martes, 6 de octubre de 2009

Ponerse a su lado, no para compadecernos

El 14 de septiembre se murió – demasiadas cosas por hacer- Alain, uno de esos soñadores de un mundo mejor, hacedores de un mundo mejor, uno de esos valientes que no dejan de creerse que con sus propias fuerzas podrán contribuir a un mundo sin miseria, uno de esos que deciden – de una vez por todas- ponerse del lado de los que todos han abandonado, de los nadies del mundo. Uno de pocos.
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Esta mañana Masseke dice:
- El día amanece sobre este sueño. Lo que os propongo es este sueño para todos. Si el sueño es bueno, todo el mundo lo aprovecha.
Alain Genin. (2002). Mossangue, el viejo pigmeo. Crónica de la vida ordinaria.
Sueñan las pulgas con comprarse un perro y sueñan los nadies con salir de pobres, que algún mágico día llueva de pronto la buena suerte, que llueva a cántaros la buena suerte; pero la buena suerte no llueve ayer, ni hoy, ni mañana, ni nunca, ni en lloviznita cae del cielo la buena suerte, por mucho que los nadies la llamen y aunque les pique la mano izquierda, o se levanten con el pie derecho, o empiecen el año cambiando de escoba.
Los nadies: los hijos de nadie, los dueños de nada.
Los nadies: los ningunos, los ninguneados, corriendo la liebre, muriendo la vida, jodidos, rejodidos:
Que no son, aunque sean.
Que no hablan idiomas, sino dialectos.
Que no profesan religiones, sino supersticiones.
Que no hacen arte, sino artesanía.
Que no practican cultura, sino folklore.
Que no son seres humanos, sino recursos humanos.
Que no tienen cara, sino brazos.
Que no tienen nombre, sino número.
Que no figuran en la historia universal, sino en la crónica roja de la prensa local.
Los nadies, que cuestan menos que la bala que los mata.
Eduardo Galeano.(1989). El libro de los abrazos.

Todos los nadies del mundo te echamos de menos Alain
Leo Sanchez, 2009.
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Ponerse del lado de aquel hombre pobre que encontré en las calles de Londres, siempre buscando como sentirse útil, cómo lograr trabajar –sobreviviendo tantos desprecios-, cómo volver a encontrar a su familia; del lado de las familias que tenían ya demasiado poco debajo del puente en Manila – tan poco que duele pensarlo - y que lo han perdido todo a causa el tifón Ondoy; del lado de aquella madre humillada en el Perú por no tener el dinero para comprar las medicinas para curar a su hijito –como si el dolor no fuera ya suficiente. Ponerse a su lado, no para compadecernos. Ponerse a tu lado Leo, para repensar el mundo juntas.
Como tú Alain, uno de pocos, siempre repensando el mundo.

Beatriz Monje Barón
Méry-sur-Oise, Francia

Alain Genin nació en Bélgica en 1952, haciéndose voluntario permanente del Movimiento Internacional ATD Cuarto Mundo en 1980, un compromiso de presencia y trabajo al lado de los más pobres del mundo -en Francia, Canada, República Centroafricana, Bolivia y su Bélgica natal- que se extendió hasta el día de su muerte, casi 30 años después.