Cuando salí del supermercado estaba lloviendo así que decidí tomar un “pedicab”* para volver a casa. Acordamos la suma de 30 pesos. Según avanzábamos la lluvia se hacía más fuerte. El joven conductor estaba totalmente empapado pero no dejaba de pedalear. Yo estaba dentro pensando: debí esperar a que pase la lluvia…
Cuando llegamos a casa, se me ocurrió darle 100 pesos y un sorry, thank you very much, en vez de los 30 convenidos, para aliviar mi conciencia.
Él se quedó mirando el billete, luego me miró a los ojos, luego el billete y luego a mí y así por un eterno espacio de 5 segundos; y luego miró al cielo y movió los dedos como quien hace las cuentas…
Mientras, la lluvia seguía mojándolo a él y al billete. A mí no, yo tenía un paraguas. Le repetí varias veces it’s ok, it’s ok ; y por fin se me ocurrió levantar la mano en señal de adiós. Fue entonces cuando él sonrió, dio media vuelta y siguió pedaleando bajo la lluvia.
Unas semanas después participé de un curso de formación sobre el Sistema de Aprendizaje Alternativo (ALS por su sigla en inglés) en donde nos hablaron del Club 86. Se explicó que por cada 100 niños inscritos en 1er grado, 66 se gradúan del nivel primario, 43 de la escuela secundaria y sólo 14 de nivel universitario completo. Esto significa que el 86% de los inscritos abandonan sus estudios en algún momento, de ahí el nombre de Club 86.
Este 86% significan unos 11.600.000 niños, adolescentes y jóvenes que no pueden terminar sus estudios por diferentes causas. La principal: pobreza y desempleo. ¿Qué hacemos con este Club 86? preguntó la ponente durante el curso de formación. El gobierno propone implantar el ALS como un paliativo que intenta solucionar tanta deserción escolar.
El joven que no pudo hacer las cuentas, ¿hace parte del Club 86? ¿O es que ni siquiera está en las estadísticas porque nunca comenzó la escuela? ¿Alcanzará el ALS a este joven?, ¿o pasará desapercibido porque no habrá nadie que le proponga ser parte de este sistema?
Mientras tanto, la economía de este joven depende mucho de la honestidad y la honradez de sus clientes. Mientras tanto millones de niños, adolescentes y jóvenes dependen mucho de los saberes y conocimientos de los que sí pudimos terminar la escuela; pero sobre todo, dependen de nuestras acciones para hacer posible que la educación sea accesible para todos y todos puedan “hacer las cuentas”.
Desde Manila - Filipinas
Susana Huarachi Quispe
* El pedicab es tipo de triciclo impulsado por pedales y diseñado para el transporte de pasajeros, además de la del conductor.
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