jueves, 10 de diciembre de 2009

Al señor Ban Ki-moon

Que nunca sabrá por qué no hubiera sido una cita más
En Ginebra, del 7 al 9 de diciembre un grupo de niños y adultos, cuarenta en total, provenientes de Bolivia, Burkina Faso, República Democrática del Congo, Francia, Haití, Irlanda, Filipinas, Polonia, República de Mauricio, Suiza y Estados Unidos todos ellos viviendo en situación de pobreza extrema, se han reunido para presentar el trabajo realizado durante este año del 20º aniversario de la Convención sobre los Derechos del Niño a la oficina de la Alta Comisionada para los Derechos Humanos.
La propuesta inicial era un encuentro con el señor Ban Ki-moon, secretario general de la ONU, pero no ha sido posible incluir en la cargada agenda del secretario general una cita más.
Pero, ¿realmente hubiera sido una cita más? Las personas que viven en la pobreza extrema viven un cotidiano imposible, no tienen agenda, pero cada minuto de su jornada está ocupado. Conseguir el dinero necesario para la comida, el alquiler, la ropa, los gastos escolares, las medicinas, ir a buscar agua o combustible… comen su tiempo y sus energías. Poco queda para sentarse y dialogar, para informarse sobre los retos que enfrenta el mundo o las cuestiones importantes para el pueblo, el barrio, la comunidad, para formarse, para militar… Sin embargo, este grupo está formado de personas que lo han hecho, a lo largo de los años han ido rascando segundos al minutero, han ganado al cansancio y al desánimo, a la ignorancia, a la vergüenza y a la exclusión y se han juntado, este año en concreto, para analizar la Convención sobre los Derechos del Niño.
Utilizamos nuestra experiencia de vida para analizar y comprender mejor la Convención (…) y su importancia para nuestros hijos y nuestras familias. Hemos elaborado varias propuestas para que se respeten todos los artículos para todos los niños. Nuestro diálogo ha puesto de relieve la indivisibilidad los derechos humanos y el vínculo fundamental entre los derechos del niño y nuestros derechos y responsabilidades como padres”.
No hubiera sido una cita más.
Personas con la formación, la experiencia y las ganas necesarias para ser secretario de la ONU hay muchas en el mundo. Personas que vivan en la pobreza extrema y que hayan aceptado la aventura de aprender, formarse y militar por los derechos de todos los ciudadanos hay muy pocas en el mundo y no duran mucho porque las condiciones extremas en las que viven hacen que su vida sea corta.

Cristina Diez, desde Madrid

martes, 6 de octubre de 2009

Ponerse a su lado, no para compadecernos

El 14 de septiembre se murió – demasiadas cosas por hacer- Alain, uno de esos soñadores de un mundo mejor, hacedores de un mundo mejor, uno de esos valientes que no dejan de creerse que con sus propias fuerzas podrán contribuir a un mundo sin miseria, uno de esos que deciden – de una vez por todas- ponerse del lado de los que todos han abandonado, de los nadies del mundo. Uno de pocos.
***
Esta mañana Masseke dice:
- El día amanece sobre este sueño. Lo que os propongo es este sueño para todos. Si el sueño es bueno, todo el mundo lo aprovecha.
Alain Genin. (2002). Mossangue, el viejo pigmeo. Crónica de la vida ordinaria.
Sueñan las pulgas con comprarse un perro y sueñan los nadies con salir de pobres, que algún mágico día llueva de pronto la buena suerte, que llueva a cántaros la buena suerte; pero la buena suerte no llueve ayer, ni hoy, ni mañana, ni nunca, ni en lloviznita cae del cielo la buena suerte, por mucho que los nadies la llamen y aunque les pique la mano izquierda, o se levanten con el pie derecho, o empiecen el año cambiando de escoba.
Los nadies: los hijos de nadie, los dueños de nada.
Los nadies: los ningunos, los ninguneados, corriendo la liebre, muriendo la vida, jodidos, rejodidos:
Que no son, aunque sean.
Que no hablan idiomas, sino dialectos.
Que no profesan religiones, sino supersticiones.
Que no hacen arte, sino artesanía.
Que no practican cultura, sino folklore.
Que no son seres humanos, sino recursos humanos.
Que no tienen cara, sino brazos.
Que no tienen nombre, sino número.
Que no figuran en la historia universal, sino en la crónica roja de la prensa local.
Los nadies, que cuestan menos que la bala que los mata.
Eduardo Galeano.(1989). El libro de los abrazos.

Todos los nadies del mundo te echamos de menos Alain
Leo Sanchez, 2009.
***
Ponerse del lado de aquel hombre pobre que encontré en las calles de Londres, siempre buscando como sentirse útil, cómo lograr trabajar –sobreviviendo tantos desprecios-, cómo volver a encontrar a su familia; del lado de las familias que tenían ya demasiado poco debajo del puente en Manila – tan poco que duele pensarlo - y que lo han perdido todo a causa el tifón Ondoy; del lado de aquella madre humillada en el Perú por no tener el dinero para comprar las medicinas para curar a su hijito –como si el dolor no fuera ya suficiente. Ponerse a su lado, no para compadecernos. Ponerse a tu lado Leo, para repensar el mundo juntas.
Como tú Alain, uno de pocos, siempre repensando el mundo.

Beatriz Monje Barón
Méry-sur-Oise, Francia

Alain Genin nació en Bélgica en 1952, haciéndose voluntario permanente del Movimiento Internacional ATD Cuarto Mundo en 1980, un compromiso de presencia y trabajo al lado de los más pobres del mundo -en Francia, Canada, República Centroafricana, Bolivia y su Bélgica natal- que se extendió hasta el día de su muerte, casi 30 años después.

lunes, 31 de agosto de 2009

Hambre en Guatemala

La noticia le ha dado la vuelta al mundo. Nuevamente somos foco de atención. En este hermoso, pequeño y complicado país hay hambre. El fenómeno del niño, la situación económica mundial y la disminución de los envíos en dinero de los inmigrantes son la causa. El fenómeno del niño porque alteró el ciclo de las lluvias, como consecuencia las siembras de maíz y frijol se han secado. La situación económica mundial porque se ha incrementado el número de pobres y de personas que viven en la extrema pobreza ya que el tráfico comercial ha disminuido. La baja en las remesas familiares porque muchos inmigrantes en Estados Unidos y en Europa se quedaron sin trabajo o porque han sido deportados.

El caso es que estos son los titulares de prensa, pero la verdad es que siempre ha habido hambre en Guatemala. Esto no es nada nuevo. Desde hace siglos hay sectores de la población guatemalteca que han padecido hambre y desnutrición crónica, millones han muerto por ello. No se está descubriendo el agua azucarada. La falta de políticas claras, en cuanto la lucha contra la pobreza, la exclusión y el racismo son, entre otras, las verdaderas causas. Mientras las condiciones económicas sociales y políticas de ese sector de la población, casi un sesenta por ciento, no cambien, tendremos hambre y desnutrición.

Pero esto no es exclusivo de Guatemala, otros países están en la misma situación. ¿Qué debemos hacer entonces? Mi respuesta es denunciarlo una y otra vez. Pero no sólo eso, también hacer propuestas, proponer soluciones, asumir compromisos, porque la indiferencia también es una de las causas de nuestros problemas estructurales. Hemos dejado “la solución” de los problemas a los otros, y “¿nosotros qué?”.
Cada uno tiene su propia respuesta, yo solo lanzo el reto.

Ah, y se me olvidaba decirle que yo también tengo hambre, pero “de justicia social” y ¿usted?

Max Araujo

Guatemala, 28 de agosto de 2009

martes, 18 de agosto de 2009

«El Arte como un medio de lucha contra la miseria»

Es una idea que vive en mi interior desde que conocí el Movimiento ATD Cuarto Mundo, la encontré siempre como una propuesta interesante , diferente, aunque no la entendía muy bien.
  • De acuerdo, es interesante pero..., ¿Cómo puede el arte sacar a una persona de la miseria?
Del 2003 a 2006, trabajé con un grupo de señoras en un barrio pobre de la ciudad de El Alto, en Bolivia. Nos reunimos en torno a un proyecto de tejido de chompas en lana de oveja.

Nuestro grupo no estaba liderado por alguien con experiencia en este arte. Entre las participantes, sólo dos o tres habían trabajado como tejedoras para alguna cooperativa, unas cinco tejían en casa para sus hijos y otras seis nunca habían aprendido a tejer. En conclusión, sólo eramos un grupo de barrio delante de una gran ambición: «Aprender, tejer y vender nuestras chompas».

Para el equipo con el que trabajaba, la primera ambición era permitir a las mujeres conocerse entre ellas, pues el barrio de Urkupiña estaba integrado por familias migrantes que, a pesar de vivir 5 u 8 años en el barrio, no se conocían entre ellas. La segunda ambición era permitir la creación de lazos solidarios, que les permitieran sostenerse la unas a las otras y compartir sus saberes. Por esta razón, nunca contratamos un profesional para impartir el taller de tejido.
 
El taller no duró mucho tiempo, tampoco obtuvimos grandes ganancias, sin embargo, el grupo de mujeres creció y comenzó a establecerse. Entonces propusimos un nuevo proyecto de reciclaje de materiales. Para este segundo taller, contamos con el apoyo de una persona que conocía técnicas de reciclaje, La primera propuesta era muy sencilla. Para el acabado, las mujeres debían pintar motivos sobre bandejas. Los resultado no fueron grandes obras de arte, pero fueron muy importantes, pues las manos que pintaron esos motivos jamás o muy pocas veces antes habían manejado un pincel. La segunda parte del taller consistía en la imitación del tejido en mimbre, en base al enrollado de papel periódico. Esta vez los avances comenzaron a sentirse, habían trabajos con muy buen acabado.
 
En el periodo siguiente, reorganizamos al grupo, esta vez cada una debía inscribirse y pagar una aportación, pues contrataríamos a un profesional de las artes manuales. Para nosotros, los animadores era un riesgo, quizá la idea de un profesional y el pago de una contribución podría distanciar del grupo a algunas mujeres. Contrariamente a nuestros temores, la propuesta tubo buena acogida, incluso invitaron a personas de barrios aledaños.
El ritmo de taller cambió, las consignas eran precisas y había una exigencia en la calidad de los trabajos. Los otros dos talleres, que continuaron con esta misma dinámica fueron de muy buen nivel, (creación de calzados en croché y pintura en tela).
Una tarde, mirando las fotos de todos nuestros talleres y de las dos o tres exposiciones que montamos, Luisa me dijo: «Yo no quiero ver las primeras fotos, quiero ver las últimas y tener copia de ellas, porque ni yo misma cuando veo estas pinturas, puedo creer que fuí yo quien las pintó» Otra señora que había dejado de venir a nuestro taller me dijo: «Lo siento mucho, pero ya no puedo venir, estoy trabajando para una cooperativa de tejido de macramé para mantas». Entonces, con alegría recordé que esa misma mujer hace dos años atrás, venía al taller de tejido, y que en la primera etapa sólo venía para ver y compartir momentos con nosotros, y después poco a poco comenzó a integrarse.
 
La miseria, no sólo es la carencia material, es la inseguridad total, incluso para los actos más sencillos. Para mí, luchar contra la miseria no sólo es acabar con esa carencia material, es además luchar contra el abandono y la incredibilidad en la que viven las personas en miseria. En la última etapa en la que acompañé a este grupo de mujeres, confirmé, cómo aquellas manos toscas, endurecidas por al acciones cotidianas habían recuperado su sensibilidad, su suavidad, su elegancia, para usar un pincel. Pero lo que realmente descubrí maravillada fueron, esas mujeres. Algo profundo había cambiado en ellas, ya no eran esas mujeres que se quedaban encerradas en casa, que no osaban salir más allá de su barrio. Muchas habían encontrado un trabajo, otras formaban ahora parte de los comités solidarios del municipio. La oscuridad en la que vivían se había iluminado gracias a ellas mismas.
 
Estoy convencida de que el arte vive en cada uno de nosotros. Somos como la tierra virgen, sólo debemos escarbar un poco en las profundidad de nuestro ser para descubrir una mina de algo precioso (el dibujo, la pintura, lo manual, el canto, el teatro, la poesía. etc.). Nadie es nulo, todos tenemos talentos que no hemos descubiertos, y debemos aprovechar y dejar aprovechar a los otros cada ocasión para descubrirlos.

