lunes, 11 de marzo de 2013

Un nuevo Rayo de Luz


¿Sabes cómo es? Es así: al inicio necesitamos pasar por un camino que empieza en una gran oscuridad. Algunos incluso van a desistir, pero otros dirán: - Vamos, sigamos! Porque en aquel camino hay una luz. Y es así como nosotros podemos caminar y encontrar la luz”.

Es así como Tatiane J. ve la creación de un nuevo grupo en su comunidad para reflexionar sobre la participación de personas viviendo en situación de pobreza extrema en la evaluación de los Objetivos de Desarrollo del Milenio de la ONU. El grupo al que ella nombró Rayo de Luz. Tatiane completa su pensamiento diciendo: “Todos tenemos derechos y, aunque estemos lejos, en la oscuridad, alejados de todo, tenemos nuestros derechos. Y cuando le hablamos a otra persona, podemos ser también un rayo de luz”.

Para Raquel F., que también participa en el grupo, está claro: “Somos seres humanos y debemos ser tratados como tal. Para recibir una ayuda del gobierno no tendríamos que someternos a tales humillaciones. La miseria sólo podrá terminar cuando miren hacia los miserables”. 
 
Los programas implementados por el gobierno para acabar con la miseria en Brasil todavía no pueden ser considerados como políticas públicas que garantizan derechos. Tampoco son tomadas en cuenta las inteligencias y experiencias de las personas que más conocen sobre el tema de la miseria: las mismas que viven en ella y la combaten a cada día. ¿Cómo podemos privar a personas como Tatiane o Raquel de participar de la elaboración de las políticas de combate a la extrema pobreza? ¿Cómo apoyar al Estado a cumplir su rol de proteger a las personas? ¿Cómo hacer entender que lo que se necesita son las garantías de los derechos y no la caridad?

Esperar que los gobiernos creen políticas para erradicar la pobreza extrema enfocándose solamente en los que viven en ella no es suficiente. Tenemos que empezar a vivir de otra manera, pues la sociedad en general tiene que estar involucrada en ese objetivo, como nos enseña D. Cristina: “Nadie puede cambiar la miseria solo. Hay que tener la unión de todas las personas para que actuemos todos con un sólo pensamiento: levantar ésta clase necesitada, pues necesitado es aquél que esta caído y no ve cómo levantarse solo, como yo. Tenemos que juntarnos y luchar con un solo objetivo. Tu vas a usar tu sabiduría y yo la mía, uno apoyando al otro. Y es con este conocimiento nuevo, aprendiendo uno con el otro, que podremos cambiar una situación. Sólo así cambiaremos la sociedad. De otro modo nada va funcionar.”

Y, para que todas las personas puedan unirse con respeto, rescatando lo mejor de cada uno, un joven nos llama la atención: “Para mí el prejuicio más grande que existe es pensar que todos somos iguales. Nadie es igual a nadie y no tenemos que ser iguales. Tenemos que aprender a respetar las diferencias de cada uno”.

Desde junio de 2012 el Movimiento ATD Cuarto Mundo está presente en Brasil con un equipo de voluntarios permanentes. En este nuevo camino que empezamos en Brasil, cada persona que vamos encontrando nos llena de esperanza y nos enseña que estos espacios de encuentros, los cuales nos permiten conocernos los unos a los otros, con respeto y dignidad, son la clave para que seamos capaces de mirar en cada ser humano un nuevo rayo de luz.


Mariana Guerra
Voluntaria Permanente
Movimiento ATD Cuarto Mundo - Brasil

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