lunes, 21 de mayo de 2012

Víctimas de un incendio ¿y de un realojo forzoso?



Más de 5.000 personas están esperando volver al barrio para reconstruir sus casas.


Imagen tomada de http://www.nationalpost.com/ del 11/05/12

El pasado 11 de mayo, un incendio destruyó más de 500 casas en el barrio Isla Puting Bato – Tondo (un área ilegal muy pobre en uno de los puertos de Manila) dejando sin hogar a más de 5.000 personas entre adultos y niños.

Toda esa gente está alojada en un complejo deportivo de la zona. Tres miembros de ATD Filipinas fuimos a visitar el lugar por invitación de Marlon, miembro de UPA (Urban Poor Associates), que trabaja desde largo tiempo con el barrio afectado. Marlon está preocupado “muchas ONGs están ayudando con comida, incluso la alcaldía pero nadie ha hablado del problema de vivienda”.


El incendió sucedido en Tondo obligó a los habitantes a abandonar el lugar y hoy por hoy no se les permite volver al sitio para reconstruir sus casas. Dónde irá toda esta gente? Un realojo (casi forzado) está en vistas de ser aprobado. Pero la respuesta de los damnificados es firme y concreta: “No queremos realojo, queremos volver al lugar para reconstruir”

Desde hace varios años se han producido varias demoliciones–realojo de áreas ilegales donde la gente muy pobre vive hacinada, pero con los que los habitantes de esos lugares no están de acuerdo. Así que vuelven a instalarse en los tugurios; el último sucedió en Parañaque (cerca de Manila) el pasado 23 de abril; los habitantes del lugar se opusieron y el hecho se convirtió en uno de los más violentos desalojos.

Unos días después el gobierno declaró que ninguna demolición está permitida en el futuro hasta que se encuentren mejores soluciones al problema de los suburbios en todo el país. Por lo tanto tampoco más realojos? El asunto no quedó claro en este aspecto. 

Marlon nos explicó que hay rumores de que el incendio fue provocado por las autoridades portuarias con el fin de demoler todo el barrio (el área pertenece a Philippines Port Autority) y así comenzar la modernización del Puerto. Por eso la decisión de no dejar volver a la gente que vivía allí.

Pero ¿por qué la gente prefiere volver a un área ilegal en vez de aceptar un realojo?

Para explicarlo mejor, les traduzco algunos extractos de un artículo publicado en un blog en 2007:

“Realojo. Eso es todo. Eso es todo lo que hacen. Es la única solución. Como si trasladando a esa gente a un lugar donde no podamos verlos, donde los extranjeros no puedan verlos, seremos muy pronto un país del primer mundo. Así no funciona. Todavía no he oído sobre algun realojo que haya sido exitoso...

El problema con los realojos es que la gran mayoría de esa gente está muy arraigada al lugar donde viven. Allí es donde trabajan, donde sus hijos van a la escuela, y es donde probablemente encontrarán trabajo y comida. Cuando se realoja a esa gente, ¿nos aseguramos que el nuevo lugar cuente con los servicios básicos mínimamente? ¿Tendrán trabajo allí donde se trasladarán? ¿qué hay sobre sus hijos? ¿podrán ir a la escuela? ¿cuáles son las probabilidades de que no vuelvan a las áreas ilegales? ¿se toman en cuenta estos asuntos a la hora de un relojo?*

Doña Sara, nos da la misma respuesta en dos frases concretas. Ella no fue víctima del incendio pero vive en un área ilegal y muy pobre:
“Gusto kong magkaroon ng sariling bahay para magkaroon ng kinabukasan ang mga anak ko”**
- Quisiera tener mi propia casa algún día, así mis hijos tendrían un futuro-

Kami po ay matagal na rito sa community namin, pero kung mayron magbigay ng pabahay sa amin at kabuhayan ay papayag din kami na lumabas ng community at pumunta sa ibang lugar
Hemos vivido en esta comunidad mucho tiempo, pero si alguien nos diera una vivienda y los medios necesarios para subsistir y tender una vida decente, entonces estaríamos de acuerdo en dejar la comunidad y ser realojados en otro lugar.

Entonces, no es que no quieran un realojo, es que saben lo que allí les espera y otra vez se ven obligados a decir “no queremos realojo, queremos volver para reconstruir”


Susana Huarachi Quispe
Manila – Filipinas

*La traducción inglés-español es propia por lo que puede contener faltas, el link del blog en inglés es este:
** La traducción filipino-español, viene de una versión filipino-inglés.




martes, 15 de mayo de 2012

Hacia atrás

(Este texto está escrito desde Europa, y más en concreto desde España, por lo que puede no resultar del todo exacto leído desde otras latitudes)

La historia del Movimiento Cuarto Mundo ha estado llena de desafíos, de retos que parecieron sueños inalcanzables hasta que se hicieron realidad dejando el hueco a nuevos desafíos, ya que la lucha contra la extrema pobreza exige un largo recorrido para avanzar de manera real. Pero estos avances se han ido produciendo, aunque fuera poco a poco, acompañados por un contexto de progreso y desarrollo económico y social más o menos continuo.

Sin embargo, la situación ahora es nueva, al menos en Europa. Tras estas décadas de desarrollo, aún con altibajos, vamos entrando en una dinámica de retroceso y cuestionamiento de los derechos y progresos adquiridos. Así, hace pocos días se realizaba la revisión de España por parte del Comité de las Naciones Unidas para los Derechos Económicos, Sociales y Culturales, y varias entidades avisaban a través de un informe colectivo sobre cómo se están poniendo en peligro bajo el paraguas de la crisis.

