lunes, 5 de agosto de 2013

LA BIBLIOTECA DE CALLE : UNA APUESTA POR EL DERECHO A LA CULTURA

Alberto Ugarte Delgado

Yo tengo mucha más lástima de un hombre que quiere saber y no puede, que de un hambriento. Porque un hambriento puede calmar su hambre fácilmente con un pedazo de pan o con unas frutas, pero un hombre que tiene ansia de saber y no tiene medios, sufre una terrible agonía porque son libros, libros, muchos libros los que necesita y ¿dónde están esos libros?1

El poeta español Federico García Llorca, reivindicaba con estas palabras el derecho al saber como un derecho fundamental para todo ser humano. Han pasado más de 80 años desde que el poeta hiciera esta alocución y sin embargo el acceso al enorme patrimonio cultural que la humanidad ha creado, es aún una promesa lejana para millones de personas en el mundo.

Si asumimos como premisa que la cultura es aquello que hace que los seres humanos sean cada vez más humanos, dejar a hombres, mujeres y niños privados de los medios que les permitan desarrollar su propia cultura y acceder al patrimonio cultural de la humanidad, es no sólo expresión de una gran injusticia, sino también un acto de inhumanidad, que va a contracorriente de todo aquello que a lo largo de siglos y desde las culturas más diversas, el hombre ha forjado, para hacer de nosotros mejores seres humanos.

De todas las barreras que impiden el acceso a la cultura, tal vez la más injusta e insoportable sea la de la pobreza extrema, que mina las posibilidades de la persona para un desarrollo pleno de sus capacidades aún antes de su nacimiento. La pobreza no es sólo la expresión de carencias materiales, es también y sobre todo, una forma de violencia para quienes la sufren; el impacto de la discriminación y del maltrato al que están expuestos los más pobres, deja secuelas en su vida que son difíciles de superar y constituyen un peso enorme que los llena de inseguridad, desconfianza y miedo que aplasta sus vidas.

Las condiciones de vida que impone la pobreza extrema destruyen a la persona, de ahí que toda respuesta que se limite sólo a la dimensión material o económica quedará corta ante la complejidad y magnitud del problema. Ante esto, desde el Movimiento ATD Cuarto Mundo afirmamos el derecho de los más pobres para contar con los medios que les permitan valorar su identidad, construirse como ciudadanos plenos y asumir su destino. En este esfuerzo la cultura no es sólo un medio sino también un fin en sí mismo; Porque, como afirmaba el Padre Joseph Wresinski, “…construir la libertad con los más pobres es una aventura. Y liberar las inteligencias, la imaginación y la creatividad de las familias cuya cultura hemos truncado, también es un combate en favor de los Derechos Humanos”2.

La Biblioteca de Calle se inscribe en este esfuerzo que es el de llevar el arte, la cultura y el saber a los sectores más desfavorecidos; servir como puente entre aquellos que tienen una vida difícil a causa de la pobreza y la exclusión, con aquellos que han tenido las oportunidades que los otros no tuvieron y hacerlo a través de un medio como es el libro, capaz de abrir las puertas a la imaginación, a la creatividad y al saber. La Biblioteca de Calle es un espacio de encuentro e intercambio, en el que sobre la base de la reciprocidad se busca construir una relación de respeto, confianza y afecto que permita reconstruir las seguridades que la pobreza destruye.

Lima, Agosto del 2013

1 Locución de Fedérico Garcia Lorca al pueblo "Fuente de Vaqueros". Septiembre, 1931.

2 Wresinski Joseph, "La Cultura que, compartida, libera. Cultura y Pobreza". Velada-Debate en el Centro Georges Pompidou. París, 16 de marzo de 1987.


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