Te has muerto como viviste, Henri,
esperando a que llegaran los que andan más despacio,
los de las piernas torcidas, (de tanto andar)
los de sin piernas, (de andar tan lejos)
los de sin nadie:
para todos llegar, decías, (hacías)
para todos el mundo,
para todos el derecho y la ley.
Te has muerto, Henri,
y nos has dejado sin justicia y sin ternura,
y haciendo memoria de tus tirachinas:
me voy a encontrarles hasta el final del mundo,
de día o de noche, me voy a encontrarles
y de su miseria hacemos batalla:
de su hogar sin casa,
de su familia sin niños,
de su manos sin trabajo.
Y me voy otra vez y mil veces,
y nunca me olvido,
veinte años más tarde, no me olvido,
y hacemos batalla.
Te has muerto, Henri,
y has dejado a los pobres sin justicia, (y a los ricos.)
Y a nosotros sin postales y sin muñequitos,
nos has dejado sin tus manos de no hay tener si no es juntos,
sin tu todo lo podemos,
juntos.
Y nunca hicimos aquella paella que nos prometimos.
Así te has muerto, Henri,
así, enfermo,
así, pero esperando a que llegaran los que andan más despacio,
así, pero luchando:
una tumba para todos,
que no se quede muerto sin tumba,
que me pongan a mí en la tumba de todos,
en la tumba común de los pobres del mundo,
que me pongan,
que se haga justicia.
Así, mi amigo,
amigo nuestro,
así de grande y de bueno.
así te has ido, Henri Bossan,
así te has ido.
Beatriz Monje Barón
Méry sur Oise, Francia
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