hijos… El barrio despertará sus alertas, recordará la humanidad desbordante de la que vienen, la que peligra. La madre, el comisario, los amigos del joven, las vecinas… cada uno vistiendo sus trajes diferentes pero construyendo una misma madeja. La madeja silenciosa de saludos, brazos levantados, chistes, la risa que se desata, la vida en el barrio. El perdón.

Sorteamos como podemos los charcos que bordan las calles. Las gentes saludan, los niños. Me preguntan por la familia, por Kike, el arquitecto madrileño que se fue de vuelta a su tierra, por Alassane. “Jaime, ¿es cierto que se ha muerto?”.
Rocío ha terminado el memory para Kike. Lo ha hecho con sus manos. Lo ha hecho para que no se olvide de los velos y los desvelos, los acentos y las gentes, los saludos y los gritos, las arenas y los lodos de los que están hechas las gentes en este barrio que es Pikine, y Dakar, y África.

Pero Kike se ha ido y se ha olvidado el juego encima de la mesa de nuestra casa. Y sin embargo yo sé que lleva cosido en la memoria los agujeros sangrantes del dolor de Alassane. Como nosotros lleva zurcidos en los rincones de su inteligencia joven los desvelos de las gentes pequeñas. La titánica lucha de este hombre que día tras día vuelve a su casa inundada con una bolsa de plástico en la mano. Esta mujer con un cubo en la cabeza. Esta humanidad que es capaz de rellenar, a golpe de esfuerzo, todo un patio inundado, bolsa tras bolsa, cubo tras cubo. Los vacíos y las ideas purulentas.

El sol y el viento no logran doblegar la dignidad con la que camina la gente. Los tules, los bordados, los brillos, las sedas, las pieles negras. A diario la vida se viste de nuevo. Tapando desnudeces, susurrando volúmenes, palpando flaquezas, bordeando cinturas, mostrando carnes. Es la vida en nuestro barrio, Pikine, Dakar, África.

Es la fragilidad de los que están de paso. Es la riqueza punzante en la memoria de los que se van quedando. Y nos acordamos de Alassane, el largo. Y su caminar cansado y lento nos precede hacia donde se va marchando. Ese mañana en el que el dolor excesivo, el de toda una vida, no viene para quedarse y destruir, sino para humanizarnos.

Feliz Navidad, feliz año.
Paz y bien; y memoria de ello.

Jaime Solo

lunes, 29 de noviembre de 2010

Esterilizaciones forzadas en el Perú

Una de las más graves denuncias que aún recaen en contra del ex presidente Alberto Fujimori son las 300.000 esterilizaciones forzadas que se ejecutaron durante su gobierno a las mujeres del Perú.

Uno de los juicios utilizados para intervenir a las mujeres fue el nivel de pobreza y el desconocimiento de sus derechos para que posteriormente no denuncien el abuso.

En la sierra peruana, los casos fueron aún más graves. Las mujeres quechuahablantes, en edad fértil y de zonas alejadas, fueron prácticamente secuestradas por las fuerzas públicas y luego se les esterilizó sin su consentimiento; después las abandonaron a su suerte y muchas de ellas murieron a causa de las secuelas. El programa de planificación familiar del fujimorismo también intervino a 16.000 varones con una vasectomía.

Aunque el Estado, mediante una resolución ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, reconoció la práctica de esterilizaciones forzadas, indemnizó económicamente a la familia de Mamérita Mestanza (muerta a causa de una esterilización forzada) y se comprometió también a realizar una exhaustiva investigación de los hechos, lo cierto es que hasta la fecha no existe un plan de reparaciones administrativas ni económicas para las afectadas.

También hay que pensar en otras consecuencias. En las comunidades campesinas del Perú, tener 4 ó 5 hijos es preparar el futuro; son ellos quienes trabajarán la tierra y buscarán después el pan de cada día. Por ende, una mujer que no puede tener hijos tendrá que separarse de su esposo. Las consecuencias para estas comunidades han sido catastróficas.

En qué cabeza cabe esterilizar a una persona sin su consentimiento!! Hacer esto es herir a una persona en lo más profundo de su ser. Las secuelas permanecerán como una llaga durante toda su vida.

A pesar de toda esta situación, para la sociedad peruana en su conjunto, este tema casi no tiene importancia. Seguro porque quienes fueron afectados son los más pobres. Es una pena que cuando se trata de familias muy pobres, no se tome ningún interés.

La primera semana de diciembre las mujeres afectadas volverán a denunciar, ante el Ministerio Público, los hechos ocurridos en los años 1995 y 2000. Una vez más, el gobierno tiene la oportunidad de demostrar que puede actuar a favor de la aplicación de los derechos de los más pobres, de los derechos de todos.


Guillermo Díaz Linares
Cusco – Perú, noviembre 2010

*Foto: http://esquinamontevideo.blogspot.com/2010/10/peru-otra-vez-esterilizadas-forzadas.html

martes, 16 de noviembre de 2010

Por tus papeles

Buenos días

Uno de los problemas más angustiosos de los migrantes que llegan a España es la documentación. Las leyes se han endurecido y la posibilidad de lograr una visa de entrada en su territorio es cada vez más difícil. Una vez llegados a España, la situación no cambia.

"Aquí un dibujo que refleja todo lo que uno hace para obtener papeles y que casi siempre es denegado"
Luciano Olazabal
Madrid-España


lunes, 8 de noviembre de 2010

El cambio de la Rosa de la Paz.

El 4 de noviembre se presentó en Guatemala el informe sobre Desarrollo Humano 2010 “La verdadera riqueza de las naciones: Caminos al desarrollo humano”. En dicho documento se reitera que nuestro país es de los más desiguales de América Latina y del mundo. Nada nuevo para nosotros, porque conocemos la estructura social clasista, excluyente y racista que se construyó desde los orígenes de la colonia española y que se consolidó a partir de 1821 cuando se declaró la independencia.

Los números que presenta este informe son apabullantes y nuestra situación podría ser peor si no existieran esfuerzos de personas individuales, de instituciones y del gobierno, con todos sus proyectos y programas, incluidos los cuestionados “programas de cohesión social” cuyos resultados positivos se comienzan a analizar en países como Brasil y Chile. Unido a esos números que nos demuestran los bajos índices de desarrollo humano que tenemos, ahora hemos entrado en una espiral de violencia que nos ha puesto de rodillas a todos los sectores sociales.