"Pintar me hace olvidar todo, por unos instantes sólo vivio para pintar" Bertha (integrante del taller de Artesanías - Bolivia)

Charo Carrasco.
Desde Francia

lunes, 17 de agosto de 2009

El niño es la sonrisa del mundo

Cristian ( niño de Urkupiña, El Alto - Bolivia)

De acuerdo al informe del seminario sub regional de América sobre la implementación de recomendaciones del comité de los derechos del niño1, 2006,  expresan que la  extrema pobreza azota desproporcionalmente a la infancia, pues son dos niños de cada cinco personas que están en  extrema pobreza,  además de ser uno de los sectores más desprotegidos socialmente.

Tras estas cifras se puede ver a Huguette preguntando: “¿y yo no tengo derecho a comer?”,   Nono que soñaba con crecer rápido para ayudar a su madre  (Carta a nuestros amigos en el mundo Nº 15; ATD Cuarto Mundo 1988) o Scarleth aconsejando  “que hay que saber levantarse y a mal tiempo buena cara” (respuesta a la carta de Mackenson; Tapori 2008).

En la India se dice: “El niño es la sonrisa del mundo”, es esta sonrisa  su fuerza y ella acaba con la violencia, odio, exclusión  logrando que los adultos se encuentren entre sí. 

Toda sociedad debería fundar sus esperanzas en los niños  y hacer de ellos la fuente de su desarrollo. Cuando se olvida a los niños no solamente el mundo no se renueva sino que no crece. Los niños son el presente y el mañana de la humanidad…. eso nos recuerdan día a día los niños que están en la miseria (Movimiento Internacional ATD Cuarto Mundo).

Tantos niños en condiciones tan difíciles nos plantean preguntas fundamentales porque a costa de ellos se construye la sociedad. La terrible realidad de sus vidas, ¿nos hace descubrir lo que hacemos vivir a todos los niños? pues todos, ricos o no son dependientes de los adultos y de su medio.

Los niños sueñan y se esfuerzan por construir un mundo más justo y humano, pero necesitan conocer sus realidades, sus vidas, sus luchas, sus sueños para compartir y ver que no están solos, es así que nace la  corriente mundial de amistad Tapori2, que reúne a niños de diferentes procedencias sociales, culturales y económicas.

Estamos convencidos que la infancia que sufre el azote de la miseria es la que lucha más por salir de ella, pero esta lucha cobra mayor fuerza e impacto cuando niños que tienen condiciones más favorables conocen realidades difíciles que sufren otros niños y se unen para construir una realidad justa para todos. Esta unión genera esperanza porque se ve que es posible convivir entre todos y que el tesoro más grande es “la vida”, y eso nos muestra día a día la infancia.

  

La Paz -  Bolivia, 16 de agosto
Maria Sandra Ochoa Ramos


1 Durante el texto me referiré a niñas y niños en género masculino, por facilidad en la escritura y lectura.
2 Más información: www.tapori.org    ;  hispano@tapori.org

viernes, 24 de julio de 2009

Aprendiendo valores

La tasa de nacimiento en España es de 1,46 hijos por mujer. Esta cifra ha aumentado en los últimos años gracias a la población emigrante. Así todo no es una tasa de nacimiento suficientemente elevada como para evitar el envejecimiento de nuestra población.

¿Por qué los españoles tenemos tan pocos hijos?

No es una pregunta que tenga una respuesta fácil. Una de las razones puede ser que el Estado español sólo gasta un 0,52% del PIB en prestaciones familiares, muy por debajo de la media europea que se encuentra en el 2,2% del PIB. Si hablas con los padres y futuros padres dicen a su manera lo que dicen los datos: hay muy pocas facilidades, es muy difícil conciliar la vida laboral con la familiar, para qué tener hijos si tienen que pasar doce horas al día en una guardería... También dicen que es muy caro mantener a los hijos, es mucho trabajo y hay que renunciar a muchas cosas.

Y es en este contexto donde se sitúa la vida de Elvira y de Antonio. Se conocieron cuando ambos habían enviudado y han aportado al matrimonio seis hijos Antonio y cinco Elvira. Los dos trabajan en el campo del medio ambiente y el reciclaje: reciclan metales. Los dos vienen de familias destrozadas por la pobreza extrema, porque sí, la pobreza destroza cuerpos, destroza almas, destroza familias, destroza vidas, entre ellas las de algunos de sus hijos. Ahora que son abuelos y que podrían disfrutar de la tranquilidad, de los viajes del Imserso1... tienen la tutela de tres de sus nietos. Hace dos meses ha nacido otro nieto. El bebé nace con problemas, los padres no pueden hacerse cargo y Elvira y Antonio deciden acoger al bebé cuando salga del hospital. Y a la hora de tomar la decisión en ningún momento se han planteado lo caro que es mantener a un bebé, todo el trabajo que da, todas las renuncias que hay que hacer...

Es evidente que sus vidas se rigen por otros valores y uno de los fundamentales es la familia. Es cierto que para las personas de etnia gitana (y esta familia pertenece a esta etnia) la familia es muy importante. Pero hay algo más porque Juana, que no es de etnia gitana, y que también ha criado a siete hijos, tiene ahora la tutela de dos de sus nietos, pese a estar enferma y caminar con mucha dificultad.

¿Qué tienen es común estas dos familias? La vida en la pobreza. Cuando tienes muy poco, la familia, “los tuyos” cuentan mucho. Y cuando conoces a estas personas aprendes que no hacen renuncias, simplemente asumen con un valor extraordinario y con mucho amor la vida que les ha tocado vivir.

Cristina Diez
Desde Madrid

1Instituto de Mayores y de Servicios Sociles, que ofrece viajes subvencionados a los jubilados españoles.

martes, 21 de julio de 2009

La paz

La paz en el alma
es tan bella
como una paloma blanca,
o como la blanca nieve.

¿Quién puede alcanzarla?
Porque tan lejos está
como el vuelo de las águilas en el cielo,
que nunca se puede alcanzar.

Si muchas naciones se unieran
para alcanzarla
sería imposible
debido a la violencia, la miseria y el hambre.

La paz se escucha
como el resonar de las campanas
que en cada tañido
dicen: las naciones y los reinos
no tienen paz porque no se aman
con sinceridad,
sólo fingen amarse
mientras se muerden y se comen  unos a otros.

¡Paz!  ¡Cuánto quisiera que reinaras¡
Mas si no reina en el alma
cómo dará paz a los demás.


Raquel Juárez Guatemala

Humillación

Cuando veo tanta pobreza
tanta humillación,
cuando veo tanta injusticia
no puedo evitar pensar
¿dónde están los que se comprometen
a sacar adelante a los más pobres?
¿Dónde está la sociedad?
¿Por qué rechaza a su gente?
¿Acaso no ven la lucha de esta gente?

Por eso me agrada saber
que hay un día para ellos,
un día de orgullo,
un día en que se pueden expresar,
y todos pueden saber que forman parte de la sociedad.

Ese día es el 17 de octubre ¡qué felicidad!
17 de octubre
día especial,
día de orgullo
y amistad.

Hombres, mujeres y niños
se reúnen con una gran sonrisa
pero nadie sabe si ríen de alegría
o ríen por no llorar.
Aunque todo es alegría
sabrán la verdad de sus vidas
si nadie les ofrece su amistad.

María Teresa González, Guatemala

miércoles, 15 de julio de 2009

Sí, la miseria se puede destruir.

Es común escuchar que: “la miseria siempre existirá”, “que muchas personas se encuentran en la miseria porque así es su destino”. Joseph Wresinski (1917-1988) decía: “La miseria no es una fatalidad. La miseria es creación de los hombres, sólo hombres pueden destruirla”.

Para hacer realidad dicha afirmación, tiene que haber una decisión social, política y económica de la humanidad, de las instituciones públicas y privadas, de los organismos internacionales y de las transnacionales; que son instancias donde se deciden el destino de los hombres.

Esta decisión tiene que aceptar como premisa que las personas atrapadas en la miseria tienen un conocimiento imprescindible para el desarrollo de la sociedad. Deepa Narayan y otros, en un estudio “Los pobres tienen la palabra ¡escuchémoslos!”, publicado el 2000 por el Banco Mundial, sostienen: “Hay 2800 millones de expertos en pobreza, es decir los propios pobres: Sin embargo, los puntos de vista de los que no son pobres (profesionales, hombres políticos y oficiales) han dominado continuamente el discurso sobre el desarrollo y la pobreza.”

Es a éstos expertos que debemos interrogarles: ¿Qué piensan del desarrollo y cómo debe ser éste?, ¿de qué conocimiento tienen necesidad los más pobres para salir del hoyo en que se encuentran?; la experiencia cotidiana de cada uno de estos expertos nos darán luces para sentar las bases para la construcción de una sociedad sin miseria ni exclusión y hacerlos verdaderos protagonistas del cambio, participando desde la elección de los temas, el diseño de los proyectos, su ejecución y desde luego la evaluación.

Conseguir que éstos expertos compartan sus conocimientos, requiere de todo un acompañamiento paciente y sistemático, brindándoles ambientes adecuados para expresar con libertad sus puntos de vista. En esta preocupación a partir de 1980 el Movimiento ATD Cuarto Mundo organiza y desarrolla en Europa “universidades populares”; de acuerdo a los distintos países recibe deferentes denominaciones, por ejemplo en Guatemala se las denomina “encuentro de familias”, en Perú “uyarinakusunchis”, palabra quechua que significa “escuchémonos”. En estos espacios las personas atrapadas en la miseria comparten sus conocimientos, sus sufrimientos y esperanzas.

Cuando hablamos del conocimiento de los más pobres entre los pobres, éste no es el único conocimiento, pues existen otros, como el conocimiento de las personas que dedican su vida o parte de ella a caminar junto a personas en situación de miseria y exclusión; el conocimiento académico o universitario y el conocimiento denominado “Sabiduría” o espiritualidad. Estos tipos de conocimiento deben desarrollarse de manera autónoma, puesto que todos son importantes y cada uno de ellos presentará una verdad parcial; del esfuerzo que se realice para el encuentro de estas distintas formas de conocimiento podrá surgir una verdad que nos permita destruir la miseria.

Marco Aurelio Ugarte
Antropólogo Social; ex profesor de la Universidad Nacional del Cusco, Perú; actualmente radica en México.


martes, 30 de junio de 2009

Un gesto dice más que mil palabras

Soy de las personas que piensan que un gesto vale más de mil palabras. Entonces me voy a permitir transmitirles ciertos gestos del que fui testigo. Seguro no son únicos en el mundo, pero tampoco tan usuales. Sin embargo fueron dos momentos que me acompañaron fuertemente durante este tiempo de vacaciones en mí país (Perú).

Una mañana circulaba por uno de los muchos nuevos barrios jóvenes de mi cuidad. La primera vez que pasé por ahí no me fije en nada. De regreso vi a un hombre cargado de grandes recipientes de agua en la espalda y otros más en las manos. Mire su rostro: el esfuerzo y la fatiga se expresaban fuertemente a través de sus gestos. Sólo entonces mire alrededor y me vi rodeada de pequeñas nuevas construcciones, de casuchas construidas de todo material que brinde abrigo. Sumida en mis pensamientos, deje escapar en voz alta una expresión: « ¡Cuanto lleva ese hombre! » Mi acompañante respondió: « ¡es agua! ».

Para mí, y seguro que para ese hombre, era mucho más que eso. Era una manera de resistir a su miseria, una manera de demostrar el amor por sus hijos...

Hace algunos años, debía preparar un artículo sobre la vida de una mujer a la que conocía muy bien, y con la que tenía la suficiente confianza para hablar. Sin embargo cada vez que le hacía preguntas sobre su vida, tenía como respuesta una sonrisa o una frase de dos palabras. Así que deje de preguntar y no hice dicho artículo. En otra ocasión en la que nos encontramos, me confió que estaba molesta con su marido. Entre reclamos y quejas me dijo: «¿Sabes por qué regreso caminando de la ciudad cada vez que salgo a vender? Porque no gano mucho, y porque he dejado todo un día solos a mis hijos y ellos tienen la esperanza de cuando regrese en la noche no hará falta nada en la mesa, ni esa noche, ni los días siguientes. Entonces con lo que ahorro del pasaje, compro pan antes de llegar a casa y se los entrego al abrir la puerta para que lo disfruten, como algo gratuito, sin pensar en mañana.»

Esta experiencia me hace creer en que si pudiera preguntar a ese hombre cargado de agua, el porque de tanto esfuerzo, su respuesta sería mucho más profunda que un «...para beber y lavarme. »

En este nuestro mundo actual, fruto de la globalización, donde lo que más cuenta es la rentabilidad de cada persona, en el que cada día se desarrollan nuevas técnicas para obviar la existencia de los más pobres en los informes oficiales, nacen también fuerzas solidarias, frutos de la observación y la indignación. No debemos permitir que nuestros hijos sólo se formen para hacer frente a este nuevo sistema mundial. Debemos también formarlos para hacer frente a todo lo que significa ser un SER HUMANO.

