lunes, 2 de septiembre de 2013

No nos damos cuenta

María Luisa Rojas
Guatemala ciudad.

Vivimos el día a día. Unos cumpliendo con sus labores, otros buscando un trabajo; mujeres luchando por llevar sustento a su casa y otras batallando en casa para que sus hijos salgan adelante y aprovechen las oportunidades; algunos jóvenes entusiastas queriendo arreglar el mundo y muchos, tan solo con la esperanza de poder participar en la vida de su comunidad; niños que juegan, que ríen y otros que trabajan y lloran; ancianos que viven nuevamente como niños las alegrías de sus nietos y otros que sufren en soledad y abandono…

Todos vivimos nuestra rutina y no nos damos cuenta de la vida del otro, porque no tenemos tiempo…, porque no queremos ver…, porque nos resulta cómodo…, por no querer involucrarnos, por no saber qué hacer… Y así, no nos damos cuenta que es en esta rutina que construimos nuestra sociedad y que todos somos responsables de lo que sucede en nuestras vidas, en nuestro vecindario, en nuestro país.

Es la vida diaria la que va permitiendo que la indiferencia crezca o que se forje una costumbre de solidaridad. Es nuestra mirada cotidiana la que permitirá provocar un cambio en nosotros y en los demás. Es nuestro actuar rutinario el que va permitiendo las diferentes formas de vida que, en la mayoría de casos, vivimos sin darnos cuenta.

Sentimos la injusticia, pero no reaccionamos, no decimos nada; esperamos que otros lo hagan. Vivimos el irrespeto y nos quedamos callados, y, lo que es peor, vamos poco a poco, actuando igualmente irrespetuosamente. Dejamos escapar sueños, por no atrevernos a ir contra corriente y no nos damos cuenta que cada cosa que hagamos, que cada palabra que decimos, que cada gesto que manifestamos al otro quedan grabados en nuestra sociedad, aumentando la insatisfacción, el desprecio, la violencia… o fomentando cambios que nos llevan día a día a una vida de comprensión y de paz.

Todos queremos y tenemos derecho a una vida mejor, pero no todos nos damos cuenta que en la búsqueda de nuestra comodidad y nuestras metas, nos olvidamos de las metas y bienestar de muchos, a quienes dejamos al margen, a quienes no integramos en el desarrollo y así, sin darnos cuenta, construimos una sociedad con divisiones, desigualdades, intranquilidad; una sociedad que no es la que queremos, pero que por no darnos cuenta, es la sociedad que creamos.

Muchas veces criticamos, otras proponemos, pero en la mayoría de casos, esperamos que otros tomen la iniciativa, que otros propongan el cambio, que otros den su tiempo, o dinero, que otros den el primer paso.

Pero no nos damos cuenta que todos podemos aportar algo para un mundo mejor, que todos tenemos algo que dar y que todos podemos empezar, al menos, por abrir bien los ojos, darnos cuenta y pensar en los demás.

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