domingo, 31 de julio de 2011

Vidas ajenas

Desde hace más de tres años el Movimiento ATD Cuarto Mundo viene realizando un peritaje sobre violencia y paz con el objetivo de construir un conocimiento desde un punto de vista no usual: la experiencia de personas muy pobres y excluidas que viven en distintos países del mundo.

Guillermo Díaz,aporta también su experiencia, al lado de gente muy pobre, a través de la pintura y en esta oportunidad a través de la poesía.



VIDAS AJENAS
A esas familias que luchan en la oscuridad sin ser vistas por el ojo punzante de la sociedad.

A esas familias que por causa de los desalojos han perdido el sentido de tener una casa;
pero que siguen luchando para hacerse respetar, sacando energías de la nada.

A esas familias valientes que con su gallardía ponen primero a las familias sin voz.

A esas familias cuyo sueño más grande es que sus hijos vayan a una escuela.
Sueñan también que sus hijos ya no sufran lo que ellos han sufrido.

A esas familias que reflejan en su ser la sed de lucha de cada día.

A esas familias para quienes su historia y su cultura se ha convertido en un peso
por el hecho de llevar un traje típico, ojotas.
Son echadas en el saco roto del olvido y la discriminación.

A esas familias que por causa de la miseria han perdido a sus hijos
y todo el sentido de una casa digna.

A esas familias que no aclaman la guerra
sino claman sedientos de trabajo, justicia, igualdad y paz.

A esas familias que con una mirada y todo el peso que llevan
abren zanjas profundas a causa de la miseria.

A esas familias que luchan a diario para llevar el pan de cada día a casa
pero que la sociedad, sin llanto ni dolor, deja quemar el pan a puertas del horno.

A esas familias que son tildadas por “no hacer nada”
y que no pueden ver la luz del día porque están trabajando de sol a sol.

A esas familias que han derramado lágrimas de sangre por la pérdida de sus hijos.

A esas familias que se rebelan, que toman la palabra, que con su silencio nos quieren decir:
¡basta ya!... ¡luchan para no ver morir a sus hijos en un hospital!

A esas familias que comparten lo poco que tienen.
Es en este compartir que se vive el signo de la solidaridad.

A esas familias ¡pobres… pobres! Que derraman su llanto por la injusticia del mundo. Llanto que se convierte en un charco de culpa bajo la mirada de los demás.

A esas familias que están en algún rincón del mundo, que se encuentran solas, abandonas, despreciadas, ignoradas y humilladas a causa de la miseria.

Hay miradas en la vida tan fuertes, yo no sé cómo soportarlas.
Quisiera que todo esto fuera un sueño, pero cada mañana, al despertar, sé que no lo es.
Es la realidad que viven las familias atrapadas en la miseria.





Guillermo Díaz Linares
Voluntario permanente
ATD Cuarto Mundo

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