Charo Carrasco.
París-Francia.

miércoles, 24 de junio de 2009

La única revolución debe ser la del corazón del hombre.

Esta afirmación fue hecha por Juan Pablo Segundo a una multitud que lo escuchaba en Quezaltenango, Guatemala, a mediados de la década de los ochenta del siglo pasado, con ocasión de uno de sus memorables viajes a Latino América. Por aquellos años se desarrollaba en mi país una guerra civil no declarada, que dejó aproximadamente doscientos mil muertos y a muchas personas como desplazados internos y hacía México, país que acogió a muchos de esos refugiados.

Para explicar las causas de ese enfrentamiento armado hay muchos estudios. Una tesis es que esa guerra se originó 36 años antes porque se buscaba justicia social y que había que instaurar un nuevo orden económico, político y social. Otra tesis es que en países como el nuestro se libraba una guerra entre Estados Unidos y la Unión Soviética. Nosotros pusimos los muertos y ellos las armas.

Finalmente, un 29 de diciembre de 1996, se firmó la “paz firme y duradera”. Para llegar a ese momento hubo previamente una serie de acuerdos. En teoría todos esos acuerdos fueron para sentar las bases de un “nuevo proyecto de nación”. Es irónico que una de las conclusiones que más se repiten es que no hubo ni ganadores ni perdedores. .Los que dicen esto se refieren al ejercito y a la guerrilla. La realidad es que ¡sí! hubo perdedores, estos son los miles de muertos y las familias y comunidades que se desintegraron, los niños huérfanos, los niños adoptados, etc. A manera de conclusión, y para contribuir a mantener una memoria histórica, para que esto no se vuelva a repetir, se hicieron dos informes, el oficial y otro de la Iglesia Católica. En ambos hay un recuento de muertos (combatientes, población indefensa: niños, mujeres, ancianos), de masacres, de atrocidades, de crímenes y de todo lo que sucede en una guerra.

Hoy, trece años después, podemos comprobar que no se dio la paz firme y duradera ni se han cumplido los acuerdos de paz. Guatemala al igual que la mayoría de países de América Latina mantiene la misma estructura social, económica y política de hace quinientos años, cuando nacieron a la vida como repúblicas independientes. Las guerras fratricidas como la nuestra no cambiaron el estado de cosas. Los pobres continúan siendo más del cincuenta por ciento de la población. La extrema pobreza sigue creciendo con nuestras economías neo liberales. El sistema de exclusión y de racismo se ha perpetuado. En Guatemala nuestros índices de desarrollo humano son de los más bajos del mundo. Las tasas de mortalidad infantil son altas, lo mismo que de desnutrición, de falta de vivienda decorosa, de falta de trabajo, de educación formal, de analfabetismo, etc. Y sumando a eso que día a día nos estamos convirtiendo en narcoestados. La violencia es imparable, asesinatos y feminicídios son comunes. La impunidad se ha instaurado como algo normal.

Y la pregunta que nos hacemos nuevamente, ante esa horrible situación, quienes estamos en el campo del desarrollo social es ¿cómo podemos hacer una revolución para que cambie la situación descrita? Para mí, soñador e ingenuo, pero lleno de esperanzas, la respuesta está en la frase de Juan Pablo Segundo “la única revolución debe ser la del corazón del hombre.”

Max Araujo
Guatemala Ciudad
Guatemala.

martes, 9 de junio de 2009

EL PERÚ Y SUS NÚMEROS DE POBREZA.

En mayo de este año el INEI (Instituto Nacional de Estadística) anunció que la pobreza en el Perú se había reducido a 36,2% el 2008 experimentando una reducción de 3,1 puntos porcentuales con respecto al año anterior. La mayor reducción se registró en el área rural que pasó de 64,6% en el 2007 a 59,8 % en el 2008, es decir, 4,8 puntos porcentuales menos; mientras que en el área urbana, se redujo en 2,2 puntos porcentuales.

El reporte también mencionó que estas cifras de pobreza fueron elaboradas en el marco de un trabajo interinstitucional con organismos técnicos internacionales como el Banco Mundial (BM), Instituto de Investigación para el Desarrollo IRD de Francia, Fondo de Población de las Naciones Unidas UNFPA y otras ONGs.

Mas allá de saber cómo se hicieron las mediciones, bajo que criterios se consideran a las personas pobres y quienes avalan estos estudios, lo preocupante es que incluso bajo estos indicadores la extrema pobreza no se redujo ni siquiera en la misma proporción que la pobreza. La pobreza extrema solo bajó 1,2% entre el 2007 y 2008, y afecta todavía al 12,6% de la población, específicamente en regiones rurales del sur del país. En Huncavelica, que es el departamento más pobre ubicado en la zona rural peruana, el 60,5% de su población continúa en situación de extrema pobreza.

El Perú tiene una población de 28 millones de personas, lo que quiere decir que 13 millones de seres humanos viven en pobreza y unos cinco millones en situación de extrema pobreza.

La mayoría de esta población sobrevive en las zonas rurales del país y su situación se ha vuelto tristemente costumbre, y es seguro que al vendernos la idea de que el Perú esta creciendo y la pobreza se está reduciendo nos preguntemos ¿a partir de quiénes tiene que empezar la reducción de la pobreza? ¿A quienes está beneficiando el crecimiento económico?

Las instituciones gubernamentales han tomado estas cifras para hablar de sus buenas políticas económicas actuales, pero ¿no es acaso un fracaso el hecho que estas políticas no hayan llegado mas y primero a los extremadamente pobres?

Por lo general las políticas sociales están previstas, incluso en sistemas liberales, a asistir de una manera efectiva a las personas con menos ingresos; estimulando su desarrollo e introduciéndola en el sistema socio-económico. Cuando estos programas y/o políticas sociales no cumplen o cumplen medianamente sus objetivos se les llama simplemente ineficientes. Esto es lo que pasa con los programas sociales de gobierno del Perú, son ineficientes porque no atienden a las poblaciones para las que fueron elaboradas. Y quizás la razón principal es porque en ningún momento se consultó a estas poblaciones, familias y personas.