A pesar del panorama pesimista con el que inicio este texto, hay gestos que nos reconcilian con nuestros valores y con la convicción de que las cosas pueden cambiar si todos nos lo proponemos. Hoy quiero comentar sobre un acto significativo que se realizó con ocasión del Día Internacional del Rechazo a la Miseria: El Cambio la Rosa de la Paz en el Palacio Nacional de la Cultura el 17 de octubre de este año.

Este acto se instituyó (en un lugar en el que el imaginario colectivo considera el centro del poder político del país) para recordar la paz firme y duradera que puso fin a un conflicto armado de treinta y seis años (29 de diciembre de 1996) y para reconocer a quienes con su vida y su ejemplo ayudan a mantenerla. Generalmente artistas y personas destacadas en cualquier área son invitadas a realizar el mencionado cambio.

Sin embargo, desde hace cinco años el Comité Organizador del 17 de Octubre en Guatemala, ha logrado que un representante de las familias en extrema pobreza realice el Cambio de la Rosa de la Paz cada 17 de Octubre. Este acto reafirma que las personas que viven en precariedad y que luchan cada día por salir adelante, también construyen la paz. En este sentido se considera un acto de justicia permitir que familias excluidas ingresen al Palacio Nacional de la Cultura para participar de dicho acto en el que también dan testimonios de vida y de esperanza. Les acompañan en este día, autoridades de gobierno y otras instituciones.

Este acto es más simbólico que efectivo, pero es una manera de que nosotros los privilegiados, en un país donde el 22% de su población vive en extrema pobreza, tomemos conciencia de que estas personas están ahí, que tienen algo importante que decir y que no debemos seguir ignorando.

¡Hay actos que son sencillos pero que también son importantes!


Max Araujo - Guatemala

viernes, 5 de noviembre de 2010

Estoy hoy aquí, en la ONU, en nombre de todos los niños y jóvenes que ayudan a sus padres a ganarse la vida.

Es 17 de octubre, la ONU está cerrada. No ha olvidado que ha declarado esta fecha Día Internacional para la Eliminación de la Pobreza, pero es domingo y no trabaja. Sin embargo, en las calles de Nueva York toda un tropa de trabajadores escanean las basuras buscando latas y botellas para reciclar. El 18 de octubre, un pedazo de estos dos mundos, que se cruzan en las calles sin verse, que comparten papeleras (unos tiran las latas, otros las recogen y llevan a reciclar) se han encontrado. Verónica Jurado se ha acercado al micrófono para decir:


“Me llamo Verónica Jurado y soy alumna de secundaria. Estoy hoy aquí, en la ONU, en nombre de todos los niños y jóvenes que ayudan a sus padres a ganarse la vida.

Mis padres nacieron en México y vinieron a Estados Unidos en busca de una vida mejor. Aquí trabajan muy duro para poder ayudarnos a pagar nuestros estudios.

De pequeño mi padre ayudaba a su padre a cuidar de los animales de la granja. Mi abuela materna tenía una pequeña tienda de ultramarinos y mi madre le ayudaba. Mis padres aprendieron a trabajar cuando eran jóvenes. Yo también he aprendido a ayudar a mis padres, como ellos hicieron con sus padres. Empecé a recoger y reciclar las latas con mi madre cuando estaba en quinto de primaria. Cuando estaba en 4º mi padre tuvo un accidente que le hizo pasar una temporada en el hospital. Además de no poder trabajar, teníamos las facturas del hospital que pagar. Yo veía a mi madre muy preocupada.

Un día una amiga le propuso ir a recoger latas, le enseñó las latas que las máquinas aceptan para reciclar y las que no, también le mostró la zona en la que podía buscar.

Por problemas de salud mi madre no puede cargar peso, así que decidí ayudarla. Al principio me daba vergüenza, porque algunos amigos viven en la zona donde recogemos las latas. Así que solía vestirme con mi mejor ropa y si los veía fingía estar haciendo otra cosa.

Mi madre me dijo que no tenía por qué sentirme avergonzada de trabajar, trabajar no es vergonzoso, robar sí lo es. Espero que otros padres sean conscientes de esto y les digan a sus hijos lo orgullosos que están porque están aprendiendo el valor del trabajo.

Ahora ya no me da vergüenza porque recogiendo latas se hacen amigos y porque la gente dice: "Es muy bueno lo que estás haciendo". Sé que al reciclar estamos ayudando a la Tierra, si no lo hiciéramos, nadie lo haría y la Tierra se convertiría en un basurero.

Desde 2009 llevamos las latas a un almacén que se llama Sure we can.

Sure we can es un almacén al que puedes traer sus latas y no tienes que esperar. Cuando llevas tus botellas a la máquina de los supermercados tienes que hacer cola durante horas y sólo acepta un número reducido de latas. A veces la máquina no funciona y te tienes que llevar todas las latas a casa.

En Sure we can, te dejan un lugar donde puedes organizar tus latas. Te encuentras con otras personas y puedes hacer amigos y esto te ayuda y te anima a seguir reciclando. En la calle también te encuentras con personas que te ayudan, que te guardan las latas en casa y te las dan cuando te ven.

Yo no soy la única joven que ayuda a sus padres. Una amiga mía ayuda a su madre después de la escuela en la lavandería donde trabaja y otra en una tienda de comestibles.

Recoger latas no es sólo una manera de ayudar a mi familia, también me permite ganar dinero y ahorrar para ir a la universidad. Mi sueño para el futuro es llegar a ser abogada. Quiero defender los derechos de la gente. No soporto cuando alguien es acusado injustamente, quiero defender a estas personas. Pero también quiero ser abogada para devolver a mis padres algo de lo que me han dado, quiero ayudarles a tener una vida más fácil.

Voy a ser la segunda persona en mi familia que irá a la universidad. Uno de mis hermanastros empezó sus estudios, pero debido al costo no pudo terminarlos. Espero ser capaz de llegar hasta el final de la carrera para convertirme en abogada.

La escuela a la que voy es una de las mejores de Brooklyn, la elegimos porque en la escuela primaria mis profesores me la aconsejaron. Trabajo muy duro en la escuela, sé que para llegar a ser abogada tengo que trabajar muy duro”

Cristina Diez
Nueva York - Estados Unidos

martes, 2 de noviembre de 2010

Se practica la caridad cuando no se sabe imponer justicia

Les presentamos un artículo escrito en junio pasado por Jacques Gaillot, obispo de Partenia (Francia). Buena lectura.

