Segunda parte...
En el artículo anterior (La miseria de la música) hablamos de la importancia que tiene la música para el ser humano; Joseph Wresinski, fundador del Movimiento Cuarto Mundo, en el texto: La angustia de la ignorancia, extracto de la entrevista hecha por Claudine Faure en octubre 1987, nos habla acerca de este tema:
'Estoy
celoso'. Estoy celoso de todos los que han podido, en su juventud,
descubrir a Beethoven, descubrir a Mozart u otros. Para mí nunca ha
sido posible y es por eso que durante toda mi vida he querido que los
niños aprendan a conocer el arte, la poesía, la belleza. Los pobres
no son celosos de los ricos por su riqueza. Un niño me dijo: “¡Los
ricos están totalmente oprimidos por todo lo que tienen, que no
pueden más que ser infelices!” Pero creo que sea más la
ignorancia que los hace celosos; están sometidos y sufren a causa de
la ignorancia en la que han sido guardados. Todos con los que he
hablado mucho y se han abierto conmigo, siempre me dijeron lo mismo:
"A nosotros nada ha sido enseñado, somos tontos. Uno se cree
tonto y luego se encierra en la estupidez”. Es una cosa muy grave.
La injusticia de la privación es espantosa, pero la injusticia de la
ignorancia, y por cierto, la más grande de los males que se pueda
hacer a cualquier persona, es la injusticia extrema, porque significa
privar a las personas de la participación a la vida del mundo, al
conocimiento de los seres, de las cosas, de las cosas que pasan, de
todo. Es privar a las personas del conocimiento de Dios. Es
espantoso, es la injusticia extrema, la más grande. Por eso el
Movimiento siempre insistió con los voluntarios, de luchar porque
los niños, al empezar su infancia, reciban lo máximo posible, para
que puedan aprovechar y desarrollarlo para poder permitirse mañana,
de tener un espíritu claro, un lenguaje comprensible, y de hecho,
percibir de existir frente a los demás".
Cuando leo
lo que Wresinski escribió sobre la injusticia extrema que puede
provocar privación de conocimiento a las personas, pienso en lo que
estamos provocando en los niños, cuando nosotros como docentes, como
adultos, los privamos de experiencias artísticas, a experiencias
musicales me refiero específicamente en este apartado. Privación de
estímulos de las conexiones del cerebro, de la pronunciación y
expresión corporal, de sus relaciones sociales, del desarrollo de
la lógica, de la concentración, de la memoria, del éxito de la
matemática, de todo tipo de razonamiento ordenado. Esta influencia,
trascendental para su aprendizaje, les otorga definitivamente
habilidades y destrezas para su camino en la escuela.
En el
transcurso de estos meses, he visto cómo niños pequeños que
asisten a un programa de estimulación oportuna, que el Movimiento
Cuarto Mundo anima, viven la música a partir de experiencias simples
de la cotidianidad. Estos niños están teniendo un acercamiento al
ritmo, al sonido, a los movimientos, a la expresión corporal….
Al inicio de
este espacio, veíamos cómo a algunos niños les era difícil ser
libres en su expresión. Algunos no eran capaces de participar de
pequeños ejercicios que se les proponía. Con el tiempo, poco a poco
fueron capaces de incorporarse a las dinámicas musicales,
permitiéndoles ganar mayor seguridad en sus relaciones con los
adultos y también entre ellos mismos.
Quizá un
sueño con el que me quedo, es que en algún momento permitamos a los
niños y niñas ser creadores de su propia música, fomentando en
ellos continuamente la producción creativa ya que existe un enorme
potencial en niños y jóvenes, potencial que hasta ahora hemos
desaprovechado.
Elda Nohemi
García Galindo
Voluntaria
Permanente
Escuintla,
Guatemala
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