lunes, 28 de abril de 2014

Eternos momentos difíciles


Muchas veces en la vida pasamos por momentos difíciles: una enfermedad, la falta de trabajo, problemas económicos, la muerte de un ser querido… Estos momentos se sobrepasan pues se sabe que son pasajeros y que pronto vendrá algo mejor.

En la pobreza, estos momentos forman parte de la vida diaria; no podemos hablar de momentos difíciles, pasajeros, pues estos momentos están siempre ahí. Cuando se vive la extrema pobreza, los momentos difíciles son eternos.

En la pobreza, toda la vida es difícil, todo te cuesta más.

Es difícil la rutina, vivir el día a día con el cansancio de tanto caminar sin llegar a ningún lado. Es difícil la simple lucha por conseguir algo de comer o beber sin sentirte nunca saciado. Es difícil ser, y aún más, ser útil, tener un trabajo que refuerce tu dignidad.

En los momentos difíciles se dificulta el pensamiento, no es fácil ver con claridad, no es fácil encontrar soluciones y resolver problemas. Es difícil la moral y es difícil entrar en una vida normal…

La pobreza material dificulta el desarrollo de la riqueza espiritual, impide el desarrollo de los valores sociales, valores que, contradictoriamente en la riqueza, muchas veces son olvidados.
¿Cómo se va a ser justo si desde pequeño, por ser pobre, se vive la injusticia en la escuela?
¿Cómo vas a ser generoso si no tienes nada que dar?
¿Cómo vas a tener esperanza si cuando abres los ojos en la mañana sigues viviendo en la oscuridad, pues tu covacha no tiene ventanas?
Sin embargo, en la pobreza se viven valores, aunque todo esto sea más difícil.

En la pobreza no se pasa por momentos difíciles, se viven momentos difíciles todos los días. Éstos solamente varían su intensidad: más difíciles o menos difíciles, siendo ante los demás, más visibles o menos visibles, presentándose ante la sociedad como más impactantes o menos impactantes.

Pero todo se queda ahí. Porque lo más difícil es comprender la vida en pobreza, aceptar que estos momentos difíciles están ahí cerca o lejos de nosotros, queriendo ser vistos, queriendo ser oídos, queriendo romper barreras de indiferencia para poder ser superados.

María Luisa Rojas
Ciudad de Guatemala
 

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