miércoles, 26 de diciembre de 2012

Necesidades, Derechos, Intereses y Deseos

Daniel García
Madrid - España

Andamos últimamente por las tierras hispanas dándole vueltas al tema del reconocimiento de los derechos. De hecho es una de las prioridades que han salido del proceso de evaluación de los 20 años de presencia del Movimiento Cuarto Mundo en España. Pero resulta un tema tan árduo, tan denso, que cuesta entender muchas veces. Por eso quiero compartir este material elaborado por un abogado muy comprometido en la lucha contra la pobreza y la exclusión, José Luis Segovia, en el que clarifica mucho lo que nunca debemos olvidar en torno a estas cuatro palabras: Necesidades, Derechos, Intereses y Deseos. Claro, directo y motivador, además de especialmente acertado para interpretar (y denunciar) estos tiempos que corren. Acá van algunos fragmentos:
 
El fin del Derecho es regular la vida de las personas y de las instituciones, de modo que las necesidades de las personas queden satisfechas. El buen Derecho será el que trate de satisfacerlas de acuerdo con unas prioridades que define la acción  política.  Por  el  contrario,  el  Derecho  espurio,  el  que  no  puede  reclamar obediencia –más aún, el que exige imperativamente disidencia– es el que no sólo no colma universalmente las necesidades de las personas, sino que llega asfixiarlas, a  veces  literalmente.  En  efecto,  la  categoría “necesidad” es  previa  al  Derecho  y constituye  su  fundamento  de  legitimidad.  Las  necesidades  fundamentales  son:  de supervivencia (vida, salud, alimentación, etc.), protección (vivienda, etc.), afecto (fami-lia, amistades, privacidad, etc.) entendimiento (educación, comunicación, etc.), participación (derechos, responsabilidades, trabajo, política, etc.), ocio (descanso, juegos, espectáculos), creación (arte, habilidades), identidad (grupos de referencia, sexuali-dad,  etc.), libertad  (igualdad  de derechos)  y,  no  en  último  lugar,  la  necesidad  de sentido (religión, espiritualidad, creencias, convicciones…) sin la cual el ser huma-no  está  desnortado,  pues  las  necesidades  no  se  pueden  reducir  solamente  a  lo material.

Con  Max  Neef  aprendimos  que  los  mejores  satisfactores  de  necesidades son aquellos que cubren sinérgicamente varias al mismo tiempo (por ejemplo, la madre que amamanta a su criatura está cubriendo simultáneamente sus necesida-des  de  supervivencia,  de  afecto,  de  protección,  etc.).  Por  el  contrario,  los  que  lo hacen de forma contradictoria deben ser evitados: por ejemplo, los actos de violencia (personal o institucional) colocan inexorablemente a una persona en posición  de  ver  sofocadas  sus  necesidades  y  consolidan  la  asimetría:  siempre  hay  un agresor y un agredido.

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La justicia consiste en asegurar a cada cual la satisfacción de sus necesidades:  aquello  que  cada  persona  precisa  para  vivir  dignamente.  Por  eso  el salario del trabajador no es reductible a la contraprestación por un servicio prestado, sino que debe responder a las necesidades del trabajador y también a las de su familia, pues el trabajo no es un “factor más” del proceso productivo.

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Por otra parte, tampoco hay que olvidar la otra cara de las necesidades: éstas son mucho más que “carencias”. En efecto, en la medida en que las necesida-des comprometen, motivan y movilizan a las personas son también potencialidades y pueden llegar a ser recursos; así la necesidad de participar es potencial de participación y militancia comunitaria, etc.

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Además de “necesidades”, los seres humanos también tenemos “intereses”. Estos últimos son muy respetables, pero no son dignos del mismo nivel de protec-ción jurídica que las primeras. Con frecuencia se recogen en la legislación bajo el formato de “intereses legítimos” y gozan de tutela legal, pero no debieran tener la misma intensidad que las necesidades. En caso de conflicto entre ambas categorías, inequívocamente deben sacrificarse los intereses a las necesidades.

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En otro plano, los “deseos” son merecedores de respeto, pero más difícilmente tienen traducción jurídica y, desde luego, nunca pueden tener primacía sobre las necesidades, los derechos humanos o los intereses legítimos.

1 comentario:

  1. pensar y crear un mundo sin miseria ,,,,, palabras muy profundas profundas ,,,,,pero que no todos le damos la debida importancia al tema que esta destruyendo al mundo entero

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