martes, 15 de mayo de 2012

Hacia atrás

(Este texto está escrito desde Europa, y más en concreto desde España, por lo que puede no resultar del todo exacto leído desde otras latitudes)

La historia del Movimiento Cuarto Mundo ha estado llena de desafíos, de retos que parecieron sueños inalcanzables hasta que se hicieron realidad dejando el hueco a nuevos desafíos, ya que la lucha contra la extrema pobreza exige un largo recorrido para avanzar de manera real. Pero estos avances se han ido produciendo, aunque fuera poco a poco, acompañados por un contexto de progreso y desarrollo económico y social más o menos continuo.

Sin embargo, la situación ahora es nueva, al menos en Europa. Tras estas décadas de desarrollo, aún con altibajos, vamos entrando en una dinámica de retroceso y cuestionamiento de los derechos y progresos adquiridos. Así, hace pocos días se realizaba la revisión de España por parte del Comité de las Naciones Unidas para los Derechos Económicos, Sociales y Culturales, y varias entidades avisaban a través de un informe colectivo sobre cómo se están poniendo en peligro bajo el paraguas de la crisis.

Por poner algunos ejemplos, tras haber consolidado un Sistema Nacional de Salud universal y accesible para cualquier persona que viviera en el país, se quiere dejar ahora fuera de éste a l@s migrantes que no han regularizado su situación; mientras, en Educación se están promoviendo reformas que disminuyen las becas y encarecen la matrícula de acceso, al mismo tiempo que se invierte dinero en crear centros para quienes sacan mejores notas con la excusa de “promover la excelencia”. Se dificulta así el ejercicio del derecho a la educación para quienes tienen menos ingresos, y los recursos públicos priorizan a aquellos que tienen más éxito, y no a quienes tienen más dificultades.

Lo más indignante de todo esto es que se puedan plantear reformas de este calado, discriminatorias y exclusivistas, que rompen con la idea de solidaridad social por la cual tantas personas han luchado, sabiendo que son aceptadas por un porcentaje importante de la población. Pero al mismo tiempo esto es esperable, ya que esta dinámica casa perfectamente con el funcionamiento neoliberal al que ya estamos tan acostumbrados.

De hecho, cuando los recursos y las ayudas sociales escasean, se potencia el “sálvese quien pueda”, tanto a nivel individual como colectivo. Así, se favorecen relaciones con quiénes existe un reconocimiento mutuo, de manera que se refuerza una alianza entre la clase media “caída” y aquella que gestiona gran parte de las ayudas para quienes viven en situaciones de pobreza, mientras que las personas con más dificultades, más lejanas a lo que se considera “la normalidad”, ven agudizada su exclusión.

Frente a esta situación, las familias que viven en situación de extrema pobreza nos aportan algunas claves necesarias para entender la situación actual. Por un lado, al expresar con tanta claridad el sinsentido que estamos viviendo hemos dado un paso adelante para dar ahora dos pasos atrás”. Por otro, al recordarnos la necesidad imperiosa de superar las fracturas y unirnos para ser más potentes”, “juntándonos con personas que era impensable que estuviéramos juntas”.

Mientras no incorporemos este cuestionamiento a nuestra reflexión, mientras no seamos capaces de apostar por planes de desarrollo que consigan afianzar los logros que se consigan y trabajar de manera conjunta sin dejar a nadie fuera de este proceso, apoyándonos así en las capacidades de tod@s, no conseguiremos pisar la tierra firme necesaria para marcar un camino claro. Necesitamos esos puntos de apoyo.

Dani García
Madrid - España

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