Familias en la Calle

50 personas, entre las cuales hay 11 familias con niños, acaban de ser expulsadas al amanecer por la policía. Ocurrió en las afueras de París, en Gennevilliers, municipio comunista. En 2004, estas personas ocupaban un edificio vacío desde años atrás, propiedad de GDF-Suez que se embolsó 4,5 mil millones de euros de beneficios en 2009. Trabajan duramente a cambio de un sueldo de miseria. Su solicitud de vivienda nunca fue atendida.

Acudo de inmediato a ver a estas familias que se han quedado en la acera. No logro acostumbrarme a este espectáculo de tiempos remotos. ¿Cómo se puede expulsar a unas familias sin antes comprobar que tendrán otra vivienda? Tener un techo es un derecho. Poner a la gente en la calle no soluciona nada.

Algo apartado, veo a un africano alto que me sonríe. Me acerco a él. « ¿Me reconoce Usted? » me dice. « En tiempos, yo era uno de los sin papeles refugiados en la iglesia de San Bernardo. Hoy, tengo papeles, una familia y un trabajo.» Me indica con un gesto el edificio donde tiene su vivienda. Percibo que es muy feliz.

Unos cincuenta policías vinieron nuevamente a evacuar el campamento. Las familias acamparon en la plaza del ayuntamiento.

Gennevilliers está en el departamento (provincia) de Hauts de Seine, el más rico de Francia. El prefecto les pide que se vayan a otra parte, es decir al departamento de al lado. En la alcaldía, la negociación no llevó a nada.Por ese motivo se celebró una manifestación delante del ayuntamiento. Un joven africano, que está entre los expulsados, repite en voz alta: «No queremos caridad, reclamamos nuestros derechos». Haciendo eco a su grito, cito las palabras de Victor Hugo: « Se practica la caridad cuando no se sabe imponer la justicia »

Artículo publicado en: http://www.redescristianas.net/2010/06/24/familias-en-la-callejacques-gaillot-obispo-de-partenia/

domingo, 24 de octubre de 2010

Chile muestra su orgullo y esconde su vergüenza

Después de 70 días de espera, Chile se llena de orgullo por el rescate de 33 mineros. Este acontecimiento conmovió a propios y extraños. Tan importante fue este hecho que su propio presidente, Sebastián Piñera, postergó su viaje a Europa. Desde distintas partes del mundo podemos escuchar voces resaltando la importancia que da el gobierno chileno a la vida de cada habitante en ese país. La agencia de prensa AFP señaló lo siguiente:

LONDRES, 19 (AFP-NA). - El presidente chileno, Sebastián Piñera, estimó ayer en Londres que el "compromiso" y la "unidad" que mostró Chile a lo largo de la crisis de los mineros ilustran el potencial del país sudamericano y su atractivo para los inversores extranjeros.

Sin embargo, durante los dos meses de rescate murieron siete mineros en otras minas de Chile. En el transcurso del año, la chilena estatal Servicio General de Geología y Minería (Sernageomin) registró 38 trabajadores mineros fallecidos en accidentes de trabajo en las minas. Los accidentes de mina en Chile dejan un número de 400 muertos en la última década.

El delegado internacional del partido nacionalista mapuche Wallmapuwen, Héctor Cumilaf, expresó el 13 de octubre en Madrid que “es un reality show (espectáculo de tele-realidad) de una tragedia que están pasando 33 familias, y que no dice nada de aquellos mineros que no quedaron atrapados en la mina… Hay trescientos y tantos mineros de esa mina que están sin sueldo, y que no saben en estos momentos qué hacer. Y de eso, la prensa no dice nada".

Mientras todo esto acontecía con los 33 mineros, 34 presos políticos mapuches mantenían una huelga de hambre desde el 12 de julio. Reclamaban su territorio ancestral que fue arrebatado y rematado a empresas forestales. El gobierno chileno los acusó y los juzgó como terroristas; fueron acusados por testigos anónimos y encapuchados. Las marchas y manifestaciones de comunarios mapuches fueron duramente reprimidas por la policía que no midió su fuerza arremetiendo contra mujeres, niños y ancianos.

Jose Millacheo Marin y Fernando Millacheo Marin, prisioneros políticos mapuches señalan: "nos mantuvimos viviendo clandestinamente por dos largos años, sufriendo graves daños Físicos y sicológicos irreparable, al momento de la violenta detención, fuimos agredidos de patadas y puños por la policías que cubrían sus rostro, obligado a declarar ante estas misma personas, todos estos ocurría mientras nos mantenían desnudos en las camionetas policial".

La huelga de hambre de los hermanos mapuches duró 84 días, un tiempo mayor al que estuvieron encerrados los 33 mineros en el norte. Los mineros recibieron toda la atención de los medios de comunicación y las autoridades de su gobierno. Los mapuches sufren constantemente abusos y discriminaciones; sus demandas fueron ignoradas por mucho tiempo, ¿qué ocasiona que 33 vidas de mineros sean más valiosas e importantes que 34 vidas mapuches?

El gobierno chileno no escatimó recursos y gastó cerca de 22 millones de dólares en el rescate de los 33 mineros. Sin duda, el presidente chileno supo mostrar ante el mundo lo valiosa que es la vida humana para su gobierno.

Ante toda esta realidad no puedo dejar de pensar en los compañeros mapuches que sufren tanto desprecio y maltrato, ¿ellos no se merecen un trato justo, digno y con respeto?, ¿hasta cuándo seguiremos ciegos e indiferentes ante las injusticias que se comenten en el mundo?

Ayudemos en la causa de los hermanos mapuches, investiguemos y compartamos en espacios de reflexión.

Marcelo Vargas Valencia
La Paz – Bolivia





jueves, 21 de octubre de 2010

el puzzle, vídeo

Este interesante vídeo realizado por la ONG Solidarios nos invita a reflexionar a partir del testimonio de personas que se encuentran durmiendo en las calles de Madrid, España.


Os invito a reaccionar y a compartirlo.

Beatriz Monje Barón
Méry sur Oise, Francia

sábado, 16 de octubre de 2010

un perro, un gato, un fantasma y un lorito

juntos en el Día Mundial del Rechazo a la Miseria, 17 de octubre.



