lunes, 3 de junio de 2013

Un niño con problemas de adultos

Diego Sánchez
La Paz - Bolivia

En una ocasión estuve escuchando una canción que llevaba por título: "Un niño con problemas de adulto" y me preguntaba si allá afuera realmente hay niños con problemas y preocupaciones que no son propias de sus edades, hasta que recordé una historia en particular:

Yo vivo con mis papás, pero casi no los veo mucho porque salen a trabajar muy temprano, cuando yo estoy durmiendo. Los dos trabajan vendiendo en la Ceja (un barrio comercial de la ciudad de El Alto). Venden de todo, a veces juguetes, a veces condimentos. Como yo soy el hermano mayor, tengo que levantar a mis dos hermanitos para que vayamos a la escuela. Se los hago su desayuno, cafecito con pan no más y los tres nos alistamos pa ir a clases, pero antes tengo que terminar de hacer cocer la comida que mi mamá dejó en la madrugada.

Por la tarde les hago hacer sus tareas a mis hermanitos, pero a veces me tocan la puerta para salir a jugar pelota, a veces salgo, pero a veces mi mamá viene por la tarde a comer con nosotros y luego nos cierra la puerta con candado porque tiene miedo de que nos entre ladrón.

Un día me encontré por la calle a este mismo niño, Pedrito (nombre ficticio), que apenas tiene 9 años y que cargaba a su hermanito de 3 años en su espalda, mientras su hermanito de 7 años correteaba a no más de unos 5 metros de distancia. Le pregunté por qué no había venido el pasado sábado a la Biblioteca de Calle y él me contestó que fue a vender con su mamá a la Ceja junto con sus hermanitos.

Más allá de tener a simple vista una niñez que se va diluyendo entre responsabilidades de adultos, me di cuenta que esa familia está unida por la pobreza, pero más que nada por su lucha por salir de ella. A Pedrito seguro que le duele el no poder quedarse a jugar pelota con sus amiguitos en la calle, pero tiene un sentimiento más fuerte que ese dolor y es la ilusión y la esperanza de ver a su familia junta salir de la pobreza y el hambre, sin importar el sacrificar parte de su niñez.


Como Pedrito, son muchísimas las niñas y niños que a corta edad cambian el disfrute pleno de una niñez por responsabilidades, a veces impuestas y a veces voluntariamente contraídas, que más allá de un profundo pesar, también nos demuestra que el salir de la miseria puede y debe ser tarea de todos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario