Saint Jean Lhérissaint
Puerto Príncipe - Haití
En Haití, especialmente en el medio urbano, hay muchas familias cuya
sobrevivencia descansa en el comercio informal, lo llamamos «comercio
menor ». Hay comerciantes que tienen un puesto en el mercado,
otros que venden a domicilio, y otros que son ambulantes. En un país
donde el empleo escasea más y más, donde nadie tiene los medios
para formarse de manera adecuada para integrarse al mundo del
trabajo, el comercio menor es un recurso seguro.
En todos los rincones del país es difícil encontrar una familia que
no tenga una historia relacionado con el comercio menor. Gracias a
esta actividad, muchas personas logran muchas cosas. Mina, una
anciana de 93 años que vende café cada día delante de su casa. Una
canasta llena de pan, un recipiente lleno de dulces, una olla de café
dulce y espeso, son lo que contiene el comercio de Mina.
Esta mujer tiene 6 hijos, 4 de ellos son universitarios, por ahora
todos están casados. Mina explica que comenzó con esta actividad
cuando su hijo mayor tenía un mes. En aquel tiempo ella no lograba
llegar hasta fin de mes. Increíble pero cierto : fue gracias a
este comercio pequeño que ella logró criar a todos sus hijos,
alimentarlos, vestirlos, pagar la escuela, pagar gastos de salud
cuando ellos se enfermaban, etc... Hoy en día, a pesar de que su
situación ha cambiado, ella no puede seguir con este negocio. Este
fue solo un ejemplo latente, pero hay muchos hombres y mujeres que,
al igual que Mina, a partir de casi nada, logran abastecerse de lo
necesario para vivir con su familia. Para lograr vivir día a día,
ellos economizan un poco para asegurar la escolarización de sus
hijos esperando que mañana las cosas irán mejor si los niños van a
la escuela. A veces este comercio menor está compuesto de tan pocas
cosas que uno tiene la tendencia a créer que hay un secreto o magia
que permite encontrar cosas para vivir. Renovar su stock y cuidar de
la casa a la vez, no es simple.
Los pequeños
comerciantes no tienen un comercio definitivo, las mercaderías
varían según la época. La más pequeña suma de dinero es
suficiente para vender cualquier cosa. Hay comerciantes que van muy
lejos para comprar sus mercaderías, mayormente lo transportan sobre
la cabeza ya que no siempre tienen par apagar un tap tap (bus). Aquí
el comercio menor no se hace sin ningún riesgo : se corre el
riesgo de ser atropellados por los coches mientras se vende en medio
de la calle en las estaciones y los stops. Se corre el riesgo de
perder el dinero, ya que hay que correr detrás de los coches por
vender o cobrar el dinero por el artículo vendido. Hay también el
riesgo ser robado, agredido, detenido, maltratado, etc.
El
comercio informal no solo ayuda a quien se dedica a ello ; hay
además un rol que se juega en la creación de actividades
generadoras de ingresos, se trata pues de un trabajo para la persona
que lo practica. En Haití, las pequeñas actividades informales
generan más ocupación de aquellas formales del estado. Toda persona
que se dedica a una actividad debería ser respetada, animada,
destacada porque eso reduce el número de personas que no hacen nada.
Cada vez que una actividad puede dar la oportunidad a dos otras
personas a integrarse, la tasa de desempleo disminuye.
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