Mientras nuestros tan queridos gobernantes y nosotros mismos no entendamos todo esto, 5 millones de personas todavía (seamos optimistas) no estarán invitadas a pensar proyectar y evaluar el cambio de este país, si tomamos en cuenta el numero de hijos por hogar un millón de familias continuaran sobreviviendo en un país con 114,500 millones de dólares de ingresos anuales, mas un millón de niños continuaran estando desnutridos y/o sin escuela en el segundo país con mayor crecimiento en América Latina y aproximadamente 23000 peruanos morirán este año antes de cumplir los 13.

Los números seguirán siendo números y nos mostrarán lo que hacemos más no lo que podemos hacer.

Humberto Lovaton
Cusco - Perú

martes, 2 de junio de 2009

El monopolio de los que piensan el mundo.

La semana pasada tuvo lugar un peregrinaje inusual.

Cientos de personas, ciudadanos de las barriadas de la periferia de Dakar se daban cita en Gorée, isla histórica, patrimonio de la humanidad y cicatriz abierta contra el olvido de la esclavitud. 

La miseria diezma, humilla y reduce a los seres humanos por millones. Como la esclavitud, la miseria es un atentado contra la dignidad, la dignidad de todos, de todas. 

Estas familias están próximas intelectual y físicamente del hecho histórico de la esclavitud. Saben en sus estómagos y en sus cuerpos las carencias obligadas, las enfermedades. Saben en sus pieles viejas y en sus cuerpos ajados de trabajos mil veces insoportables. 

Saben, comprenden, la explotación física de los esclavos, ser despojados de humanidad y convertidos en herramientas de producción. 

Y, sin embargo, ahí estaban, sorprendidos, estrenándose a la comprensión de su historia. ¡Sí !, alguna vez alguien les habló de este fenómeno, pero nadie les dio pelos y señales del crimen. Las bocas abiertas, la piel de gallina, los ojos en lágrimas...

"Esto es demasiado"..., "habría que inscribir al pueblo negro en la historia con una P de PERDON en mayúsculas"..."al menos, les podrían haber dejado la posibilidad de guardar sus ropas, ahí los dejaban sin vergüenza, desnudos"...

Muchas de estas personas que hoy hablan viven en sus cuerpos el desgaste. Saben por las miradas de desprecio y conmiseración que lo más duro no es no tener, sino que nadie espera nada de ti. 

Frente a la extrema pobreza y los que viven en ella existe un monopolio de los que piensan la miseria y sus soluciones, los expertos. Nosotros, economistas, sociólogos, logistas, ayudistas... 

Hay una exclusión sistemática de los muy pobres como "sujeto" de cambio social. Nadie espera de ellos que resuelvan un problema que les atañe prioritariamente y que define nuestra sociedad actual. 

Frente a la crisis, frente al cuestionamiento del sistema de producción, de las estrategias de solidaridad social, del mercado de trabajo, de la inclusión social, hay un monopolio de analistas, de pensadores y expertos que nos dirán por dónde tenemos que ir. 

Romper este monopolio es promover la revolución social. No la rebelión de unas clases sociales contra otras, sino la revisión radical de nuestras prioridades comunes. 

Frente a la evidente necesidad de repensar el orden social establecido que provoca exclusión e injusticia surge la pregunta. ¿A quiénes vamos a invitar a este diálogo de futuro?.

Sacar de paseo a los menesterosos, hacer obras de caridad, dar de comer, dar abrigo, incluirlos en nuestras acciones de solidaridad, esto es relativamente fácil. No nos obliga a cambiar. 

Pensar el futuro junto a los más pobres obliga a una fraternidad nueva que genere una igualdad que aún no existe. Obliga al descubrimiento y al reconocimiento mutuo, obliga a las condiciones de análisis y de palabra. Obliga a la acción y a la política socialmente compartida.

La semana pasada tuvo lugar un peregrinaje inusual. Entramos juntos en la historia y vimos que los esclavos no tenían la culpa de su propio sufrimiento, de su propia muerte.

Las bocas abiertas, la piel de gallina, los ojos en lágrimas... 

Cuando se nos ha ido el susto de lo que hemos visto en la "Casa de los Esclavos" nos hemos puesto a hablar de la vida, del realojo del barrio, de fulanito que vive desde hace un mes en una covacha inmunda, de la falta de trabajo, de la enfermedad de... 

Nos preparamos por si acaso alguien viniera un día a solicitarnos para construir un futuro diferente.

Y tú, ¿con quién piensas el mundo?. 
Jaime Solo
Dakar Senegal

lunes, 25 de mayo de 2009

Mi canto para una nueva América Latina

Hay momentos que me dan ganas el salir huyendo de Guatemala. Otras veces me dan ganas de llorar. A nuestro estado permanente de exclusión y de racismo ahora se suman la violencia indiscriminada que afecta a todos los sectores sin excepción y la impunidad. La pobreza y la extrema pobreza no sólo se reducen sino que aumentan. Tenemos uno de los índices más bajos de desarrollo humano del mundo. Hablo de Guatemala, sí, pero podría estar hablando de cualquier otro país de América Latina. Quizás excluya a Chile o a Brasil o a Colombia, pero no puedo hacerlo porque sus realidades, como la de Guatemala, me chocan, me abruman, me generan impotencia y hasta asco.

¿Cuándo y como comenzó esto? Desde la misma conquista y colonización europea o sea cuando se sometió a esclavitud a los originarios de nuestros ahora países y cuando se exportó mano de obra de negros, traídos de África a la fuerza. Pero esto es historia y las cosas pudieron cambiar con las independencias de las regiones, con el nacimiento de nuevas repúblicas, con las revoluciones, con la llegada de nuevas ideas y doctrinas, pero no fue así, se mantuvieron las estructuras coloniales y se crearon estados mono culturales, en los que se privilegiaron a minorías en detrimento de las mayorías. El resultado hoy día es que, según estudios de organismos internacionales, en Guatemala el 56% de su población vive en pobreza y de estos un 22% en extrema pobreza ( somos 13 millones de habitantes). Cifras más o menos similares se dan de los otros países del área.

En lo personal soy un hombre de fe, creo en un mañana mejor y no escribo desde el resentimiento porque soy uno de los privilegiados de mi país, tengo educación universitaria, vivo bien y trabajo en una instancia de gobierno. Pero eso no me impide soñar con una nueva América Latina, en paz y con justicia social, así como asumir mi compromiso. Es por ello que me he sumado a los miles de personas que dentro de movimientos pacifistas comienzan a generar cambios, a exigir justicia, a reclamar derechos, y a pedir el respeto por los derechos humanos de cada uno. Con satisfacción compruebo que, poco a poco, día a día, lo vamos consiguiendo. Es por ello que no me voy de Guatemala, es por ello que reprimo mi llanto y me pongo a trabajar. El pasado ya no existe, es el futuro que nos espera, pero para que este sea el que queremos tenemos que comenzar ahora, yo lo estoy haciendo y ¿usted?

