domingo, 24 de octubre de 2010

Chile muestra su orgullo y esconde su vergüenza

Después de 70 días de espera, Chile se llena de orgullo por el rescate de 33 mineros. Este acontecimiento conmovió a propios y extraños. Tan importante fue este hecho que su propio presidente, Sebastián Piñera, postergó su viaje a Europa. Desde distintas partes del mundo podemos escuchar voces resaltando la importancia que da el gobierno chileno a la vida de cada habitante en ese país. La agencia de prensa AFP señaló lo siguiente:

LONDRES, 19 (AFP-NA). - El presidente chileno, Sebastián Piñera, estimó ayer en Londres que el "compromiso" y la "unidad" que mostró Chile a lo largo de la crisis de los mineros ilustran el potencial del país sudamericano y su atractivo para los inversores extranjeros.

Sin embargo, durante los dos meses de rescate murieron siete mineros en otras minas de Chile. En el transcurso del año, la chilena estatal Servicio General de Geología y Minería (Sernageomin) registró 38 trabajadores mineros fallecidos en accidentes de trabajo en las minas. Los accidentes de mina en Chile dejan un número de 400 muertos en la última década.

El delegado internacional del partido nacionalista mapuche Wallmapuwen, Héctor Cumilaf, expresó el 13 de octubre en Madrid que “es un reality show (espectáculo de tele-realidad) de una tragedia que están pasando 33 familias, y que no dice nada de aquellos mineros que no quedaron atrapados en la mina… Hay trescientos y tantos mineros de esa mina que están sin sueldo, y que no saben en estos momentos qué hacer. Y de eso, la prensa no dice nada".

Mientras todo esto acontecía con los 33 mineros, 34 presos políticos mapuches mantenían una huelga de hambre desde el 12 de julio. Reclamaban su territorio ancestral que fue arrebatado y rematado a empresas forestales. El gobierno chileno los acusó y los juzgó como terroristas; fueron acusados por testigos anónimos y encapuchados. Las marchas y manifestaciones de comunarios mapuches fueron duramente reprimidas por la policía que no midió su fuerza arremetiendo contra mujeres, niños y ancianos.

Jose Millacheo Marin y Fernando Millacheo Marin, prisioneros políticos mapuches señalan: "nos mantuvimos viviendo clandestinamente por dos largos años, sufriendo graves daños Físicos y sicológicos irreparable, al momento de la violenta detención, fuimos agredidos de patadas y puños por la policías que cubrían sus rostro, obligado a declarar ante estas misma personas, todos estos ocurría mientras nos mantenían desnudos en las camionetas policial".

La huelga de hambre de los hermanos mapuches duró 84 días, un tiempo mayor al que estuvieron encerrados los 33 mineros en el norte. Los mineros recibieron toda la atención de los medios de comunicación y las autoridades de su gobierno. Los mapuches sufren constantemente abusos y discriminaciones; sus demandas fueron ignoradas por mucho tiempo, ¿qué ocasiona que 33 vidas de mineros sean más valiosas e importantes que 34 vidas mapuches?

El gobierno chileno no escatimó recursos y gastó cerca de 22 millones de dólares en el rescate de los 33 mineros. Sin duda, el presidente chileno supo mostrar ante el mundo lo valiosa que es la vida humana para su gobierno.

Ante toda esta realidad no puedo dejar de pensar en los compañeros mapuches que sufren tanto desprecio y maltrato, ¿ellos no se merecen un trato justo, digno y con respeto?, ¿hasta cuándo seguiremos ciegos e indiferentes ante las injusticias que se comenten en el mundo?

Ayudemos en la causa de los hermanos mapuches, investiguemos y compartamos en espacios de reflexión.

Marcelo Vargas Valencia
La Paz – Bolivia





jueves, 21 de octubre de 2010

el puzzle, vídeo

Este interesante vídeo realizado por la ONG Solidarios nos invita a reflexionar a partir del testimonio de personas que se encuentran durmiendo en las calles de Madrid, España.


Os invito a reaccionar y a compartirlo.

Beatriz Monje Barón
Méry sur Oise, Francia

sábado, 16 de octubre de 2010

un perro, un gato, un fantasma y un lorito

juntos en el Día Mundial del Rechazo a la Miseria, 17 de octubre.



