lunes, 23 de septiembre de 2013

¿ORGULLO DE LO NUESTRO?

El traje típico en Guatemala, es una de las diferencias que caracterizan a las comunidades a lo largo de nuestro país, ya que es un elemento principal de la cosmovisión Maya, un símbolo de identidad cultural. Nos dan una señal de identificación. Sus coloridos y misteriosos colores que adornan las calles de los pueblos del interior del país, son una muestra de esta diversidad que forma parte de la presentación de nuestra tierra a nivel internacional.

Para muchos, es un orgullo portar este traje típico. Es poner de manifiesto esta cultura, llevar algo muy nuestro, único, bello. Pareciera que para todos es evidente esta identidad cultural.

En la cotidianidad de este país, golpeado por las injusticias, por la pobreza, por un conflicto armado, por las desigualdades; vemos en el día a día a una población que sufre aún más: los pueblos indígenas. Y es que no es nada fácil ser indígena en este país, además de la pobreza pesa sobre ellos la carga de la discriminación, más evidente para ellos que para los mismos pobres “ladinos”.

Razones económicas, de educación, transculturación, discriminación, migración, son algunos de los casos por los que muchas personas han dejado de usar el traje típico.

En el mercado, en la calle, en los centros públicos de asistencia, en la camioneta, es decir en casi todos los lugares, he visto cómo las personas indígenas son tratadas de manera despectiva. “vos María” dicen en el mercado a las personas que venden sus productos, haciendo una generalización como si todas se llamaran así. “Parecés indio”, o “tan indio que sos”, oímos muy a menudo, poniendo una afirmación muy fuerte, que tiene un trasfondo despectivo.

He oído sobre el trato que reciben las mujeres indígenas en los hospitales. Son tratadas sin respeto, discriminadas por el hecho de ser indígenas. Pareciera que son menos que las demás. Una persona presenció la humillación en la sala de parto, cuando a una mujer la obligaron a dar a luz a su hijo en el piso, aduciendo que “ellas están acostumbradas de esa forma”.

En la calle muchas mujeres llevan un “güipil”. Pero no todas son “indígenas”. Y es que llevarlo, en cierta manera te vuelve vulnerable. Yo he visto y sentido las miradas despectivas, pero también miradas de recelo. Recelo de aquellas que siendo sinceras portadoras de este traje, quizá ven en las ladinas una usurpación a esta identidad.

Yo me siento orgullosa de portar un güipil, pero más que el güipil, me siento orgullosa de ser guatemalteca, de ser llamada chapina, de haber nacido en la tierra del quetzal, en la tierra del maíz.

Me pregunto: ¿Cuándo podremos todos, en este país colorido, vivir sin hacer distinción entre lo que vestimos, lo que comemos, o el lugar en donde vivimos? ¿Cuándo seremos capaces de sentirnos plenamente orgullos de nuestra cultura, pero sobre todo sentirnos orgullosos de nuestros compatriotas, y más allá, dignificarnos como personas?

Elda Nohemi García 
Escuintla, Guatemala

No hay comentarios:

Publicar un comentario