lunes, 26 de noviembre de 2012

Te hacen sentir que no eres válido para la sociedad


Leo Sanchez - España.

Extracto del discurso pronunciado durante la jornada pública del coloquio internacional «La miseria es violencia. Romper el silencio. Buscar la paz» (Casa de la UNESCO).

El sentirte útil para los demás es importante, para mí lo peor de la pobreza es la soledad que vive en cada persona, el sentirte marginado, el sentirte fuera de lugar. Todos necesitamos de todos. Las personas necesitamos los unos de los otros. Cuando te hacen sentir que no eres válido para la sociedad, que no eres útil, es un vacío tan grande que no sabes cómo llenar. Tú mismo, en tu interior sientes que tienes la capacidad de hacer cosas, y no pequeñas cosas, sino grandes cosas con otros, pero los demás a lo mejor no lo ven, entonces es como un vacío, una lucha contigo mismo que muchas veces te perjudica a ti mismo, te marginas mucho más al entender que no te valoran, que no te sientes útil, y es entonces cuando comienzas a auto destruirte, es como estar muerto en vida.

Cuando sientes que no eres válido para la sociedad, no es que no lo eres, sino que la sociedad, las instituciones, los trabajadores sociales, te hacen sentir así. En el fondo, tú mismo sabes que eres válido, que puedes aportar, que tienes la capacidad de compartir con los demás, sabes que puedes, pero necesitas el reconocimiento de otros y que te apoyen.

Esta situación lleva al fracaso, al sufrimiento y haces sufrir a tu entorno, a tu familia. Este sufrimiento sería innecesario si cada uno pusiéramos de nuestra parte y nos pusiéramos en el lugar del otro, por el bien de la humanidad.

Al contrario, todo lo que se propone a los más pobres son obligaciones, sin permitirles ejercer sus derechos. Es como si fueran objetos depositados en barrios, en medio del lodo, sin ninguna infraestructura de servicios básicos, aislados de la ciudad.

lunes, 19 de noviembre de 2012

17 DE OCTUBRE: UN LLAMADO AL COMPROMISO


 
Lima, Plaza las Limeñitas, 17 de Octubre, 2012
Como cada año, el 17 de octubre nos convoca a todos los ciudadanos que queremos levantar nuestra voz contra lo injusto e intolerable que representa condenar a millones de seres humanos a vivir en la pobreza extrema, sin los medios ni las posibilidades que les permitan construirse plenamente, forjando una vida digna para ellos y los suyos. El 17 de octubre nos sirve pues para romper con el silencio, para dar vuelta a la indiferencia, para manifestar nuestra confianza de que un mundo sin miseria es posible.

Han pasado 25 años desde aquella histórica jornada, en la que el Padre Joseph Wresinski lanzó su llamado a la unidad de todos los hombres frente a la miseria:

“Ahí donde hay hombres condenados a vivir en la miseria los Derechos Humanos son violados. Unirse para hacerlos respetar es un deber sagrado”.

Hoy este mensaje se ha universalizado superando fronteras geográficas, culturales, religiosas y políticas, uniendo a personas de todo el mundo para reafirmar el compromiso que nos toca a todos en su erradicación. Se trata pues de un mensaje que no ha perdido vigencia, por el contrario, es un mensaje que no deja de cobrar actualidad ante el avance creciente de la pobreza en el mundo.

En un mundo en el que al parecer los “años de vacas gordas” son ya cosa del pasado y en el cual aquellos que antaño se sentían seguros y boyantes ven hoy tambalearse su estabilidad; tal como sucede con los Estados de la Unión Europea, que han renunciado a las políticas de bienestar social (reduciendo considerablemente el gasto en salarios del sector público, en pensiones, en escuelas y hospitales) para implementar políticas de austeridad que como era de esperar han agravado la recesión y el desempleo (se calcula en 26 millones el número de personas desempleadas en Europa), afectando más a quienes menos tienen y a quienes menos gozaron de los beneficios de esos años de “vacas gordas”.

Desde el Perú hemos vivido esta jornada del 17 de octubre como una jornada cívica y de participación ciudadana, convocando al corazón y a la inteligencia de las personas para actuar frente a este flagelo, para abrir espacios al reconocimiento y la participación de los más pobres, reconociendo que son ellos también portadores de un saber y una experiencia con la cual debemos contar si queremos construir un país para todos, tal como nos decía el Sr. Walter Tunqui, de la Comunidad Cuyo Grande: “Nosotros somos seres humanos y entre seres humanos podemos dialogar, podemos discutir. Todos somos diferentes, pero en inteligencia somos iguales. Es verdad somos pobres pero tenemos las mismas capacidades y los mismos derechos y no podemos aceptar que nos dejen de lado”.

Alberto Ugarte Delgado
Lima, 15 de noviembre del 2012

miércoles, 14 de noviembre de 2012

La cultura como una forma de lucha contra la pobreza extrema


Por Max Araujo

La cultura es un motor del desarrollo, como consecuencia una forma de lucha contra la pobreza extrema.

