lunes, 2 de diciembre de 2013

El año pasó volando…

María Luisa Rojas
Guatemala Ciudad

Las fiestas de fin de año nos invitan a reflexionar: pensamos en nosotros mismos, pensamos en los demás…

Generalmente nos asombra lo rápido que pasó el tiempo y es frecuente saludarnos diciendo: - “El año pasó volando”, -“El tiempo pasó corriendo…“

En este correr, el fin de año nos permite hacer de alguna manera un alto en la rutina y reflexionar. Nos permite valorar los logros alcanzados por nosotros o por los que están cerca y nos permite proponernos nuevas metas a alcanzar. Nos permite, al vernos en el espejo, ver reflejada nuestra imagen juntamente con la de los demás, ver los rostros de todas aquellas personas que han estado cerca en nuestra vida diaria: familiares, colegas, compañeros de trabajo, vecinos, vendedores en el mercado, personas con quienes hemos compartido la calle, el bus, la rutina… y no todos los rostros se muestran satisfechos o felices; quizá nuestro propio rostro refleja frustración.

El año pasó volando”… y muchos realizaron el vuelo junto a él. Pero para otros el tiempo pasó volando muy por encima de sus sueños, muy alto en cielos azules, muy lejos de su tierra, de su vecindario, de su casa; tan lejos, que no pudieron alcanzarlo, que no pudieron más que observar cómo la vida se desarrollaba en el tiempo de los demás.

El tiempo pasó corriendo, tan rápido, que muchos no pudieron, tan siquiera un minuto, aferrarse a él para vivir una vida digna. El tiempo simplemente pasó. Pasó sin dejar espacio a la más mínima realización, oportunidad de estudio, de trabajo o de distracción.

Un año termina y muchas vidas siguen con la esperanza de un nuevo año mejor. Un año en el que ese tiempo eterno de insatisfacción, se llene por un minuto de una oportunidad para volar. Así, después de doce meses poder decir con cansancio: -“El año pasó volando”, pero yo volé con él…


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