En el barrio había una niña que se llamaba Libertad. Su padre estaba preso, pero se puede hacer el amor y se pueden hacer niños durante los bis a bis, y ya se sabe que el alma no está nunca presa. Libertad era niña como recién sacada de un carromato gitano lleno de flores y cascabeles, y venturas y callos en las manos, y canto en el camino. Pero Alicia no, la madre de Alicia se había tatuado un dibujo de ricitos de oro en el brazo, y parecía una foto de su niña.

Vicentito había logrado aprenderse palabra a palabra el cuento de Los tres bandidos, hasta tal punto que se hacía revuelo a su alrededor cuando lo abría y corría el bulo de que a los cuatro años ya sabía leer. Yo presencié la colleja que propinó el señor Manuel a Rafita cuando le llegó con el cuento —que sí abuelo, que el Vicentito sabe leer—. En otra ocasión, el señor Manuel me hizo saber la poca confianza que tenía en esos del ayuntamiento —to' lo tienen que apuntar, no se les queda na' de na' en la cabeza—. Y yo nunca más me atreví a tomar apuntes en su presencia, para que me creyera como él , capaz de guardarlo todo en la cabeza, para que me tuviera confianza.

Antonio quería todas las tardes poesía, todas las veces se sentaba al lado de las cajas de libros, para poder elegir. En invierno leíamos los versos como si fueran carreras, para leer lo mismo, pero tardar menos, para librarnos pronto del frío de esa esquina descubierta. Un invierno, leía yo con Yenny, abrigada con una chupa que me había traído mi hermano de una tienda vintage en Londres, —¡buagh, hueles a ropa que viene de las monjas!— me dijo alejándose un palmo del olor a naftalina, y quedándose cerca para acabar el cuento.

Lolo leía siempre un cuento y medio, buscaba a Wally en cinco páginas y se montaba en la bici, a la vez el malo de los power-ranger y caballero andante. Cuando escribimos un cuento juntos, fue Lolo el que después de haber casado a los dragones, dictó aquello de se hicieron una casa de ladrillos, y se compraron una cama de matrimonio, dos sillones, un perro, un gato, un fantasma y un lorito. Muchas tardes me hacía subir hasta su casa y contarle a sus padres sus hazañas, lo que leyó. Una vez su padre, también Manolo, me dio una pila de libros tesoro llegado del vertedero —no entiendo cómo puede haber gente que tire esto a la basura, ¡con los que hacemos nosotros en el barrio con los libros! —.

—Quédate a cenar niña, que hoy hay puchero pa‘ muchos. Y tú, chaval ¡limpia esa silla pa' que se siente!… Oye, léeme esta carta que no entiendo na' de lo que dice, y a ver si logramos que este niño aprenda pa' que no tenga nadie que leerle las cartas.

Y fue puchero de cena. Y café con mucha azúcar.

—Ala, chaval, vamos a llevar a esta niña a la estación, que es peligroso salir de este barrio a estas horas.

—Que no Manolo, que no, que no tienes ni carné ni seguro, que la estación no es el vertedero, que te juegas la cárcel.

—Qué cárcel ni cárcel niña, que a estas horas no te vas tú sola, o no volvéis a entrar ninguno a este barrio, ¡y me devuelves los libros!. Ala, chaval, niña, vamos…

[A Yolaine, que me llevó de la mano]

Beatriz Monje Barón
Méry-sur-Oise, Francia
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El 17 de Octubre se conmemora el Día Mundial de Rechazo a la Miseria, una ocasión privilegiada para manifestar nuestro rechazo a un mundo en el que millones y millones de hombres, mujeres y niños no pueden dar lo mejor de sí mismos, una ocasión privilegiada para empezar a construir juntos uno mejor para todos. Para más información ver el sitio de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) o el sitio del Movimiento Internacional ATD Cuarto Mundo.

lunes, 11 de octubre de 2010

¿Pobreza material o pobreza mental?

Esta pregunta ronda mi cabeza no sólo cuando estoy en un lugar donde hay muy pocos recursos económicos, sino también cuando hablo con alguien que tiene todas las oportunidades al alcance de su mano.


Un niño de la comunidad que visito regularmente me cuenta cómo la vida ha sido tan dura con él. Unos amigos me dicen que ‘la pobreza existe porque esa gente no quiere salir adelante’, ‘la pobreza existe porque nadie hace nada por ella’, ‘la pobreza es conformarse con comer frijoles’


La pobreza material existe en todos lados pero la sociedad intenta esconderla en barrios apartados y olvidados. Los jóvenes siguen estudiando sin valores humanos, sin ética profesional y se rodean de personas que no ven más allá de sus propias vidas.


Lamentablemente la pobreza material es real y crece cada día, pero también es real que el mundo se va poblando de gente dominada por otro tipo de pobreza que tal vez crece más que la pobreza que todos conocemos. Sin darnos cuenta, estamos cada vez más pobres.


Un día otra persona me dijo: “este país está cada vez peor y nadie hace nada” entonces pregunté ¿qué haces tú? Me miró fijamente, se rió y me dijo: “qué puedo hacer yo si todos aquí sólo piensan en ellos, yo sola no voy a lograr nada” entonces sonreí y le dije: por esa mentalidad estamos como estamos.


El tipo de pobreza del que hablo es el que existe en nuestras mentes. Una pobreza que no nace con nosotros pero que vamos “adquiriendo” a partir de nuestras actitudes, a partir de nuestro miedo a ir contra corriente. Deberíamos estar pensando en otra dirección; nuestra pobreza mental alimenta la pobreza material de los más excluidos. Pienso que tenemos que hacer algo y creo que empezar por el cambio de mentalidad (la manera cómo miramos y definimos la pobreza) ya es un gran paso adelante.


Escribo con el propósito de hacer ver que estamos construyendo un futuro miserable, un futuro sin conciencia, un futuro sin solidaridad. Todos somos parte del mundo, del país en el que estamos. ¿Y si todos construimos algo mejor para el mañana? ¿Y si tomamos en cuenta las opiniones de todos y actuamos bajo el punto de vista de las personas que hemos excluido?

Tú y yo podemos hacer algo, por mínimo que te parezca podemos salir de esta “pobreza mental” ¿Cuándo empezamos?

Desde El Salvador, Miriam Barrutia

lunes, 4 de octubre de 2010

El compromiso de los jóvenes en su mismo barrio o comunidad

Hablar de compromiso es hablar de cómo podemos comprometernos con los que están a nuestro alrededor, con mi comunidad, con mi barrio. También es una manera de salir de la pobreza.
Muchas veces los quehaceres cotidianos nos envuelven y no nos damos el tiempo para ver los esfuerzos que hacen las personas que viven en la extrema pobreza. Es una pena que estas personas sean criticadas constantemente (no quieren trabajar, no mandan sus hijos a la escuela, etc.) No somos capaces de ir más allá y ver en verdad cuáles son los esfuerzos que ellos hacen a diario para poder sobrevivir.
Estoy seguro que a nadie le gusta vivir en la pobreza, pero lamentablemente es la misma sociedad que les hace a un lado, crea barreras, muros que los aíslan como si ellos fueran de otro mundo. A pesar de esta exclusión, ellos nos demuestran sus capacidades y su compromiso con los suyos.
Desde hace dos años estamos viviendo algo muy especial en el Cusco, “el compromiso de los jóvenes en su mismo barrio o comunidad”. Seis jóvenes de la comunidad de Cuyo Grande y tres del barrio Villa el Sol (Cusco), se comprometen animando las bibliotecas de calle con los niños. Todos estos jóvenes, cuando eran niños, también participaban de las bibliotecas y ahora como jóvenes vienen para compartir con los niños de su mismo barrio, de su propia comunidad.
En estos dos lugares, el compromiso de estos jóvenes es  muy importante para nosotros ya que ellos nos ayudan a estar atentos a los niños que buscamos con prioridad, sabemos que estas bibliotecas están abiertas a todos los niños pero nuestra prioridad son los que más dificultades tienen. Elvis un joven de la comunidad de Cuyo Grande nos dice: “si yo me comprometo es porque quiero que los niños ya no vivan en la pobreza, quiero que ellos se superen, que ya no sufran, yo quiero compartir con ellos, me gusta mucho hacer las bibliotecas”.

Guillermo Díaz Linares
Cusco - Perú

lunes, 27 de septiembre de 2010

Iguarembo

Buenas a todas y todos los que lean este pequeño escrito, en el mismo se relatará un fragmento de vida de una mujer indígena guaraní de Bolivia. Espero que la lectura sea de su agrado y aporte a descubrir la diversidad de miradas, sobre la vida y la sociedad, con su matiz más injusto: la extrema pobreza en la que están la mayoría de nuestros pueblos indígenas. 

“...Me llamo Iguarembo y soy de Tentapiao (comunidad guaraní en Tarija). Antes de que yo exista mi padre y mi abuelo eran amandiya “dueños de la lluvia”. Mi abuelo le enseñó a curar a mi papá y cuando nací, mi papá me escupió en la boca y rezó la oración para que yo aprendiera a curar. Por todas partes he caminado con él para aprender. 

Ahora estoy en Tentayape (comunidad guaraní en Chuquisaca). Estos hermanos me hicieron traer desde Tarija para que cure el espíritu de la comunidad. Aquí nunca hubo división y por eso han podido guardar nuestra cultura; pero desde que llegó la empresa petrolera algunos jóvenes se han hecho tentar con el dinero. 

Les he dicho a las mujeres: 

Esos extranjeros que entraron a nuestro territorio están buscando algo dentro de la tierra y, eso que está en el suelo, nos ha hecho pelear con los paraguayos y ahora nos está haciendo pelear entre nosotros, está haciendo enfermar a la tierra, está haciendo enflaquecer a los maizales… pero ustedes no han encontrado una forma de apoyar a sus autoridades para que no haya división. Tienen que estar atentas para reunirse en los momentos de urgencia. 

Algunos ava “hombre” (así se autodenominan los guaraníes) se hicieron tentar porque no han sabido hacer producir la tierra y por buscar trabajo fácil en la empresa petrolera, se hicieron gustar con la comida de ellos y les ha parecido más dulce. Ellos se están acostumbrando a la comida del carai (mestizo, blanco) que tiene mucho fideo, ¿qué es el fideo? El fideo no “agarra” como el maíz”. 

Historia de vida que se encuentra en el libro “Yo soy” ed. Luciérnaga, Bolivia. 2005. 

Hasta otra oportunidad
Maria Sandra Ochoa Ramos
La Paz - Bolivia

lunes, 20 de septiembre de 2010

Migrante, siempre migrante

Luciano Olazabal, desde Madrid, España, comparte algunas de sus experiencias en un país al que llegan alrededor de 41.000 inmigrantes por mes.

lunes, 13 de septiembre de 2010

¿Se reduce la extrema pobreza en América Latina?

Según un estudio reciente de la CEPAL, en América Latina se ha reducido la extrema pobreza en los últimos años, principalmente en países como Chile, Perú y Brasil. Las razones para ello son, entre otras, la implementación de nuevos modelos de programas sociales.

En Guatemala estos programas surgen con el actual gobierno con el nombre de Cohesión Social: Mi Familia Progresa, Bolsas Solidarias y Escuelas Abiertas entre otros. Estos programas han causado un rechazo por parte de sectores políticos de oposición, algunos periodistas y un sector que abandera las virtudes del neoliberalismo y la economía liberal. De estos programas se dice que son fuente de corrupción, de clientelismo político, de manipulación y que otros proyectos de gobierno se hayan abandonado. Se dice también que estos programas fomentan la “haraganería”, que la gente se malacostumbra a que todo le sea regalado, que tengan más hijos, etc. etc.

Y, ahora que estamos padeciendo inundaciones, deslaves y destrucción de la infraestructura de caminos y puentes por un invierno copioso, derivado de las alteraciones climáticas, siendo que Guatemala es uno de los diez países más vulnerables del mundo, se indica que los dineros de esa “ineficiente” cohesión social deben utilizarse en la reconstrucción del país. Los opositores más radicales dicen que dichos programas son de corte populista y que son una avanzada del “chavismo”.

Según un artículo publicado por el periodista Juan Luis Font, en su habitual columna de El Periódico, lo invertido durante los tres últimos años en dichos programas es del 1,2 % del presupuesto general de egresos del Estado; un porcentaje muy bajo para lo gastado en otros rubros, algunos de dudosa ejecución. Tales programas de Cohesión Social, a los que alude el informe de la CEPAL, surgieron como consecuencia de una decisión de jefes de gobierno de Iberoamérica, que se celebró en Chile a sugerencia del BID y del Banco Mundial, como una forma de combatir la extrema pobreza, dadas las cifras alarmantes de la misma en nuestros países. Son programas diseñados detrás de un escritorio y sin la opinión de quienes viven en precariedad.

Este texto no pretende calificar de buenos y necesarios estos programas, si han dado resultado, si lo expuesto por la CEPAL es verdadero o no, o si deben continuar o mejorar. Lo único que pretende es destacar una situación que debemos ver con atención. En el caso de Guatemala todavía no se han hecho análisis de sus resultados. No se sabe en qué han incido en las poblaciones “beneficiadas”. Si han ayudado o no a reducir la extrema pobreza, y qué otros beneficios se han obtenido. En resumen no se cuenta con datos, pero lo que sí es cierto es que, según estudios del PNUD y estudios de entidades locales, casi el 60% de la población vive en pobreza y de estos un 22% en extrema pobreza, en su mayoría indígenas.

Desde que fuimos colonia de España se construyeron las bases para lo que ahora somos, un país de injusticia social generalizada, con una minoría privilegiada. Ésta es una situación que no debe continuar, con o sin programas de cohesión social. Las estadísticas son referentes pero no siempre realidades. ¿Se estará reduciendo la extrema pobreza como dice la CEPAL?.¡Ojalá! que sus palabras digan verdades como decía mi abuelita, lo demás son “babosadas” terminaba diciendo...

Max Araujo
Guatemala - Guatemala

lunes, 23 de agosto de 2010

Entre el Sur y el Norte

Hace unas semanas me fui de vacaciones para visitar a Mauricio, un amigo que vive en Saint Julien, una ciudad fronteriza entre Francia y Suiza; antes de llegar a este lugar me preguntaba qué iba a descubrir allí? La respuesta que recibí a lo largo de la semana, y que les comparto hoy, ya sabía que existía pero “lo había olvidado”...

Doña Lucía, una mujer de unos 63 años, llegó a esta ciudad con una visa francesa hace algunos meses, la visa no le permite entrar en ningún otro país. Cada día, esta mujer, en contra de todas las leyes migratorias, cruza la frontera para llegar hasta el hospital donde su hija se recupera lentamente de un estado de coma. Para evitar que la policía la baje del bus, que usa como transporte, ha decidido caminar a pie y como ella misma dice “cruza la frontera por su lado”, después toma otro bus y así de regreso y así cada día...

Alrededor de ella y gracias a Mauricio, descubrí la vida de otros como doña Lucía, descubrí las historias de quienes, pensando en un mejor futuro, soñando con mejores condiciones, decidieron correr el riego de viajar hacia el norte. Sin embargo, el norte les ha recibido, a unos más y a otros menos, con brazos discriminatorios, palabras hirientes; les ha negado el trabajo que esperaban encontrar, les persigue constantemente con la policía y les ha condenado a condiciones que casi todos conocen pero que casi todos ocultan.

Pude recordar también a la gente que conocí en Guatemala, de cuando me hablaban de su mamá, su hermano, su papá, sus hijos. “Se fue para los Estados” me decían. El sur se había quedado con niños, padres, hermanos esperando el regreso de sus familiares, algún día.

Con Mauricio nos preguntamos por qué los mismos migrantes no hablan de las pésimas condiciones que les espera a los recién llegados, a los que todavía no han tomado la decisión de viajar. Se habla de esto o no? Pensando en esta pregunta recordé a un primo que me habló de su experiencia en Argentina: “yo sé que vas a sentirte sola cuando te vayas a Francia, lo sé bien porque lo he vivido, allá yo no tenía con quién hablar, había otra gente trabajando pero no era lo mismo no era como la familia”

Me habló de la soledad cuando estás lejos de tu familia, nunca me habló de las pésimas condiciones en las que tantos bolivianos trabajan en Argentina, al contrario solo dijo “el trabajo es duro pero se puede ahorrar, si quieres después te quedas y si no regresas... pero ya tienes algo”

Es esto mismo que repiten los migrantes de hoy a los que tienen planeado emprender el viaje? Quiere decir que cada uno está dispuesto a soportar cualquier cosa con tal de “ahorrar un poco”? O quiere decir que, a pesar de todo, mantienen la esperanza de que a ellos sí les irá mejor? O los del Sur siguen esperando que sus familiares del norte los lleven con ellos, algún día?

Un artículo publicado por Bernardo Kliksberg en abril 2008, habla de las remesas que miles de inmigrantes producen: “Los inmigrantes latinoamericanos en Estados Unidos y Europa envían a sus familiares y seres cercanos ocho veces por año pequeños giros. Hacen una diferencia crucial para los pobres de América latina...[...] ¿Qué las moviliza? ¿Por qué sin haberse puesto nunca de acuerdo, los millones de inmigrantes latinoamericanos pobres, desde Nueva York a Madrid, producen el mismo comportamiento? ¿Por qué envían de modo sostenido un porcentaje superior al 10% de sus limitados ingresos a sus familias y allegados?

Según todo indica, priman factores que las ortodoxias económicas consideran irrelevantes en economía: los valores éticos, familiares y de solidaridad. Esos valores intangibles impulsan este ingreso masivo de fondos que se ha convertido en fuente de divisas fundamental para la región. Se equivoca fuerte el pensamiento económico convencional cuando no hace ningún lugar para la ética en la economía...”

En cambio yo no tengo respuestas, solo había “olvidado” que la migración junto con todas sus consecuencias, para unos y otros, está presente en nuestro cotidiano si decidimos que así sea. Cuando compartí esta experiencia con otro amigo, me respondió: “No me sorprende, pero me lleva a la reflexión lo que nos toca hacer y que sólo la vida en su lucha nos hace sensibles. De pronto tu estadía y la mía son especiales y privilegiadas, no como las de los migrantes, pero nos toca reflexionar nuestras tareas...”

Hay quienes ya iniciaron esta reflexión y cada día alguien más se une, se convierte en acción y entonces el norte muestra, todavía con miedo, sus brazos de acogida, de solidaridad, ofrece oportunidades, trabajos dignos, ganas de volver al sur sin nada que pese sobre sus espaldas.

Nos toca reflexionar nuestras tareas....Esta frase me da vueltas en la cabeza, me recuerda los motivos por los que me negaba a venir a Francia y que hoy se convierten en los motivos por los que me quedo unos meses más, para ser parte del norte que sí cree en una igualdad de condiciones, en una vida más humana.

Susana Huarachi Quispe
Méry sur Oise - Francia

jueves, 17 de junio de 2010

así te has muerto, Henri Bossan


Te has muerto como viviste, Henri,
esperando a que llegaran los que andan más despacio,
los de las piernas torcidas, (de tanto andar)
los de sin piernas, (de andar tan lejos)
los de sin nadie:
para todos llegar, decías, (hacías)
para todos el mundo,
para todos el derecho y la ley.

Te has muerto, Henri,
y nos has dejado sin justicia y sin ternura,
y haciendo memoria de tus tirachinas:

me voy a encontrarles hasta el final del mundo,
de día o de noche, me voy a encontrarles
y de su miseria hacemos batalla:
de su hogar sin casa,
de su familia sin niños,
de su manos sin trabajo.
Y me voy otra vez y mil veces,
y nunca me olvido,
veinte años más tarde, no me olvido,
y hacemos batalla.

Te has muerto, Henri,
y has dejado a los pobres sin justicia, (y a los ricos.)
Y a nosotros sin postales y sin muñequitos,
nos has dejado sin tus manos de no hay tener si no es juntos,
sin tu todo lo podemos,
juntos.
Y nunca hicimos aquella paella que nos prometimos.

Así te has muerto, Henri,
así, enfermo,
así, pero esperando a que llegaran los que andan más despacio,
así, pero luchando:
una tumba para todos,
que no se quede muerto sin tumba,
que me pongan a mí en la tumba de todos,
en la tumba común de los pobres del mundo,
que me pongan,
que se haga justicia.

Así, mi amigo,
amigo nuestro,
así de grande y de bueno.
así te has ido, Henri Bossan,
así te has ido.

Beatriz Monje Barón
Méry sur Oise, Francia

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Henri Bossan (1938-2010) era voluntario permanente del Movimiento Internacional ATD Cuarto Mundo, dedicando su vida a la lucha contra la miseria y la promoción de los Derechos Humanos.

jueves, 10 de junio de 2010

Ágatha: El turno de los olvidados


…cada cierto tiempo, los olvidados del país ocupan las primeras planas de los periódicos, por las razones equivocadas.




Esto sucede, generalmente, cuando hay epidemias, huracanes, hambruna, guerras o erupciones volcánicas. Entonces le toca el turno a los relegados de la historia, a los más vulnerables, a los sin tierra, a los insalubres, a los sin techo, a los analfabetos, a los pobres. Es en estas circunstancias que, finalmente, acceden a los 15 minutos de gloria que por derecho les corresponden.

La erupción del Volcán de Pacaya y el paso de la tormenta Ágatha por el territorio guatemalteco nos han retratado de cuerpo entero. Desnudos, aparecemos ante nosotros mismos y ante el mundo como un país que no cuida a los suyos y que históricamente ha sostenido la exclusión y marginalidad de muchos. Por supuesto, desde el síndrome de infantilidad que nos caracteriza, la primera reacción de muchos ha sido buscar culpables únicos a quienes satanizar por lo sucedido hoy, como si levantar a un país no fuera una tarea histórica común de largo aliento.

…El huracán Mitch, en 1998; la tormenta tropical Stan, en el 2005, y ahora Ágatha y el Pacaya. No tenemos memoria; nos topamos tres y cuatro veces con la misma piedra. Por otra parte, hay cosas importantes de resaltar desde el ojo de una ciudadana común: una respuesta más rápida y organizada de la Conred, un trabajo más eficiente de las cuadrillas de caminos en calles y carreteras, y la actitud solidaria y desinteresada de la población, que no tiene más que ofrecer que una mano amiga. Y más allá de todo, la esperanza sostenida de que, aunque la naturaleza haga lo suyo, la próxima vez nos encuentre mejor preparados y más humanos.

*Extractos del artículo "El turno de los olvidados" escrito por Carolina Escobar Sarti - Guatemala. Publicado en Prensalibre.com (03/06/10) Foto: publicado en www.latribuna.hn (01/06/2010)

lunes, 3 de mayo de 2010

¡Debemos crear puentes!


Debería haber un puente entre tú y yo,
entre tus ideales y mi realidad,
entre tus buenas intenciones y mis miserias.
Un puente en el que antes que nada haya una clara trasparente empatía
que genere cercanía y comunicación,
que una nuestra parte humana.

Porque sino ¿cómo tirar los muros que nos separan?
¿cómo poder comprendernos con esta distancia?

Quieres ayudarme... pero antes, ¿no tendrás que comprenderme?
Ve mas allá de lo que te dice mi imagen, apuesta por mí,
porque cuando yo llego a ti ni siquiera yo creo en mí mismo...
Ten paciencia, no selecciones, porque soy una vida…
tal vez llena de errores ... sí, pero con oportunidad de cambio.
Necesito una oportunidad al cambio... necesito esperanza.

Tú estás y te dedicas a esto porque crees en ello,
Dame pues de beber en lo que crees y yo también creeré...
Porque me lo ‘’ Trasmites ‘’, riégame y creceré contigo.

No te pido que te desgastes conmigo, sino que me orientes,
que me ayudes o me acompañes... ahora me siento solo...
dentro de un vacío inmenso, lleno de dolor y desesperanza,
por favor ...
no te olvides de eso,
no te dejes llevar por una fría rutina laboral,
dame calor humano y consuelo,
no me mires como un número o un expediente más
porque hayas tenido un día cansino de trabajo.

Yo tengo conmigo muchos días vacíos en tristeza y soledad.
Tengo un nombre como tú también lo tienes y una esperanza como tú también la tienes
Ayúdame a aprender a ayudarme, ayúdame a encontrate para aprender a encontrarme.

Para todos aquellos profesionales que realmente desean serlo:
Sólo transmitiendo amor se rompen las distancias.

Leo Sánchez
Madrid, España

martes, 16 de febrero de 2010

Los 4 elementos

Tierra, Agua, Fuego, Aire

«La naturaleza se ensaña con los más pobres...», con los excluidos, con aquellos que viven en las afueras de la cuidad, en las periferias, en las partes más profundas o en lo más alto de las laderas. «Terrenos más baratos» como siempre, ahí donde nadie que tenga un poco más de suerte quiere ir.
La tierra tiembla y son las casitas precarias las primeras en desplomarse, los ríos suben y son las casitas de las riveras las primeras en ser arrasadas. El viento sopla y son los techitos de calamina y de cartón los primeros en alzar vuelo. Una chispa avivada para dar un poco de calor o saciar el hambre, pierde control a causa de la precariedad. Los cuatro elementos contra los más desvalidos.
Pasado el dolor de la constatación, vuelve la razón y me doy cuenta de que no son los cuatro elementos que generan la vida en esta tierra, los que se arrebaten contra los más abatidos. Somos nosotros, la «Sociedad», que nacimos con el idea de organizar de mejor manera la vida de nuestras comunidades, que cegados por el placer de la propiedad y de la seguridad de nuestros bienes, comenzamos a negar la participación de aquellos que eran menos afortunados que nosotros.
Lo peor de todo es que somos y siempre fuimos conscientes de que una vida en pobreza es muy dura y desgraciada, y por temor de caer en ella, cada vez ensanchamos más el abismo de las diferencias.
Cuántas veces hemos sido testigos del desalojo de familias que vivían en terrenos un día baldíos, sin agua, sin electricidad, sin nada, solos con la suerte de poder vivir bajo un techitos en familia; «Pero, al mismo tiempo, terrenos con futuro...», con proyectos, hasta que el capital llegue. Pero hay gente que no tiene capital para invertir, solo un sueño, el que va amasado poco a poco, y que cuando ve una puerta que es posible, decide arriesgar su sueño.
Familias que lo dejan todo, crédulos de las promesas, cierran un capítulo de su historia, confiados de un mejor porvernir. El sueño de una propiedad les hace abandonarlo todo para ir a vivir en otro lugar donde la tierra ni si quiera es habitable, donde el desarrollo no es posible. Y después pasa lo que pasa, techitos que vuelan, casitas que se deslizan, el agua que lo lleva todo sin dejar rastro, el fuego que devora las pequeña cobachita. Pedazos de tierra, baratos, tan baratos, que un día desaparecen.
¿Cómo hacer?¿Qué hacer?, para que esos sueños no se instalen de manera y en lugares tan precarios. La naturaleza nos lo da todo, y nos corresponde protegerla y compartirla de mejor manera.

Charo Carrasco Cuba
París - Francia

2 de feb 2010: Numerosas familias pobres pierden sus viviendas a causa de lluvias en Cusco-Perú.
12 de ene 2010: Terremoto en Puerto Principe -Haiti deja miles de familias sin vivienda.
2009 - 10: Pobladores de Chaco - Argentina carecen de agua, sus ríos están contaminados por arsénico.
2009 - 10: Familias en Tahilandia que viven en casas flotantes, ya no enseñan a nadar a sus hijos, a causa de las aguas contaminadas.
13 Jun 2007: Incendios que se suceden anualmente en los barrios empobrecidos de las ciudades de Panama y Colón.
11 Nov 2007: París acelera expulsión de familias pobres que viven a las afueras de la ciudad.
26 Dic 2001: Incendio destruye 150 casas pobres en capital Mexicana


viernes, 12 de febrero de 2010

La humanidad más allá de los escombros

De pan y arena que no están muertos.
La tierra ha temblado y ha parecido un accidente inútil. Todo ha quedado hecho escombros. Y sobre los escombros, y por abajo, y a los lados, parecía todo muerto. Haití.
Las puertas de las panaderías son coladeros de gentes. Cada mañana y cada noche atraen al público hambriento. El pan, en Dakar, sigue siendo dominio del pueblo. A ambos lados se puede ver, tendido, arrugado, avergonzado y sin vida. Es lo que llaman aquí el pan muerto. Este pan revive en su función multiusos. Este pan más allá del tiempo tiene la propiedad de ser más barato que el pan normal. Así, cuando la vida se convierte en accidente, cuando para algunos el dinero no puede asegurar la comida diaria, este pan se convierte en sustento de pobres. Además, sirve para mezclarse con cartón y otros productos y servir de alimento a las cabras y a las ovejas domésticas. Algunos viejos, aldeanos en su mayoría, prefieren este pan muerto. Pan de sus experiencias y de sus infancias. Pan de la textura de siempre, el que llega después de días a los pueblos alejados. Este pan no está muerto.
Más allá de las puertas, la calle. Dakar es una isla, casi. Los barrios de la periferia y los barrios populares son una inmensa playa. Aquí la arena es el dominio del pueblo que camina cansado. Poco a poco la urbanización ha ido ganando espacio a la ciudad tradicional. Los coches y los autobuses se han hecho más necesarios que los pies y por todas partes han nacido calles y callejas que permiten al transporte motorizado ganar la ciudad. Este progreso aún no ha llegado completamente a los barrios de la periferia, a Pikine. Y en estos barrios pocas son las calles asfaltadas.
Frente a la panadería de mi barrio la calle está asfaltada. Una excepción rodeada de callejuelas de arena. Así, frente a sus puertas, a orillas del asfalto, poco a poco la arena va arañando espacio. Hombres y mujeres inundan las calles reservadas a los vehículos, descansan su caminar pausado. Esta es la arena muerta. Se dice muerta porque ha perdido sus propiedades. Acostumbrada a vivir cerca de la polución y de los humos y aceites no sirve para absorber el agua, es impermeable.
Cerca de medio millón de personas vive con una parte de su casa inundada desde hace seis meses. Intermitentemente, desde hace veinte años. Accidente de la naturaleza, las lluvias. Los pobres recogen la arena muerta, semigratis, y rellenan los patios de sus casas, sus cuartos. Al realzar sus casas el agua busca lugares más bajos, la calle, la casa del vecino. Una parte de la vida renace, más tranquila.
El pan, la arena y los escombros son cosas. La gente hace vivir las cosas, las comparte, las vende, las usa, las revive. La gente vive con las cosas. Confundir la muerte de las cosas con la muerte de las gentes es vivir poseído por la acumulación. Los pobres saben de esto porque viven a pesar de la precariedad de las cosas. Tirar el pan o no sanear la arena de tu patio es una falta grave en Dakar, un pecado. El pan y la arena son sagrados en Senegal porque sirven a la vida.
Ni en Haití ni en tantos otros lugares la humanidad ha muerto bajo los escombros. Porque la voluntad de vida pervive en hombres, mujeres y niños. Ojos brillantes, piel tersa. A la luz de sus sufrimientos y esperanzas, bajo las estrellas, piensan una humanidad nueva más allá de la escasez de las cosas.
Dakar, febrero 2009
Jaime Solo