lunes, 27 de febrero de 2012

Materiales escolares, uniformes ….¿quedarse callado y aceptar?

En el Perú se inicia el año escolar en marzo, como falta poco, los padres empiezan a prepararse para recibir la temible lista de útiles y compra de uniformes. Digo temible, porque son de carácter autoritario, donde el padre de familia solo debe cumplir y comprar, muy poco importa si éste puede (condición económica) o si podría usar su ingenio (realizar el uniforme de su hijo por ejemplo).

Se podría decir que este tipo de decisiones que van desde la escuela y que da su venia el Ministerio de Educación, (pues no tiene una posición clara al respecto), empieza a debilitar o anular la participación de los padres de familia en la educación de sus hijos, específicamente en la escuela, se les mina ese derecho, pues los pocos que se animan a reclamar quedan en el camino, ya que la frase por excelencia es “Hay otras escuelas, puedes llevar ahí a tu hijo (a)”.

La compra de los materiales educativos y uniformes se exige que se haga en un lugar específico (tienda, librería, editorial, sastrería, o una marca por ejemplo Faber Castell), ya que se tiene algún convenio interno de por medio, dando pie a un círculo de corrupción donde el padre de familia y los estudiantes muy poco pueden hacer… y surge el derecho que aún no es legal pero es el más ejercido: “quedarse callado y aceptar”

¿Tremendo no?, sin embargo, tal parece que lo que acabo de escribir empezará a cambiar. Una clara muestra es que a través de varias denuncias y el seguimiento de algunos padres de familia se ha llegado a descubrir una mafia editorial (http://elcomercio.pe/tag/256255/mafia-en-texto-escolares), donde de manera irregular y en convenio con los colegios privados se vendía textos escolares; incluso hay voces que enuncian que estas editoriales habrían pagado a los colegios comisiones de hasta 40 millones de soles al año.

Ahora solo hace falta que exista voluntad y decisión política de cambio y freno a la corrupción en el sistema educativo, y que se construya realmente una comunidad educativa donde el padre de familia y el estudiante tengan voz y decisión.


Un gran abrazo
Sandra Ochoa
Desde Cusco - Perú

lunes, 20 de febrero de 2012

Fiestas: una pausa en la realidad

Una fiesta, es solamente un pausa en la realidad, un tiempo fuera del tiempo, un escape a lo que no queremos ver y lo que queremos esconder. Es un corto tiempo que cuando llega a su fin, todo regresa a su estado original...

Así nos lo recuerda Luciano Olazabal desde Madrid a través de sus dibujos:


Hasta la próxima

lunes, 13 de febrero de 2012

¿QUÉ OPORTUNIDADES HAY PARA LA JUVENTUD?

El ciclo escolar ha iniciado en nuestro país. Una madre de familia me comentaba: “He ido a inscribir a mi hijo en primero básico y no lo han aceptado porque tiene quince años”.

El sistema educativo tiene establecido que un alumno debe terminar primaria a los doce o trece años. Ésta es la edad ideal para ingresar a primero básico y terminar una carrera a los dieciocho o diecinueve años. Pero ¿Qué de aquellos jóvenes como éste, que tuvo muchas desventajas en su paso por las aulas y que no le permitieron avanzar normalmente y terminar a la edad estipulada? ¿No son éstos de aquellos a quienes les fue difícil encontrar su lugar en la escuela? ¿Por qué se le ha de negar el ingreso a otro nivel cuando no es él el único culpable? ¿Qué otras opciones podrán encontrar estos jóvenes si no es posible su ingreso al nivel escolar que les corresponde?

Como esta madre, hay muchas familias que están en la misma situación. Pagar un centro educativo privado es imposible para los más pobres. Las cuotas mensuales en estos establecimientos son inaccesibles.

Aun cuando el sistema nacional no es el más eficiente, no hay otra opción. Los niños y jóvenes deben ingresar a pesar, que se sabe, no saldrán muy bien preparados académicamente o que dentro de estos establecimientos hay peligros que no se pueden evitar.

Las desigualdades son muy evidentes. Los padres siguen con incertidumbres. No se han puesto en marcha programas para aquellos jóvenes que no han podido, por diferentes razones, ingresar al sistema ni para aquellos que, cuando han ingresado y superado todas las dificultades para mantenerse en la escuela y egresar de sexto primaria, cuentan con una edad que supera la establecida. Aun cuando existen las escuelas nocturnas, no son la mejor opción por la inseguridad que se vive.

Conozco muchos jóvenes que se encuentran lamentando no haber estudiado, aun cuando son capaces de hacerlo. Una madre de familia comentaba: “si yo hubiera tenido la oportunidad de estudiar, habría llegado muy lejos.” Y no lo dudo, es una mujer con una inteligencia sorprendente pero que, lamentablemente, no tuvo la oportunidad de mantenerse en la escuela y terminar sus estudios. Ahora su vida es mucho más difícil por no poseer un grado académico que le permita obtener una oportunidad de trabajo formal.

Hace unos días se dio a conocer en nuestro país la Primera Encuesta Nacional de la Juventud, la que revela datos impactantes relacionados con este sector de la población. Este documento es el primero que se realiza en la historia nacional y menciona que de los 14 millones de guatemaltecos, más de diez son menores de 30 años y de ellos muchos miles, no saben leer ni escribir; y solo uno de cada cien jóvenes de nivel socioeconómico bajo logra terminar la Universidad. Es una realidad muy fuerte.

Con todo este panorama, muchos seguimos echando la culpa a los jóvenes por la violencia que se vive en nuestro país, sin pensar que no son ellos los únicos culpables por no encontrar alternativas en un país donde la prioridad tendría que ser ellos.

Termino con esta frase: No hay jóvenes malos, sino jóvenes mal orientados y (le agregaría) sin oportunidades.


Elda Nohemí García
Escuintla, Guatemala