Max Araujo
Guatemala Ciudad. Guatemala

martes, 19 de mayo de 2009

“Ser pobre es tener los mismos sueños para el futuro que cualquier otro, pero no tener cómo hacerlos realidad.” (1)


Tom me decía hace un par de semanas que los pobres en el Reino Unido lo son porque lo eligen, porque no se esfuerzan lo suficiente, incluso que no hay pobreza en el Reino Unido, que las prestaciones sociales les dan de comer y son suficientes… y yo, con los nombres y las caras de tantos pobres que he conocido agolpándose en mi cabeza, torpemente argumentaba que no, que la pobreza existe, que se impone, que no son culpables… pero tan torpemente que no pude convencerle, esta es mi segunda oportunidad.

Cuando Pete buscaba trabajo y no lo encontraba el estado le proporcionaba unas 400 libras al mes para vivir él y su esposa (que también buscaba trabajo). Y con esas libras mensuales no lograban: ni comprar suficiente comida para pasar el mes -el coste de la cesta de la compra para dos se calcula en 250 libras al mes; ni pagar el alguiler aún subencionado suponía unas 70 libras al mes; ni pagar el transporte para visitar a hijos y nietos -un billete  para llegar al centro de Londres cuesta 15 libras, un billete de autobús 2 libras; ni tener lo suficiente para pagar la luz, la calefacción, el teléfono, la reparación de lavadora, comprar tabaco, ropa, ir al cine, salir a bailar, invitar a los nietos a un helado, celebrar la navidad… jamás lo suficiente.

Pete nunca dejó de buscar trabajo, algunas veces hasta lo encontró, entonces ganaba unas 4 libras a la hora, unas 600 al mes. Un salario injusto que no permite –ni a Pete ni a miles como él- salir de la pobreza y construir un futuro; y unos trabajos que no estaban pensados para durar: una campaña de Navidad en una fábrica, o de otoño limpiando las hojas de las calles de Londres, o unos días de peón en una obra, o de vendedor de contratos de teléfono imposibles de vender… Al final de cada intento era siempre complicado recuperarse: volver a los papeles para solicitar las prestaciones sociales y la vergüenza de un nuevo fracaso, pero unas semanas de trabajo servían para pagar algunas deudas y algo más, así lo decía Pete “cuando salgo a trabajar por las mañanas me siento como una persona normal, pienso que todo va a cambiar, que a partir de ahora seremos una familia normal”. 

Me impresionaba su determinación y su gentileza. Me impresionaba que fuera a tantas entrevistas, que pudiera manejar tantos fracasos, tantas humillaciones, que pudiera volver a levantarse y que no estuviera siempre enfadado, que no nos detestara a todos, que no detestara al mundo que le trataba tan mal, que le dejaba siempre al margen de la oportunidades, sin haber hecho nada mal, al menos nada peor que cualquiera de nosotros.

No tener nunca el dinero suficiente para vivir es vivir en la pobreza. No poseer las herramientas –de manera real- de acceder a las oportunidades que nos sacarán de la pobreza, es estar condenado a vivir en la pobreza crónica. Malo es saber que los demás piensan que es todo culpa tuya, lo peor –sin duda- es empezar a creértelo: “Pobreza es ver en la tele cómo las cosas deberían ser y pensar que debe haber algo mal en mi que hace que mi vida no pueda ser así”(2).

Releyendo estas líneas me doy cuenta de que dificilmente convencerán a Tom de nada, ni de que la pobreza existe, ni de que no es culpa de ellos, ni de que es necesario hacer algo para remediarlo, ni de que él mismo podría hacer algo para remediarlo. Pero a  lo mejor a ti, lector, internauta, persona de a pie, ciudadano, ser humano, a lo mejor te he convencido a ti. Eso sería una suerte.

Beatriz Monje Barón. 
Londres, Reino Unido


(1) (2) Las citaciones vienen de un taller organizado por ATD Fourth World UK www.atd-uk.org en el que participaron personas en situación de pobreza.

lunes, 18 de mayo de 2009

El reto de nuestra época es destruir la miseria y la exclusión

La Sra. Guadalupe decía: "Regresamos a México porque Juan mi marido perdió su trabajo en Nueva York, mis hijos no hablan bien español, no se acostumbran en el colegio; Juan no encuentra trabajo, somos una carga para sus padres. No sabemos que hacer."  

La crisis no es una novedad para gran parte de la población mundial, que vive en permanente crisis desde hace mucho tiempo, destruyendo sus posibilidades de una vida digna y segura, crisis cruel e implacable que condena a millones de familias a vivir en el hambre y la desesperación. Se dice que lo peor está aun por venir y podemos ver en México y la región latino americana el cierre de fábricas, comercios, etc. con el resultado de miles de despedidos y familias dejadas a su suerte.

La situación de los más pobres se está agudizando, principalmente porque la desocupación masiva se está extendiendo, cada día el número de pobres en el mundo es mayor, por lo que los más pobres , que ya de por sí son olvidados, ahora pasaran a ser "la última rueda del coche". Los pobres y los nuevos grupos que se les sumen serán los beneficiados con la generación de empleos y apoyos institucionales a través de seguros de salud, desocupación, etc. Los más pobres serán mucho más marginalizados, puesto que ellos no tienen las relaciones sociales fuertes y duraderas, ni experiencias inmediatas de trabajo, que sí los tendrán los nuevos pobres. 

Ahora que está en peligro el sistema financiero vemos como los Estados y las organizaciones mundiales se movilizan para frenar su impacto devastador. A pesar del fracaso del modelo neo-liberal, muchos gobiernos persisten en continuar aferrados a éste, que se sustenta en la ganancia y el lucro. Sin embargo, la situación que vive el mundo plantea la urgencia de repensar la economía y el desarrollo de nuestros pueblos a partir de distintos valores, poniendo por delante las necesidades del ser humano, sobretodo de aquellos que desde hace mucho viven las consecuencias de la miseria y la exclusión, sólo actuando así podremos estar seguros de forjar modelos económicos y de desarrollo coherentes e inclusivos.

