lunes, 5 de agosto de 2013

Los que ya no están…

El siglo XX la historia de América Latina fue sanguinaria. En nuestros países miles de seres humanos pagaron con su vida las posturas de unos y de otros. En Guatemala, al menos 45 mil personas fueron detenidas y desaparecidas durante el Conflicto Armado Interno, en otro países Centroamericanos, como El Salvador y Nicaragua, las cifras no fueron determinadas. En todo caso las cifras dicen poco, en comparación del sufrimiento humano de perder a un familiar querido.

Nostalgia de la Luz” (Argentina) y “Con mi corazón en Yambo” (Ecuador-Colombia) son dos películas incluidas en el ciclo de cine en Guatemala “Memoria, verdad y justicia”. Dos películas que cuentan la historia de un mismo dolor, de una misma guerra, de una misma historia, de una misma tierra: América Latina. De los “desaparecidos” y sus familias que siguen en su búsqueda, por justicia.

A menudo se escuchan comentarios, “¡qué resentidos!, que lo olviden ya” ¿en dónde está la capacidad del ser humano por ser empático con lo que viven el otro? ¿Podemos imaginar que en nuestra propia historia, nos falte una madre, un padre, un hermano y que nos podamos vivir sin saber cuál fue su fin, su muerte, su dolor o en donde está su cuerpo? ¿Podríamos vivir con eso? Lo más seguro es que no. La búsqueda de la verdad es una necesidad.

Lo lamentable también es el silencio de los gobiernos y su ineficacia. Han pasado algunas décadas sin programas capaces de buscar la verdad y sin que el asunto de “vivir en paz” sea finalmente alcanzado. Lo difícil también es que en el siglo XXI todavía existan muchos desaparecidos, en Guatemala, muchos jóvenes, que no vuelven a sus casas, que migran o que son asesinados en la impunidad. Muchas otras personas a lo largo del continente siguen siendo perseguidas por su activismo en contra de la minería, por poner un ejemplo, seguimos compartiendo la historia. El dolor sigue.

Cuando pienso en los desaparecidos, en los que ya no están, pienso en el reencuentro (¡como si fuera posible!) con sus familias, vivos, pero es algo que no puede ser. Este sería el mejor final. Muchos otros, pasan la vida buscando a su familiar, conozco a una familia, no fue a causa de la guerra que perdieron a un hijo, fue a causa de la violencia de la miseria. Cada cierto tiempo, van y buscan en los libros de la morgue, con esperanza de encontrar a alguien, pero hasta hoy sin resultados. Como ellos, muchos otros… ¿Es esto vida? ¿Esto es digno?


Linda García


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