La cultura debe ser transversal en todas las políticas públicas, proyectos y programas. La cultura, entendiéndola en el concepto actual, no solo como arte, está presente en la vida cotidiana de todas las personas, en sus prácticas sociales, en la relación de las personas entre si, en sus expresiones espirituales y materiales, en sus fiestas tradicionales, en su cosmovisión y en su manera de actuar en el mundo y sus relaciones con el mismo: su naturaleza, su fauna, su geografía, su historia, sus ciclos y con todo el cosmos en general. 

Cualquier acción, proyecto o programa que se decida afecta a todas las personas y a su entorno, de manera positiva o negativa. De ahí  que la cultura debe ser tomada en cuenta  cuando se decidan políticas, proyectos, programas y acciones de combate a la pobreza, principalmente en la creación e  implementación de políticas de desarrollo integral, que promuevan las instancias y dependencias de gobierno, u organismos nacionales, sectoriales, regionales o locales, y por quienes detentan y  ejercen  poder, de la naturaleza que este sea.

Las metodologías que deban utilizarse para conseguir ese conocimiento están relacionadas con procesos de educación, de capacitación y de sensibilización. Esto debe hacerse en todos los niveles y en todos los sectores de la sociedad. 

Todas las personas, sin excepciones,  deberían entender lo que es cultura, y lo que es el patrimonio cultural, material e inmaterial, y para quienes están en la lucha contra la extrema pobreza deben saber de su importancia como uno de los mecanismos para mejorar las condiciones de vida de las personas, en lo individual y en lo colectivo, así como para construir sociedades en donde exista la justicia social y el respeto a los derechos humanos, entre ellos los culturales de todas las personas y de todos los pueblos; solo así se hará realidad la afirmación  que la cultura es un motor del desarrollo integral: económico, social, de cohesión, de identidad, de justicia social y de lucha contra la extrema pobreza.

Guatemala ciudad, noviembre 2012.

lunes, 5 de noviembre de 2012

En realidad qué significa rechazar la miseria?

En algunas oportunidades me he preguntado cuál debería ser la mejor actitud o acción de rechazo a la miseria. 

¿Es salir a la calle con una consigna gritando nuestro rechazo a las injusticias, las desigualdades que vivimos a diario?
¿Es compartir nuestro compromiso  en los espacios de trabajo, de estudio, de relaciones sociales, para cambiar la mirada de la sociedad y buscar un mundo diferente y justo para todos?
¿Es buscar espacios de diálogo, de incidencia, de concientización?
¿Es ver y tratar al que está a mi lado, lo conozca o no; de la misma forma que trato a los demás?

Puede que sea éstas y otras cosas más. Lo mejor es que cada día haya más personas que entiendan el verdadero significado de este rechazo y se unan al desafío por hacer cambiar las cosas.

Es cierto que muchas veces indigna la insensibilidad de algunos. Esa mirada fría ante situaciones injustas que cada día son parte de nuestra cotidianidad. Pero ¿cómo hacer cambiar esa mirada?

El Palacio Nacional de la Cultura en la ciudad de Guatemala, es un espacio dedicado a diversas actividades artísticas. Un espacio para y de los guatemaltecos. Pero también, a veces puede ser un espacio de gestos de indiferencia, de desigualdades, de humillación.

Me llamó la atención que precisamente este día, el DÍA INTERNACIONAL DE RECHAZO A LA MISERIA, un día en el que buscamos el reconocimiento de las familias y la sensibilización de la sociedad para con los que sufren la miseria, nos encontremos con actitudes  que desvalorizan al ser humano como tal. Y es que estamos acostumbrados a medir el valor de una persona por  cómo se viste o por lo que tiene,  que ignoramos lo precioso, lo fundamental, lo humano; lo que hay dentro de cada uno.

Indigna ver este tipo de experiencias, que ponen a unos y otros en fragilidad por su condición de pobres. Esto lo vivimos el 17 de octubre, cuando nuevamente fue cuestionada la entrada de los jóvenes que viven y/o trabajan en la calle, a este espacio de los guatemaltecos. Un grupo de jóvenes que son parte del Movimiento Cuarto Mundo se quedaron por un largo lapso de tiempo en la entrada del edificio, en espera que alguien “se hiciera responsable de su estancia en el interior”. Para nuestra alegría, al final hubo alguien que tomó la decisión de “responsabilizarse” de algunos ciudadanos guatemaltecos, como cualquier otro, que únicamente querían participar dignamente de una actividad en la que eran los invitados especiales.

Este es un ejemplo más, de los muchos que podemos presenciar día a día, en el que la dignidad de una persona puede ser ignorada por otro. Es por esto que ante tal realidad es necesario poner en evidencia nuestro total desacuerdo con la existencia de la miseria y los gestos de humillación que se vive cuando se es pobre.


Elda García
Escuintla – Guatemala