lunes, 5 de noviembre de 2012

En realidad qué significa rechazar la miseria?

En algunas oportunidades me he preguntado cuál debería ser la mejor actitud o acción de rechazo a la miseria. 

¿Es salir a la calle con una consigna gritando nuestro rechazo a las injusticias, las desigualdades que vivimos a diario?
¿Es compartir nuestro compromiso  en los espacios de trabajo, de estudio, de relaciones sociales, para cambiar la mirada de la sociedad y buscar un mundo diferente y justo para todos?
¿Es buscar espacios de diálogo, de incidencia, de concientización?
¿Es ver y tratar al que está a mi lado, lo conozca o no; de la misma forma que trato a los demás?

Puede que sea éstas y otras cosas más. Lo mejor es que cada día haya más personas que entiendan el verdadero significado de este rechazo y se unan al desafío por hacer cambiar las cosas.

Es cierto que muchas veces indigna la insensibilidad de algunos. Esa mirada fría ante situaciones injustas que cada día son parte de nuestra cotidianidad. Pero ¿cómo hacer cambiar esa mirada?

El Palacio Nacional de la Cultura en la ciudad de Guatemala, es un espacio dedicado a diversas actividades artísticas. Un espacio para y de los guatemaltecos. Pero también, a veces puede ser un espacio de gestos de indiferencia, de desigualdades, de humillación.

Me llamó la atención que precisamente este día, el DÍA INTERNACIONAL DE RECHAZO A LA MISERIA, un día en el que buscamos el reconocimiento de las familias y la sensibilización de la sociedad para con los que sufren la miseria, nos encontremos con actitudes  que desvalorizan al ser humano como tal. Y es que estamos acostumbrados a medir el valor de una persona por  cómo se viste o por lo que tiene,  que ignoramos lo precioso, lo fundamental, lo humano; lo que hay dentro de cada uno.

Indigna ver este tipo de experiencias, que ponen a unos y otros en fragilidad por su condición de pobres. Esto lo vivimos el 17 de octubre, cuando nuevamente fue cuestionada la entrada de los jóvenes que viven y/o trabajan en la calle, a este espacio de los guatemaltecos. Un grupo de jóvenes que son parte del Movimiento Cuarto Mundo se quedaron por un largo lapso de tiempo en la entrada del edificio, en espera que alguien “se hiciera responsable de su estancia en el interior”. Para nuestra alegría, al final hubo alguien que tomó la decisión de “responsabilizarse” de algunos ciudadanos guatemaltecos, como cualquier otro, que únicamente querían participar dignamente de una actividad en la que eran los invitados especiales.

Este es un ejemplo más, de los muchos que podemos presenciar día a día, en el que la dignidad de una persona puede ser ignorada por otro. Es por esto que ante tal realidad es necesario poner en evidencia nuestro total desacuerdo con la existencia de la miseria y los gestos de humillación que se vive cuando se es pobre.


Elda García
Escuintla – Guatemala

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