María Luisa Rojas
Guatemala Ciudad
Desde
hace varios años
tengo la costumbre de aprovechar diariamente el tiempo que paso en el
bus para observar y reflexionar sobre la vida… pero desde que
empecé a acercarme al Movimiento Cuarto Mundo, no solamente miro las
cosas, las personas, lo que sucede, sino que escribo lo que en ese
momento viene a mi mente.
Nunca
termino de escribir, nunca logro darle forma a todos esos papeles
escritos, a esas piezas de rompecabezas que voy coleccionando. Lo que
si hago es leerlas, releerlas, y es así como voy formando las
diferentes respuestas a las cuales siempre sigue faltándoles una o
varias piezas.
Con
frecuencia
me pregunto, lo que muchos se preguntan: por qué tanta diferencia
entre las personas si todos buscamos lo mismo: un trabajo, una
familia, una vivienda, un bienestar; por qué tanta indiferencia si
todos necesitamos un saludo, un halago, una sonrisa,…
¿Será
que
no se puede comprender lo que no se ha vivido?... ¿Será que cuando
se tiene, se borran todos los sentimientos de cuando no se tuvo?...
¿Será que la propia vida y nuestras necesidades nos ocupan tanto
que no nos queda tiempo para ver más allá?... o ¿Será simplemente
que la indiferencia ocupa un lugar primordial en la sociedad?
Sea
lo que sea, cada vez con más frecuencia, no vemos alrededor, no
vemos al que está cerca, no sentimos al que está a la par. Nos
comunicamos con facilidad a distancia, conocemos rápidamente lo que
pasa en el mundo; los medios de comunicación se encargan de
mantenernos conectados al mundo, pero… muchas veces en esta
conexión, no encontramos a las personas atrás de la pantalla.
Una
de las palabras más utilizadas en los discursos públicos es la
“solidaridad”; pareciera que es la palabra de batalla del mundo
actual globalizado. Pero, de qué solidaridad se habla si ni tan
siquiera nos esforzamos en levantar la vista para ver lo que tenemos
enfrente…
La
indiferencia
llena nuestras vidas, por querer ser diferentes a otros en el actuar,
en el vestir, en la forma de vida, en el hablar, sin darnos cuenta,
lo que hemos logrado es ser indiferentes. ¿Por
qué tanta indiferencia?
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