La Sra. Guadalupe decía: "Regresamos a México porque Juan mi marido
perdió su trabajo en Nueva York, mis hijos no hablan bien español, no se
acostumbran en el colegio; Juan no encuentra trabajo, somos una carga
para sus padres. No sabemos que hacer."
La crisis no es una
novedad para gran parte de la población mundial, que vive en permanente
crisis desde hace mucho tiempo, destruyendo sus posibilidades de una
vida digna y segura, crisis cruel e implacable que condena a millones de
familias a vivir en el hambre y la desesperación. Se dice que lo peor
está aun por venir y podemos ver en México y la región latino americana
el cierre de fábricas, comercios, etc. con el resultado de miles de
despedidos y familias dejadas a su suerte.
La situación de los
más pobres se está agudizando, principalmente porque la desocupación
masiva se está extendiendo, cada día el número de pobres en el mundo es
mayor, por lo que los más pobres , que ya de por sí son olvidados, ahora
pasaran a ser "la última rueda del coche". Los pobres y los nuevos
grupos que se les sumen serán los beneficiados con la generación de
empleos y apoyos institucionales a través de seguros de salud,
desocupación, etc. Los más pobres serán mucho más marginalizados, puesto
que ellos no tienen las relaciones sociales fuertes y duraderas, ni
experiencias inmediatas de trabajo, que sí los tendrán los nuevos
pobres.
Ahora que está en peligro el sistema financiero vemos
como los Estados y las organizaciones mundiales se movilizan para frenar
su impacto devastador. A pesar del fracaso del modelo neo-liberal,
muchos gobiernos persisten en continuar aferrados a éste, que se
sustenta en la ganancia y el lucro. Sin embargo, la situación que vive
el mundo plantea la urgencia de repensar la economía y el desarrollo de
nuestros pueblos a partir de distintos valores, poniendo por delante las
necesidades del ser humano, sobretodo de aquellos que desde hace mucho
viven las consecuencias de la miseria y la exclusión, sólo actuando así
podremos estar seguros de forjar modelos económicos y de desarrollo
coherentes e inclusivos.
Será importante que alcemos la voz para
que en las distintas acciones se involucren en primer lugar a los más
pobres y se construyan puentes con el conjunto de la sociedad; se debe
extender y legitimar el reconocimiento del 17 de Octubre como "Día
Mundial del Rechazo a la miseria", para lo que las secretarias o
ministerios de educación, oficialicen esta fecha, cuidando que los más
pobres sean los principales actores junto al resto de la sociedad;
impulsar que en escuelas, colegios, institutos superiores, se
implementen cursos sobre extrema pobreza y exclusión, para lo cual se
dispone del suficiente material bibliográfico en distintos idiomas.
El
reto de nuestra época es destruir la miseria y la exclusión. Ésto sí es
posible, si es que los gobiernos, organismos internacionales y las
transnacionales, asumen la decisión política y económica de hacerlo y
todos nosotros como miembros de la sociedad asumimos el rol que nos
corresponde en ésta lucha.
Marco Aurelio Ugarte.
México
D.F. México
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