Un aporte de Pierluigi Toso
Italia
¿Qué significa la miseria con referencia a la
música y la música con referencia a la miseria?
Por mi experiencia esta pregunta toca un tema
considerado muy secundario en comparación con la economía, la cual
parece una palabra mágica que gana sobre todo el resto en la cabeza
de la mayoría de la gente y de la política, por lo menos en mi
país, Italia, y quizá en toda Europa.
Es una evidencia que la música es algo
que toca a cada hombre y es también evidente, sobre todo a los ojos
de quien ha estudiado seriamente cualquier instrumento o el sistema
mismo de la composición musical, cómo el sistema escolástico no ha
asumido la importancia social, cultural y económica, de formar por
lo menos “las orejas” de los estudiantes. Esa falta es aún más
grave en países donde la tradición cristiana, de cualquier
confesión sea1,
tendría que haber puesto la música como recurso fundamental por la
fe, ya que las Escrituras están llenas de música y tienen
indicaciones precisas de entonación y de instrumentos utilizados.
Recientes investigaciones científicas
demostraron que los músicos pueden encontrar soluciones a los
problemas que otros no pueden, porque la música hace desarrollar una
parte del cerebro que ninguna otra disciplina toca. A partir de esas
consideraciones iniciales y antes de abordar el tema de los que viven
en miseria es bueno entender cómo la música misma está tratada
miserablemente y esa es la primera razón de la miseria humana con
referencia a la misma música.
Es muy evidente que una familia que no
tiene recursos para juntar el almuerzo de cada día está excluida de
la posibilidad de poner un hijo a estudiar seriamente música2
si eso no está planeado por el Estado y la Educación Pública. Pero
todo eso viene de la miseria musical que está en la cabeza de los
que podrían introducir la posibilidad del estudio de la música,
empezando en la escuela primaria, siendo consciente que la música
necesita también de un compromiso de voluntad importante de parte de
los niños, porque es cierto que no a todos les gusta estudiar o ir a
la escuela, pero es también cierto que si hay buenos profesores es
difícil rechazar el aprender.
En ese sentido estoy consciente que
necesita una revolución copérnica, porque se necesita cambiar un
orden de valor que parece intocable; orden que es una ventaja para
pocos y una desventaja para todos, ya que los mismos que piensan en
“ganar” pierden en principio, porque ellos mismos se cierran la
posibilidad de entrar en un mundo diferente. Y ese discurso no está
tan lejos de lo que está escrito en los evangelios cuando Jesús
critica duramente a quien no deja entrar a los demás en el reino de
Dios cerrando o impidiendo su entrada misma.
A parte de lo negativo que parece
surgir de la introducción que acabo de escribir hay también que
reconocer cosas positivas con referencia a la música. Por ejemplo:
Un proyecto de construcción de instrumentos musicales con material
de reciclaje y a partir de eso el nacimiento de una orquesta hecha
por gente que vive cerca de basureros. También artistas que
utilizaron pistolas, convirtiéndolas en flautas. O miles de
músicos, también en mi país, que tocan gratuitamente, o casi sin
pensar, en todo el tiempo que cuesta preparar un concierto. Además
es cierto que la música no tiene precio, y creo que por eso, cuando
uno se sumerge en la música ya no mira el dinero y ese es el mismo
mecanismo que uno vive cuando tiene una fe auténtica de cualquier
confesión o religión.
Para un europeo como yo, que tuve la
posibilidad y la voluntad de estudiar seriamente la música, es casi
automático reconocer en los grandes compositores la fe que los
empujaba a sobrepasar las dificultades económicas que tuvieron. La
música misma tiene el espíritu que mueve la misma fe. Puedo dar el
ejemplo de J.S. Bach, para muchos considerado el más grande músico
desde siempre, por lo menos en Europa, pero también otros como
Beethoven llegando hasta Schömberg, han mostrado claramente su fe.
Está claro a mis ojos que la miseria
se puede destruir con la música, porque eso cambia la visión
económica de la humanidad y no creo que sea por casualidad que uno
de los hombres que afirmó cómo la miseria tiene que ser destruida,
fue un literato de nombre Victor Hugo. Las Escrituras dicen que los
pobres siempre existirán, así como afirman que el reino de los
cielos pertenece a ellos, ese es el punto crítico, saber distinguir
entre miseria y pobreza y saber que la pobreza de la que habla el
evangelio con referencia a lo ser dichoso, es una pobreza sea
material sea de espíritu, una pobreza que pone al hombre libre de
una visión económica que lo rinde esclavo. Una pobreza que abre al
tiempo de la música. Para destruir la miseria sería “suficiente”
convertirla en pobreza. Eso creo, sería un verdadero milagro de
humanidad, que está dentro de las posibilidades del hombre.
El cómo destruir la miseria dentro de
la realidad de cada país, necesita del aporte libre de todos, los
hechos concretos hay que pensarlo en el tiempo y en el espacio que
cada uno vive en total libertad, porque la música como la fe no
puede ser impuesta para nadie si no que solamente elegida.
Seguramente lo que ayudaría mucho es una educación musical, a
empezar desde pequeños, por lo menos de todos los que lo desean, y
en los niños ese deseo empieza por los padres. Así que se vuelve al
principio, al problema de poner personas de cultura musical en plazas
públicas que tengan la sensibilidad de universalizar el acceso al
estudio de la música, explicando con una obra de divulgación la
importancia, también económica, de algo que no está limitado como
cualquier recurso material y que al contrario es tan potencialmente
indefinido, en cuanto se tenga la voluntad de profundizar en el tema.
Además la música enseña también a tocar juntos y ese es el más
grande recurso de un pueblo o sea la unidad que puedan alcanzar. No
por nada cada país tiene su himno nacional, porque quizá sin
saberlo conscientemente cada hombre busca esa unidad en la comunidad
de la cual hace parte.
Continuará....
1
Ese tema es muy complejo porque en realidad confesiones como la
evangélica luterana tienen la música en seria consideración a la
par de la Teología.
2
A pesar de todo, cualquier padre o madre de familia está muy
ilusionado de hacer aprender a tocar un instrumento a su hijo. Esa
fue también mi experiencia personal a pesar de las condiciones
económicas, pero con la posibilidad de una escuela pública, aunque
seleccionada.
Cuando la sociedad enaltece la obra de Bach, Beethoven o Mozart lo hace a partir de las grandes capacidades de estas personas, esta lógica busca el máximo desarrollo de las aptitudes musicales. Es así que el mundo reconoce a los mejores músicos como personas dotadas.
ResponderEliminarSin duda la música es vital para el desarrollo del humano, pero bajo el criterio actual de nuestras sociedades la música busca el desarrollo individual del artista. Esta lógica del talentoso y dotado músico no nos permite una construcción colectiva.
En este mundo solo se valora al mejor guitarrista, al mejor pianista, al mejor compositor; sin embargo en nuestros pueblos indígenas la música es una construcción colectiva, donde tú no puedes hacer música sin tu comunidad, donde el concepto de artiste no existe. Ahí no importa quién es el mejor soplando los sikus o golpeando los bombos.
Me parece bien valorizar la música, pero a la vez debemos trabajar en cambiar esa lógica individualista que solo reconoce a los mejores.