En el barrio había una niña que se llamaba Libertad. Su padre estaba preso, pero se puede hacer el amor y se pueden hacer niños durante los bis a bis, y ya se sabe que el alma no está nunca presa. Libertad era niña como recién sacada de un carromato gitano lleno de flores y cascabeles, y venturas y callos en las manos, y canto en el camino. Pero Alicia no, la madre de Alicia se había tatuado un dibujo de ricitos de oro en el brazo, y parecía una foto de su niña.

Vicentito había logrado aprenderse palabra a palabra el cuento de Los tres bandidos, hasta tal punto que se hacía revuelo a su alrededor cuando lo abría y corría el bulo de que a los cuatro años ya sabía leer. Yo presencié la colleja que propinó el señor Manuel a Rafita cuando le llegó con el cuento —que sí abuelo, que el Vicentito sabe leer—. En otra ocasión, el señor Manuel me hizo saber la poca confianza que tenía en esos del ayuntamiento —to' lo tienen que apuntar, no se les queda na' de na' en la cabeza—. Y yo nunca más me atreví a tomar apuntes en su presencia, para que me creyera como él , capaz de guardarlo todo en la cabeza, para que me tuviera confianza.

Antonio quería todas las tardes poesía, todas las veces se sentaba al lado de las cajas de libros, para poder elegir. En invierno leíamos los versos como si fueran carreras, para leer lo mismo, pero tardar menos, para librarnos pronto del frío de esa esquina descubierta. Un invierno, leía yo con Yenny, abrigada con una chupa que me había traído mi hermano de una tienda vintage en Londres, —¡buagh, hueles a ropa que viene de las monjas!— me dijo alejándose un palmo del olor a naftalina, y quedándose cerca para acabar el cuento.

Lolo leía siempre un cuento y medio, buscaba a Wally en cinco páginas y se montaba en la bici, a la vez el malo de los power-ranger y caballero andante. Cuando escribimos un cuento juntos, fue Lolo el que después de haber casado a los dragones, dictó aquello de se hicieron una casa de ladrillos, y se compraron una cama de matrimonio, dos sillones, un perro, un gato, un fantasma y un lorito. Muchas tardes me hacía subir hasta su casa y contarle a sus padres sus hazañas, lo que leyó. Una vez su padre, también Manolo, me dio una pila de libros tesoro llegado del vertedero —no entiendo cómo puede haber gente que tire esto a la basura, ¡con los que hacemos nosotros en el barrio con los libros! —.

—Quédate a cenar niña, que hoy hay puchero pa‘ muchos. Y tú, chaval ¡limpia esa silla pa' que se siente!… Oye, léeme esta carta que no entiendo na' de lo que dice, y a ver si logramos que este niño aprenda pa' que no tenga nadie que leerle las cartas.

Y fue puchero de cena. Y café con mucha azúcar.

—Ala, chaval, vamos a llevar a esta niña a la estación, que es peligroso salir de este barrio a estas horas.

—Que no Manolo, que no, que no tienes ni carné ni seguro, que la estación no es el vertedero, que te juegas la cárcel.

—Qué cárcel ni cárcel niña, que a estas horas no te vas tú sola, o no volvéis a entrar ninguno a este barrio, ¡y me devuelves los libros!. Ala, chaval, niña, vamos…

[A Yolaine, que me llevó de la mano]

Beatriz Monje Barón
Méry-sur-Oise, Francia
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El 17 de Octubre se conmemora el Día Mundial de Rechazo a la Miseria, una ocasión privilegiada para manifestar nuestro rechazo a un mundo en el que millones y millones de hombres, mujeres y niños no pueden dar lo mejor de sí mismos, una ocasión privilegiada para empezar a construir juntos uno mejor para todos. Para más información ver el sitio de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) o el sitio del Movimiento Internacional ATD Cuarto Mundo.

lunes, 11 de octubre de 2010

¿Pobreza material o pobreza mental?

Esta pregunta ronda mi cabeza no sólo cuando estoy en un lugar donde hay muy pocos recursos económicos, sino también cuando hablo con alguien que tiene todas las oportunidades al alcance de su mano.


