martes, 19 de mayo de 2009

“Ser pobre es tener los mismos sueños para el futuro que cualquier otro, pero no tener cómo hacerlos realidad.” (1)


Tom me decía hace un par de semanas que los pobres en el Reino Unido lo son porque lo eligen, porque no se esfuerzan lo suficiente, incluso que no hay pobreza en el Reino Unido, que las prestaciones sociales les dan de comer y son suficientes… y yo, con los nombres y las caras de tantos pobres que he conocido agolpándose en mi cabeza, torpemente argumentaba que no, que la pobreza existe, que se impone, que no son culpables… pero tan torpemente que no pude convencerle, esta es mi segunda oportunidad.

Cuando Pete buscaba trabajo y no lo encontraba el estado le proporcionaba unas 400 libras al mes para vivir él y su esposa (que también buscaba trabajo). Y con esas libras mensuales no lograban: ni comprar suficiente comida para pasar el mes -el coste de la cesta de la compra para dos se calcula en 250 libras al mes; ni pagar el alguiler aún subencionado suponía unas 70 libras al mes; ni pagar el transporte para visitar a hijos y nietos -un billete  para llegar al centro de Londres cuesta 15 libras, un billete de autobús 2 libras; ni tener lo suficiente para pagar la luz, la calefacción, el teléfono, la reparación de lavadora, comprar tabaco, ropa, ir al cine, salir a bailar, invitar a los nietos a un helado, celebrar la navidad… jamás lo suficiente.

Pete nunca dejó de buscar trabajo, algunas veces hasta lo encontró, entonces ganaba unas 4 libras a la hora, unas 600 al mes. Un salario injusto que no permite –ni a Pete ni a miles como él- salir de la pobreza y construir un futuro; y unos trabajos que no estaban pensados para durar: una campaña de Navidad en una fábrica, o de otoño limpiando las hojas de las calles de Londres, o unos días de peón en una obra, o de vendedor de contratos de teléfono imposibles de vender… Al final de cada intento era siempre complicado recuperarse: volver a los papeles para solicitar las prestaciones sociales y la vergüenza de un nuevo fracaso, pero unas semanas de trabajo servían para pagar algunas deudas y algo más, así lo decía Pete “cuando salgo a trabajar por las mañanas me siento como una persona normal, pienso que todo va a cambiar, que a partir de ahora seremos una familia normal”. 

Me impresionaba su determinación y su gentileza. Me impresionaba que fuera a tantas entrevistas, que pudiera manejar tantos fracasos, tantas humillaciones, que pudiera volver a levantarse y que no estuviera siempre enfadado, que no nos detestara a todos, que no detestara al mundo que le trataba tan mal, que le dejaba siempre al margen de la oportunidades, sin haber hecho nada mal, al menos nada peor que cualquiera de nosotros.

No tener nunca el dinero suficiente para vivir es vivir en la pobreza. No poseer las herramientas –de manera real- de acceder a las oportunidades que nos sacarán de la pobreza, es estar condenado a vivir en la pobreza crónica. Malo es saber que los demás piensan que es todo culpa tuya, lo peor –sin duda- es empezar a creértelo: “Pobreza es ver en la tele cómo las cosas deberían ser y pensar que debe haber algo mal en mi que hace que mi vida no pueda ser así”(2).

Releyendo estas líneas me doy cuenta de que dificilmente convencerán a Tom de nada, ni de que la pobreza existe, ni de que no es culpa de ellos, ni de que es necesario hacer algo para remediarlo, ni de que él mismo podría hacer algo para remediarlo. Pero a  lo mejor a ti, lector, internauta, persona de a pie, ciudadano, ser humano, a lo mejor te he convencido a ti. Eso sería una suerte.

Beatriz Monje Barón. 
Londres, Reino Unido


(1) (2) Las citaciones vienen de un taller organizado por ATD Fourth World UK www.atd-uk.org en el que participaron personas en situación de pobreza.

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