martes, 22 de abril de 2014

Nunca más sol@s

La van a echar de su casa. No sé si hoy, si mañana, cuándo, pero el caso es que ya no le es posible pagar el alquiler, como antes no pudo pagar la luz o el gas, lo que hizo que se los cortaran y tuviera que engancharse de manera ilegal para recuperarlos. Ahora no sabe muy bien cómo hacer ante la visita inminente del dueño del piso, que vendrá en un par de días para pedirle el pago de la mensualidad.

Una amiga, que ha conocido hace no mucho tiempo, se echa a la calle con ella para buscar una solución. Conoce a otras personas y familias que han ocupado pisos vacíos, y en esa red que se ha formado entre ell@s saben de muchas otras viviendas que existen en el barrio sin ser utilizadas, propiedades sin más sentido que el de rellenar las cuentas bancarias de quienes las poseen. Buscan, preguntan, planean. Igual que hicieron antes, hace no muchos días, cuando tras el corte del gas se pusieron en marcha para conseguir un calentador eléctrico que permitiera tener agua caliente para que las dos hijas de la familia se pudieran duchar sin frío.

Ella no está sola. Su amiga, y a través de ella una red de personas dispuestas, accesibles, sirven de apoyo. Apoyo no solo para solucionar los problemas, sino también para no hundirse, para encontrar ánimos para seguir luchando, para incluso atreverse a enfrentar los desencuentros con l@s trabajador@s de Servicios Sociales, con l@s voluntari@s de la parroquia, y demandar ser tratado de una manera digna. Gracias a este apoyo es posible no esconderse, dar la cara y un paso al frente.

Como ella dice: "Puedo hacer esto porque tengo apoyo".

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Él tiene 27 años. Seis hijos. Marcado por la realidad de la extrema pobreza desde que nació, ha participado en muchas ocasiones en reuniones y acciones de Cuarto Mundo España. Pero el 22 de marzo,cuando las Marchas por la Dignidad inundaron las calles de Madrid, fue la primera vez que se vio en medio de una manifestación tan masiva. En contacto con tant@s otr@s que allí estaban, era un@ más, otr@ ciudadano en marcha, reclamando un cambio, un respeto, el reconocimiento de su dignidad, de nuestra dignidad compartida.

En medio de esa marea humana, me dijo: "Estoy orgulloso de estar aquí".

Estar, ser con otr@s, junt@s. Nunca más sol@s, nunca más rot@s por la miseria que separa, que anula, que incapacita.

No es posible avanzar de otra manera que en compañía.

Dani García
Madrid 

 
 

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