Un niño de la comunidad que visito regularmente me cuenta cómo la vida ha sido tan dura con él. Unos amigos me dicen que ‘la pobreza existe porque esa gente no quiere salir adelante’, ‘la pobreza existe porque nadie hace nada por ella’, ‘la pobreza es conformarse con comer frijoles’


La pobreza material existe en todos lados pero la sociedad intenta esconderla en barrios apartados y olvidados. Los jóvenes siguen estudiando sin valores humanos, sin ética profesional y se rodean de personas que no ven más allá de sus propias vidas.


Lamentablemente la pobreza material es real y crece cada día, pero también es real que el mundo se va poblando de gente dominada por otro tipo de pobreza que tal vez crece más que la pobreza que todos conocemos. Sin darnos cuenta, estamos cada vez más pobres.


Un día otra persona me dijo: “este país está cada vez peor y nadie hace nada” entonces pregunté ¿qué haces tú? Me miró fijamente, se rió y me dijo: “qué puedo hacer yo si todos aquí sólo piensan en ellos, yo sola no voy a lograr nada” entonces sonreí y le dije: por esa mentalidad estamos como estamos.


El tipo de pobreza del que hablo es el que existe en nuestras mentes. Una pobreza que no nace con nosotros pero que vamos “adquiriendo” a partir de nuestras actitudes, a partir de nuestro miedo a ir contra corriente. Deberíamos estar pensando en otra dirección; nuestra pobreza mental alimenta la pobreza material de los más excluidos. Pienso que tenemos que hacer algo y creo que empezar por el cambio de mentalidad (la manera cómo miramos y definimos la pobreza) ya es un gran paso adelante.


Escribo con el propósito de hacer ver que estamos construyendo un futuro miserable, un futuro sin conciencia, un futuro sin solidaridad. Todos somos parte del mundo, del país en el que estamos. ¿Y si todos construimos algo mejor para el mañana? ¿Y si tomamos en cuenta las opiniones de todos y actuamos bajo el punto de vista de las personas que hemos excluido?

Tú y yo podemos hacer algo, por mínimo que te parezca podemos salir de esta “pobreza mental” ¿Cuándo empezamos?

Desde El Salvador, Miriam Barrutia

lunes, 4 de octubre de 2010

El compromiso de los jóvenes en su mismo barrio o comunidad

Hablar de compromiso es hablar de cómo podemos comprometernos con los que están a nuestro alrededor, con mi comunidad, con mi barrio. También es una manera de salir de la pobreza.
Muchas veces los quehaceres cotidianos nos envuelven y no nos damos el tiempo para ver los esfuerzos que hacen las personas que viven en la extrema pobreza. Es una pena que estas personas sean criticadas constantemente (no quieren trabajar, no mandan sus hijos a la escuela, etc.) No somos capaces de ir más allá y ver en verdad cuáles son los esfuerzos que ellos hacen a diario para poder sobrevivir.
Estoy seguro que a nadie le gusta vivir en la pobreza, pero lamentablemente es la misma sociedad que les hace a un lado, crea barreras, muros que los aíslan como si ellos fueran de otro mundo. A pesar de esta exclusión, ellos nos demuestran sus capacidades y su compromiso con los suyos.
Desde hace dos años estamos viviendo algo muy especial en el Cusco, “el compromiso de los jóvenes en su mismo barrio o comunidad”. Seis jóvenes de la comunidad de Cuyo Grande y tres del barrio Villa el Sol (Cusco), se comprometen animando las bibliotecas de calle con los niños. Todos estos jóvenes, cuando eran niños, también participaban de las bibliotecas y ahora como jóvenes vienen para compartir con los niños de su mismo barrio, de su propia comunidad.
En estos dos lugares, el compromiso de estos jóvenes es  muy importante para nosotros ya que ellos nos ayudan a estar atentos a los niños que buscamos con prioridad, sabemos que estas bibliotecas están abiertas a todos los niños pero nuestra prioridad son los que más dificultades tienen. Elvis un joven de la comunidad de Cuyo Grande nos dice: “si yo me comprometo es porque quiero que los niños ya no vivan en la pobreza, quiero que ellos se superen, que ya no sufran, yo quiero compartir con ellos, me gusta mucho hacer las bibliotecas”.

Guillermo Díaz Linares
Cusco - Perú