martes, 16 de julio de 2013

DEJAR LA FELICIDAD EN BUSCA DE LA “PROSPERIDAD”

Diego Sánchez
Desde Cusco - Perú

Esta es la historia de un pequeño niño del campo, quien tuvo que migrar con su familia a la ciudad en busca de mejores perspectivas de vida. Él solo tenía seis años, edad muy corta pero suficiente para comprender que la situación en la ciudad era totalmente distinta a lo que esperaba. De pronto este sitio se volvió en una selva de agresividad y discriminación que no hizo más que profundizar la humillación de sentirse pobres.

Con el pasar de los años, luego de una lucha casi perdida desde el inicio, la familia de este niño se disuelve, consumida por todo tipo de violencia que acompaña a la pobreza, mejor dicho, es la miseria y la exclusión una situación de violencia en sí.

Más joven, este muchacho se integra a la vida de la calle y el alcoholismo, encontrando familia entre aquellos que comparten un mismo destino, un mismo sufrimiento. Él conoció la mendicidad y el robo, la lucha y la derrota, la ayuda y la indiferencia, el juzgamiento y la comprensión, aunque todo esto parezca paradójico, todas esas situaciones forman parte de su diario vivir.

Pero finalmente, a la edad de adulto, se decide por dejar esta situación, comprende que depende de él dejar esta vida, conoce a la que es su actual esposa y tiene dos hijos por quien ahora lucha y no se deja caer.

Él siempre cuenta su historia con humor, a través de funciones callejeras como payasito, porque solo así puede recordar todo este camino que un día no se decidió a seguir, sino que fue empujado a tomar, por todas las circunstancias y un sistema voraz que devora y pisotea a aquellos que no están adaptados a vivir en un mundo dominado por las posesiones y las posiciones.

Esta es la vida real de una persona, cuya familia se preguntó una vez, hace mucho tiempo ya, si cambiaban la felicidad por la prosperidad, se arriesgaron por la prosperidad, la cual no la encontraron en la ciudad.

Como ésta, las historias se repiten, particularmente en la ciudad de El Alto, la urbe más joven de Bolivia, pero también con mayor crecimiento, una ciudad caracterizada por la enorme cantidad de población migrante del campo. Sus calles y su desorden guarda historias silenciosas de familias enteras que tuvieron que dejar la tranquilidad de sus tierras y sumarse a una población que hoy vive situaciones de humillación y exclusión por aquellos que no comprenden o no quieren comprender la violencia de la pobreza.

Nuestro compromiso es el de hacer conocer estas historias, para que las personas sumidas en la pobreza al menos se sientan orgullosos de pertenecer a una historia, por que como dice Eugen Brand (ex Delegado General del Movimiento ATD Cuarto Mundo): “Una de las peores humillaciones a las que están sometidas las personas que viven en miseria es el de no tener historia, el de saber que su vida y las de sus familiares no cuentan para nada en la historia de la sociedad, necesitamos hacerlos parte de una historia en común, la historia de esta lucha incansable contra la miseria.”1




1 Entrevista con Eugen Brand durante el tiempo de reforzamiento del compromiso del voluntariado el 11 de julio de 2013

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