lunes, 22 de abril de 2013

AÚN ES TIEMPO


(Día internacional de la Tierra)

Por Max Araujo.

Hoy, 22 de abril, se celebra el Día Internacional de la Tierra, por lo que es importante que reflexionemos sobre su significado.

En primer lugar no debe servir para celebrarlo como una fiesta más, sino para reconocer que nuestro planeta es el hogar de la humanidad y por ello debemos tomar conciencia que casi todos los esfuerzos para detener su destrucción han fracasado por la falta de voluntad política de los gobiernos. Es necesario, antes que sea demasiado tarde, como lo afirma el científico Miguel González, que se encuentre un justo equilibrio en la explotación de sus recursos, degradados por la contaminación, la emisión de gases tóxicos y el calentamiento global. ¿ Cuántos lo sabemos?

En segundo lugar, este día debe servir para que cada uno en lo personal asuma compromisos y comportamientos que ayuden en la lucha para la conservación de nuestro planeta y para evitar que sigamos en esa carrera desenfrenada por destruirlo. Entre muchas situaciones cotidianas tomemos, por ejemplo, tres actitudes de las más de dos mil que se podrían minimizar cada día:

a) Según un estudio realizado cada colilla de cigarrillo tarda 10 años en biodegradarse, y que además causan la muerte a muchos animales que las ingieren. ¿Qué hace usted con las mismas cuando fuma?

b) Se afirma por ejemplo que si cada uno de los 10 millones de oficinistas del Reino Unido utilizarán una grapa menos por un día, se ahorrarían casi cien toneladas de acero por año. ¿Cuántas acciones similares realiza cada día?

c) Salir de la ducha un minuto antes ahorraría 500 litros de agua por mes, ¿lo sabía?

Sin embargo por falta de conocimientos seguimos haciendo lo que nos parece normal: usamos bolsas plásticas de manera innecesaria, lanzamos contaminantes a las aguas, utilizamos en exceso nuestros vehículos, llenamos de cemento los espacios verdes, etc, etc, y el resultado es que sin saberlo sumamos a las acciones de destrucción del planeta. Urgen entonces más procesos de educación y de sensibilización. ¿Estamos dispuestos a promoverlos?. ¿Cuándo y cómo vamos a cambiar en nuestros hábitos negativos?

¿Y sabían ustedes que desaparecerían el hambre y la desnutrición de los millones de personas en el mundo si no se destruyera tanto alimento, porque se dice que no tiene calidad o porque se desperdicia en las neveras de sus casas o en los supermercados?

Meditados los cuestionamientos anteriores me encuentro con que he sido indiferente a los mismos. No me culpo, ni me excuso, soy un producto de mi tiempo, de mi país y de mi educación. ¿Me libra eso de mi responsabilidad?.

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