jueves, 14 de mayo de 2009

Pueblos indígenas y extrema pobreza

La subordinación de los pueblos indígenas se dió a través del despojo permanente de su sistema de vida, con el propósito, en países como el de Bolivia de mayoría indígena, de convertirlos en mano de obra gratuita, barata y de fácil explotación. Esta situación ha llevado a los indígenas a la más extrema pobreza.

Una de las soluciones a la extrema pobreza indígena, por sus características étnicas y culturales esta en la dimensión política, de reconstituir y fortalecer el derecho a la autodeterminación, porque ninguna cultura debe estar subordinada a otra.  La reconstitución es la organización de acuerdo a la concepción de vida que se tiene, en el caso andino sería el bien vivir, “Suma Qamaña”, que es el estado de bienestar, la relación de equidad entre las personas y la comunidad, entre éstas y la naturaleza, siendo una relación profunda de respeto y sentido por la vida misma.

Somos parte de la naturaleza, las mujeres y hombres no sólo convivimos con nosotros mismos, sino con todo lo que nos rodea, con el viento, el agua, fuego, el sol, la luna, la piedra, los cerros, los animales, los árboles, etc. Por ejemplo la piedra: “qala”,  que es considerado inerte, tiene vida, existe hembras, machos, niños y abuelos piedras, saben y sienten. Desde la vida microscópica hasta el universo, todos los seres tienen su lugar, nadie es superior ni inferior. Yo soy tú y tú eres yo; pertenecemos a la cultura de la vida.

En 1854, un gran jefe indio del pueblo Suwamish (ahora Washington), recibió la propuesta del presidente norteamericano de venderle las tierras de su pueblo. El jefe indio le contesto:

 “¿Cómo se puede comprar o vender el firmamento o  el calor de la tierra? Esta idea nos es desconocida ¿Qué hijo vende a su madre? ¿Cómo le voy a vender  la tierra, que es como la madre para mí? ¿Cómo yo le voy a vender los ríos, si los ríos son la sangre de mis antepasados?

Cada trozo de esta tierra es sagrada  para mi pueblo, cada mata brillante de pino, cada grano de arena en las playas, cada gota de rocío en los bosques y hasta el sonido de cada insecto es sagrado a la memoria y el paso de mi pueblo.

El  aire tiene un valor inestimable para nosotros, ya que todos los seres comparten un mismo aliento, el animal, el árbol, el hombre todos respiramos el mismo aire”. El aire comparte su espíritu con la vida que sostiene". (Extracto) 


Maria Sandra Ochoa Ramos
La Paz - Bolivia

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