lunes, 29 de abril de 2013

Eso que no se ve…


Por María Luisa Rojas
Guatemala Ciudad

Más que hablar de la pobreza que se ve, de esas imágenes que impactan y que, lamentablemente, muchas veces son usadas para hacer ver a otros un mundo diferente a ése en el que viven, porque, en sus múltiples ocupaciones “no han tenido oportunidad de verlo”… o no han querido verlo, quisiera hablar de la pobreza que no se ve...

...de esas imágenes que descubrimos al hablar con la gente, de esas ideas escondidas en personas sencillas con trajes rotos, de esas palabras expresadas en charlas cotidianas y no en grandes discursos, de esos gestos alegres, simples, que salen del corazón…

En la ciudad de Guatemala, se ven imágenes de pobreza en cada esquina… no tienes que ir muy lejos para ver niños en la calle, personas indigentes, casas de lámina,… pero si vas a un asentamiento te encuentras con una pobreza organizada y puedes ver más allá. Así es como, desde que empecé a visitar con cierta regularidad algunas de las familias en extrema pobreza, he encontrado cada vez miradas de niñas y niños que me han impactado pues son miradas que en un segundo te dicen tanto. No tienen que hablar… con mucha transparencia te dicen: “Aquí estoy, descubriendo el mundo. Tengo necesidades, tengo sueños. Quiero saber, quiero hacer, quiero vivir… y tú ¿qué mundo me presentas?”

Quisiera hablar de eso que no se ve… de esas miradas llenas de esperanza, de esa luz, que sin ser su intención, transmiten personas pobres y te iluminan el entendimiento, te iluminan la vida…

Cuando ves “eso que no se ve” te das cuenta de la riqueza escondida en la pobreza. De la riqueza humana que todos tenemos y que no reconocemos en el pobre simplemente porque. al no verlo igual en lo material, lo consideramos muy rápidamente, pobre en todo sentido. Esas miradas se vuelven un espejo; chocan con algo en nuestro espíritu que por comodidad dejamos por un lado, con formas de vida que hemos aprendido, en las que valoramos lo que se ve, y nos olvidamos de eso que no se ve.

Cada semana, cada mirada me da fuerza, me permite percibir en medio de toda esa pobreza, una gran riqueza; algo que sabes que está ahí, sólo hay que querer verla.

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