lunes, 10 de junio de 2013

La calle no tiene hijos

Saint Jean Lhérissaint
Puerto Príncipe - Haití

En las calles de Puerto Príncipe y de otras ciudades en el interior, encontramos a niños de ambos sexos y de todas las edades. Hay gente que les llama « niños de la calle », « koko rat », « grapyay », « sin familia ». Se los encuentra sobre todo en las estaciones de tap tap (buses), en las plazas públicas, en los grandes cruces y en todos los lugares donde se reúne mucha gente. No todos los niños que viven en las calles tienen los mismos objetivos. Las causas que los llevan a esta situación son diferentes. Hay muchas razones que explican la presencia de los niños en las calles de Haití. Hay niños que están en la calle porque fueron golpeados por sus padres. Los hay quienes perdieron a sus padres o a sus tutores. Otros llegan a las calles porque la situación económica de su familia es muy difícil. A otros los botaron a la calle sus propios padres y... en fin otros vienen de la provincia porque les dijeron que en la capital hay trabajo. Una última « categoría » de niños viven en la calle porque un amigo, que ya vive en la calle, los invitó a unírsele con el objetivo de ser libres como una mariposa.

Para vivir, los niños que viven en la calle hacen trabajos diversos : embarcar los tap tap, limpiar los carros, lavar platos, mendigar. También recogen todo lo que encuentran en su camino y que puede ser vendido como fierro, aluminio, cable eléctrico, botellas, etc... Cuando no encuentran nada, van a sentarse al lado de los que venden comida para pedir a los clientes que les dejen algunas cucharas en el plato. Siempre se informan sobre dónde pueden encontrar algo. A veces sucede que los niños apoyan a sus familias con lo que ganan en la calle. Julien, un niño de 12 años dice : « Cada vez que voy a trabajar, si gano algo de dinero, siempre llevo algo para mi mamá. A veces mi mamá llora al tomar el dinero, pero de todos modos lo acepta porque no tiene. Ella dice que no es ésta clase de vida que quiere para su hijo, pero la pobreza la obliga ». Los niños se exponen al peligro antes de ganar algo de dinero. A veces los carros golpean a los niños cuando éstos están ofreciendo sus servicios a los vehículos. A menudo sufren insultos y humillación. Incluso son apaleados a veces porque las personas no los soportan.

Los niños que viven en las calles son víctimas de violencia por parte de sus compañeros, los adultos y las autoridades. Cuando un niño entra en una base (grupo), deberá obtener su integración bajo el consentimiento de los otros. Para eso, se debe pagar un precio : él recibirá fuertes golpes, se le hace trabajar y toman el dinero en su nombre, incluso pueden ser obligados a hacer cosas que ellos no elegirían hacer por su propia voluntad. René dice : « Cuando golpeo a un niño que acaba de llegar a la base, no quiere decir que yo no lo estime. Lo único que hago es darle un “pase”. Hay que darle permiso a los recién llegados. Yo también fui bautizado a puñetes cuando llegué ».

Entre los niños que viven en la calle aquí, siempre hay peleas. El uno sufre la violencia de parte del otro. En realidad nunca son verdaderos amigos, tampoco son enemigos. Ellos se ven obligados a mostrarse fuertes para no dejarse atropellar por los demás. La regla es : arreglárselas con la realidad del cemento (concreto). Los mismos niños que acaban de pelearse, son los que caminan mano a mano algunos minutos después. La solidaridad no falta entre ellos. Es la calle la que les impide ser como corderos si ellos quieren protegerse.

A pesar de todas las dificultades que viven esos niños, ellos tienen una sonrisa en sus labios. Son solidarios entre ellos, a veces un pedazo de pan que un niño tiene, puede ser compartido con otros diez niños. Como todas las demás personas, ellos tienen sueños, les gustaría vivir de otra manera. Tienen la esperanza de que las cosas cambiarán y que ellos serán parte del cambio. Son muy talentosos, conocen muchas cosas. Están bien informados de todo lo que pasa en la sociedad. Están en la búsqueda de nuestra comprensión. No son casos perdidos, su manera de vivir puede cambiar si creemos en ellos. Ellos saben que un niño no puede vivir en la calle. La calle no tiene hijos.... pero hay niños que viven allí !!!


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