Por poner algunos ejemplos, tras haber consolidado un Sistema Nacional de Salud universal y accesible para cualquier persona que viviera en el país, se quiere dejar ahora fuera de éste a l@s migrantes que no han regularizado su situación; mientras, en Educación se están promoviendo reformas que disminuyen las becas y encarecen la matrícula de acceso, al mismo tiempo que se invierte dinero en crear centros para quienes sacan mejores notas con la excusa de “promover la excelencia”. Se dificulta así el ejercicio del derecho a la educación para quienes tienen menos ingresos, y los recursos públicos priorizan a aquellos que tienen más éxito, y no a quienes tienen más dificultades.

Lo más indignante de todo esto es que se puedan plantear reformas de este calado, discriminatorias y exclusivistas, que rompen con la idea de solidaridad social por la cual tantas personas han luchado, sabiendo que son aceptadas por un porcentaje importante de la población. Pero al mismo tiempo esto es esperable, ya que esta dinámica casa perfectamente con el funcionamiento neoliberal al que ya estamos tan acostumbrados.

De hecho, cuando los recursos y las ayudas sociales escasean, se potencia el “sálvese quien pueda”, tanto a nivel individual como colectivo. Así, se favorecen relaciones con quiénes existe un reconocimiento mutuo, de manera que se refuerza una alianza entre la clase media “caída” y aquella que gestiona gran parte de las ayudas para quienes viven en situaciones de pobreza, mientras que las personas con más dificultades, más lejanas a lo que se considera “la normalidad”, ven agudizada su exclusión.

Frente a esta situación, las familias que viven en situación de extrema pobreza nos aportan algunas claves necesarias para entender la situación actual. Por un lado, al expresar con tanta claridad el sinsentido que estamos viviendo hemos dado un paso adelante para dar ahora dos pasos atrás”. Por otro, al recordarnos la necesidad imperiosa de superar las fracturas y unirnos para ser más potentes”, “juntándonos con personas que era impensable que estuviéramos juntas”.

Mientras no incorporemos este cuestionamiento a nuestra reflexión, mientras no seamos capaces de apostar por planes de desarrollo que consigan afianzar los logros que se consigan y trabajar de manera conjunta sin dejar a nadie fuera de este proceso, apoyándonos así en las capacidades de tod@s, no conseguiremos pisar la tierra firme necesaria para marcar un camino claro. Necesitamos esos puntos de apoyo.

Dani García
Madrid - España

lunes, 7 de mayo de 2012

Ser o tener


Esta vez no escribo yo, propongo una lectura de Manuel José Arce, hace un año Max Araujo nos propuso una lectura del mismo escritor. Esta vez propongo una que tiene que ver con estas sociedades que envían mensajes de “competitividad” por todas partes, mucho más de lo que nos invita a ser solidarios.
Linda Aura García Arenas - Guatemala

Ser o tener.
¿Qué vas a ser de grande? Tal la pregunta que pronuncian los adultos, con una sonrisa benevolente, frente al deslumbramiento que una mañana virgen, inmenso, enciende espejismos en los ojos del niño.

Qué vas a ser.

Pero, con frecuencia, el niño confunde -al igual que el adulto- el ser con tener.

-Cuando sea grande tendré un carro como mi papá, y una refrigeradora llena para mí solo, y una pistola grande de verdad, y una gran botella de whisky.

Porque frente a los ojos limpios y asombrados del niño, cada día se planta, inexorable, la prisa de los adultos por tener cosas, por llenar de objetos su gran vacío de insatisfacción vital.

Y es que, además el tener y el no tener determinan lo que es nuestro mundo: se es pobre porque no se tiene, se es rico porque se tiene. Y se plantean, entonces, contradicciones maravillosas. Ya no se es médico, digamos a guisa de ejemplo, porque se sabe curar, sino porque se tiene el título de médico. Cada día vale menos lo inteligente que se sea, sino se posee, además el cartón impreso, el objeto de uso en el que unas firmas y unos sellos así lo testifican. Y en aras del tener se sacrifica muchas veces todo.

La honorabilidad, la decencia, la amistad, la lealtad y tantas otras cualidades más que resultan a veces obstáculos en la veloz carrera posesiva. Al grado de que la antigua expresión de "Soy pobre pero honrado" está en calidad de obsoleta: muchas veces se es "Pobre por honrado" y resulta más propio decir: "Soy rico pero honrado".

Y volviendo al principio, la importancia del tener algo sobre el ser algo se le inculca al niño desde que no se le trata de impulsar a que aprenda sino a que gane el año escolar, cuando el niño nota que la intención de sus padres no es la de darle conocimientos que contribuyan a su formación, sino de ponerlo en posesión, lo antes posible, de los requisitos que la sociedad exige para terminar con una vida más o menos decorosa. Y ¿qué es la vida decorosa? La posesión de casa, carro, televisor, chalet de descanso, lancha, teléfono, trajes a la moda, mausoleo propio. Es decir, la deformación tiene una clara finalidad: No es la de hacer gente capaz de la felicidad, sino gente con poder adquisitivo: consumidores.

Se me antoja pensar que mucho de eso hay en el desencantado rechazo de cierta juventud contra un modo de prosperidad feroz. Son muchos que quieren ser, hacer, vivir consciente y plenamente. En lugar de esto, la sociedad los satura de objetos, de juguetes para adultos, los obliga a ser permanentes compradores.

Un sobrino mío, patojo muy inteligente, dio una respuesta hace unos años que me erizó los pelos.
 
-¿Qué quieres ser de grande?- le preguntamos. 

-Quiero ser libre- respondió.