viernes, 24 de julio de 2009

Aprendiendo valores

La tasa de nacimiento en España es de 1,46 hijos por mujer. Esta cifra ha aumentado en los últimos años gracias a la población emigrante. Así todo no es una tasa de nacimiento suficientemente elevada como para evitar el envejecimiento de nuestra población.

¿Por qué los españoles tenemos tan pocos hijos?

No es una pregunta que tenga una respuesta fácil. Una de las razones puede ser que el Estado español sólo gasta un 0,52% del PIB en prestaciones familiares, muy por debajo de la media europea que se encuentra en el 2,2% del PIB. Si hablas con los padres y futuros padres dicen a su manera lo que dicen los datos: hay muy pocas facilidades, es muy difícil conciliar la vida laboral con la familiar, para qué tener hijos si tienen que pasar doce horas al día en una guardería... También dicen que es muy caro mantener a los hijos, es mucho trabajo y hay que renunciar a muchas cosas.

Y es en este contexto donde se sitúa la vida de Elvira y de Antonio. Se conocieron cuando ambos habían enviudado y han aportado al matrimonio seis hijos Antonio y cinco Elvira. Los dos trabajan en el campo del medio ambiente y el reciclaje: reciclan metales. Los dos vienen de familias destrozadas por la pobreza extrema, porque sí, la pobreza destroza cuerpos, destroza almas, destroza familias, destroza vidas, entre ellas las de algunos de sus hijos. Ahora que son abuelos y que podrían disfrutar de la tranquilidad, de los viajes del Imserso1... tienen la tutela de tres de sus nietos. Hace dos meses ha nacido otro nieto. El bebé nace con problemas, los padres no pueden hacerse cargo y Elvira y Antonio deciden acoger al bebé cuando salga del hospital. Y a la hora de tomar la decisión en ningún momento se han planteado lo caro que es mantener a un bebé, todo el trabajo que da, todas las renuncias que hay que hacer...

Es evidente que sus vidas se rigen por otros valores y uno de los fundamentales es la familia. Es cierto que para las personas de etnia gitana (y esta familia pertenece a esta etnia) la familia es muy importante. Pero hay algo más porque Juana, que no es de etnia gitana, y que también ha criado a siete hijos, tiene ahora la tutela de dos de sus nietos, pese a estar enferma y caminar con mucha dificultad.

¿Qué tienen es común estas dos familias? La vida en la pobreza. Cuando tienes muy poco, la familia, “los tuyos” cuentan mucho. Y cuando conoces a estas personas aprendes que no hacen renuncias, simplemente asumen con un valor extraordinario y con mucho amor la vida que les ha tocado vivir.

Cristina Diez
Desde Madrid

1Instituto de Mayores y de Servicios Sociles, que ofrece viajes subvencionados a los jubilados españoles.

martes, 21 de julio de 2009

La paz

La paz en el alma
es tan bella
como una paloma blanca,
o como la blanca nieve.

¿Quién puede alcanzarla?
Porque tan lejos está
como el vuelo de las águilas en el cielo,
que nunca se puede alcanzar.

Si muchas naciones se unieran
para alcanzarla
sería imposible
debido a la violencia, la miseria y el hambre.

La paz se escucha
como el resonar de las campanas
que en cada tañido
dicen: las naciones y los reinos
no tienen paz porque no se aman
con sinceridad,
sólo fingen amarse
mientras se muerden y se comen  unos a otros.

¡Paz!  ¡Cuánto quisiera que reinaras¡
Mas si no reina en el alma
cómo dará paz a los demás.


Raquel Juárez Guatemala

Humillación

Cuando veo tanta pobreza
tanta humillación,
cuando veo tanta injusticia
no puedo evitar pensar
¿dónde están los que se comprometen
a sacar adelante a los más pobres?
¿Dónde está la sociedad?
¿Por qué rechaza a su gente?
¿Acaso no ven la lucha de esta gente?

Por eso me agrada saber
que hay un día para ellos,
un día de orgullo,
un día en que se pueden expresar,
y todos pueden saber que forman parte de la sociedad.

Ese día es el 17 de octubre ¡qué felicidad!
17 de octubre
día especial,
día de orgullo
y amistad.

Hombres, mujeres y niños
se reúnen con una gran sonrisa
pero nadie sabe si ríen de alegría
o ríen por no llorar.
Aunque todo es alegría
sabrán la verdad de sus vidas
si nadie les ofrece su amistad.

María Teresa González, Guatemala

miércoles, 15 de julio de 2009

Sí, la miseria se puede destruir.

Es común escuchar que: “la miseria siempre existirá”, “que muchas personas se encuentran en la miseria porque así es su destino”. Joseph Wresinski (1917-1988) decía: “La miseria no es una fatalidad. La miseria es creación de los hombres, sólo hombres pueden destruirla”.

Para hacer realidad dicha afirmación, tiene que haber una decisión social, política y económica de la humanidad, de las instituciones públicas y privadas, de los organismos internacionales y de las transnacionales; que son instancias donde se deciden el destino de los hombres.

Esta decisión tiene que aceptar como premisa que las personas atrapadas en la miseria tienen un conocimiento imprescindible para el desarrollo de la sociedad. Deepa Narayan y otros, en un estudio “Los pobres tienen la palabra ¡escuchémoslos!”, publicado el 2000 por el Banco Mundial, sostienen: “Hay 2800 millones de expertos en pobreza, es decir los propios pobres: Sin embargo, los puntos de vista de los que no son pobres (profesionales, hombres políticos y oficiales) han dominado continuamente el discurso sobre el desarrollo y la pobreza.”

Es a éstos expertos que debemos interrogarles: ¿Qué piensan del desarrollo y cómo debe ser éste?, ¿de qué conocimiento tienen necesidad los más pobres para salir del hoyo en que se encuentran?; la experiencia cotidiana de cada uno de estos expertos nos darán luces para sentar las bases para la construcción de una sociedad sin miseria ni exclusión y hacerlos verdaderos protagonistas del cambio, participando desde la elección de los temas, el diseño de los proyectos, su ejecución y desde luego la evaluación.

Conseguir que éstos expertos compartan sus conocimientos, requiere de todo un acompañamiento paciente y sistemático, brindándoles ambientes adecuados para expresar con libertad sus puntos de vista. En esta preocupación a partir de 1980 el Movimiento ATD Cuarto Mundo organiza y desarrolla en Europa “universidades populares”; de acuerdo a los distintos países recibe deferentes denominaciones, por ejemplo en Guatemala se las denomina “encuentro de familias”, en Perú “uyarinakusunchis”, palabra quechua que significa “escuchémonos”. En estos espacios las personas atrapadas en la miseria comparten sus conocimientos, sus sufrimientos y esperanzas.

Cuando hablamos del conocimiento de los más pobres entre los pobres, éste no es el único conocimiento, pues existen otros, como el conocimiento de las personas que dedican su vida o parte de ella a caminar junto a personas en situación de miseria y exclusión; el conocimiento académico o universitario y el conocimiento denominado “Sabiduría” o espiritualidad. Estos tipos de conocimiento deben desarrollarse de manera autónoma, puesto que todos son importantes y cada uno de ellos presentará una verdad parcial; del esfuerzo que se realice para el encuentro de estas distintas formas de conocimiento podrá surgir una verdad que nos permita destruir la miseria.

Marco Aurelio Ugarte
Antropólogo Social; ex profesor de la Universidad Nacional del Cusco, Perú; actualmente radica en México.