lunes, 18 de mayo de 2009

El reto de nuestra época es destruir la miseria y la exclusión

La Sra. Guadalupe decía: "Regresamos a México porque Juan mi marido perdió su trabajo en Nueva York, mis hijos no hablan bien español, no se acostumbran en el colegio; Juan no encuentra trabajo, somos una carga para sus padres. No sabemos que hacer."  

La crisis no es una novedad para gran parte de la población mundial, que vive en permanente crisis desde hace mucho tiempo, destruyendo sus posibilidades de una vida digna y segura, crisis cruel e implacable que condena a millones de familias a vivir en el hambre y la desesperación. Se dice que lo peor está aun por venir y podemos ver en México y la región latino americana el cierre de fábricas, comercios, etc. con el resultado de miles de despedidos y familias dejadas a su suerte.

La situación de los más pobres se está agudizando, principalmente porque la desocupación masiva se está extendiendo, cada día el número de pobres en el mundo es mayor, por lo que los más pobres , que ya de por sí son olvidados, ahora pasaran a ser "la última rueda del coche". Los pobres y los nuevos grupos que se les sumen serán los beneficiados con la generación de empleos y apoyos institucionales a través de seguros de salud, desocupación, etc. Los más pobres serán mucho más marginalizados, puesto que ellos no tienen las relaciones sociales fuertes y duraderas, ni experiencias inmediatas de trabajo, que sí los tendrán los nuevos pobres. 

Ahora que está en peligro el sistema financiero vemos como los Estados y las organizaciones mundiales se movilizan para frenar su impacto devastador. A pesar del fracaso del modelo neo-liberal, muchos gobiernos persisten en continuar aferrados a éste, que se sustenta en la ganancia y el lucro. Sin embargo, la situación que vive el mundo plantea la urgencia de repensar la economía y el desarrollo de nuestros pueblos a partir de distintos valores, poniendo por delante las necesidades del ser humano, sobretodo de aquellos que desde hace mucho viven las consecuencias de la miseria y la exclusión, sólo actuando así podremos estar seguros de forjar modelos económicos y de desarrollo coherentes e inclusivos.

Será importante que alcemos la voz para que en las distintas acciones se involucren en primer lugar a los más pobres y se construyan puentes con el conjunto de la sociedad; se debe extender y legitimar el reconocimiento del 17 de Octubre como "Día Mundial del Rechazo a la miseria", para lo que las secretarias o ministerios de educación, oficialicen esta fecha, cuidando que los más pobres sean los principales actores junto al resto de la sociedad; impulsar que en escuelas, colegios, institutos superiores, se implementen cursos sobre extrema pobreza y exclusión, para lo cual se dispone del suficiente material bibliográfico en distintos idiomas.

El reto de nuestra época es destruir la miseria y la exclusión. Ésto sí es posible, si es que los gobiernos, organismos internacionales y las transnacionales, asumen la decisión política y económica de hacerlo y todos nosotros como miembros de la sociedad asumimos el rol que nos corresponde en ésta lucha.

Marco Aurelio Ugarte.
México D.F. México

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