Será importante que alcemos la voz para que en las distintas acciones se involucren en primer lugar a los más pobres y se construyan puentes con el conjunto de la sociedad; se debe extender y legitimar el reconocimiento del 17 de Octubre como "Día Mundial del Rechazo a la miseria", para lo que las secretarias o ministerios de educación, oficialicen esta fecha, cuidando que los más pobres sean los principales actores junto al resto de la sociedad; impulsar que en escuelas, colegios, institutos superiores, se implementen cursos sobre extrema pobreza y exclusión, para lo cual se dispone del suficiente material bibliográfico en distintos idiomas.

El reto de nuestra época es destruir la miseria y la exclusión. Ésto sí es posible, si es que los gobiernos, organismos internacionales y las transnacionales, asumen la decisión política y económica de hacerlo y todos nosotros como miembros de la sociedad asumimos el rol que nos corresponde en ésta lucha.

Marco Aurelio Ugarte.
México D.F. México

jueves, 14 de mayo de 2009

Pueblos indígenas y extrema pobreza

La subordinación de los pueblos indígenas se dió a través del despojo permanente de su sistema de vida, con el propósito, en países como el de Bolivia de mayoría indígena, de convertirlos en mano de obra gratuita, barata y de fácil explotación. Esta situación ha llevado a los indígenas a la más extrema pobreza.

Una de las soluciones a la extrema pobreza indígena, por sus características étnicas y culturales esta en la dimensión política, de reconstituir y fortalecer el derecho a la autodeterminación, porque ninguna cultura debe estar subordinada a otra.  La reconstitución es la organización de acuerdo a la concepción de vida que se tiene, en el caso andino sería el bien vivir, “Suma Qamaña”, que es el estado de bienestar, la relación de equidad entre las personas y la comunidad, entre éstas y la naturaleza, siendo una relación profunda de respeto y sentido por la vida misma.

Somos parte de la naturaleza, las mujeres y hombres no sólo convivimos con nosotros mismos, sino con todo lo que nos rodea, con el viento, el agua, fuego, el sol, la luna, la piedra, los cerros, los animales, los árboles, etc. Por ejemplo la piedra: “qala”,  que es considerado inerte, tiene vida, existe hembras, machos, niños y abuelos piedras, saben y sienten. Desde la vida microscópica hasta el universo, todos los seres tienen su lugar, nadie es superior ni inferior. Yo soy tú y tú eres yo; pertenecemos a la cultura de la vida.

En 1854, un gran jefe indio del pueblo Suwamish (ahora Washington), recibió la propuesta del presidente norteamericano de venderle las tierras de su pueblo. El jefe indio le contesto:

 “¿Cómo se puede comprar o vender el firmamento o  el calor de la tierra? Esta idea nos es desconocida ¿Qué hijo vende a su madre? ¿Cómo le voy a vender  la tierra, que es como la madre para mí? ¿Cómo yo le voy a vender los ríos, si los ríos son la sangre de mis antepasados?

Cada trozo de esta tierra es sagrada  para mi pueblo, cada mata brillante de pino, cada grano de arena en las playas, cada gota de rocío en los bosques y hasta el sonido de cada insecto es sagrado a la memoria y el paso de mi pueblo.

El  aire tiene un valor inestimable para nosotros, ya que todos los seres comparten un mismo aliento, el animal, el árbol, el hombre todos respiramos el mismo aire”. El aire comparte su espíritu con la vida que sostiene". (Extracto) 


Maria Sandra Ochoa Ramos
La Paz - Bolivia

lunes, 11 de mayo de 2009

EUROPA HACE DESAPARECER LA POBREZA EXTREMA

PONGAMOS ESPAÑA COMO EJEMPLO

Desde hace unos años en numerosos países de Europa, entre ellos España, ya no se habla de miseria, ni de pobreza extrema, ni siquiera de pobreza a secas, ahora se habla de pobreza relativa y de exclusión social. También se habla de “colectivos”, pero esta será la historia de otro artículo.

¿Y qué es la tasa pobreza relativa? Es el porcentaje de personas que están por debajo del umbral de pobreza. El umbral de pobreza está fijado en el 60% de la mediana de los ingresos por unidad de consumo y la mediana es el valor que, ordenando a todos los individuos de menor a mayor ingreso, deja una mitad de los mismos por debajo de dicho valor y a la otra mitad por encima. 

Para obtener esta tasa se utiliza la Encuesta de Condiciones de Vida que en 2007 decía que el 19,7% de la población residente en España, 23,4% de los niños menores de 16 años, está por debajo del umbral de pobreza relativa. ¿Uno de cada cuatro niños en España es pobre?

Pero, ¿qué es este indicador de pobreza relativa?, ¿para qué sirve?, ¿qué consecuencias tiene sobre las personas que realmente viven en la pobreza extrema?

Es, ante todo, un indicador de desigualdad social. 

No mide la pobreza extrema porque las personas que la viven, por su situación, están excluidas de los muestreos de la Encuesta de Condiciones de Vida.

Sirve para expandir la noción de “colectivo de pobres” y ocultar así la pobreza extrema. Permite, por ejemplo, que en la Unión Europea ya no se hable de políticas de lucha contra la pobreza (mucho menos de lucha contra la pobreza extrema) sino de políticas de inclusión social. 

Mide la pobreza y, por lo tanto dirime al Estado de su responsabilidad de medir, estudiar... la pobreza extrema: quiénes la viven, qué la causa, cuales son las condiciones de vida, qué pistas para actuar…

Permite la elaboración de políticas de igualdad, equidad y justicia social basándose en la situación y las características de un 20% de la población. Se crean servicios, se elaboran proyectos de los que las personas que viven en la pobreza extrema no se benefician o, si participan, fracasan estrepitosamente. Y se les culpabiliza de este fracaso, de que el Estado invierta tantos recursos en ellos y ellos sigan en las mismas condiciones o peores. Y, sin embargo, es evidente, ¿cómo se van a beneficiar de proyectos que no tienen en cuenta sus condiciones de vida, sus capacidades, sus dificultades, sus esfuerzos...?

Otra evidencia: si queremos saber algo sobre la pobreza extrema en nuestros países, es necesario combinar los estudios cuantitativos con estudios cualitativos, estudios que profundicen en la historia, las condiciones de vida y la lucha de familias que viven en la pobreza extrema y, en la medida de lo posible, que estas personas sean actores y no meros objetos de los estudios.


Cristina Diez Sagüillo
Madrid, España