Diego Sánchez Sánchez
La Paz - Bolivia
Ahora
en Bolivia estamos tomándonos el tiempo y las energías para
intentar iniciar una actividad significativa con los jóvenes de uno
de los barrios alejados y más pobres de El Alto, como es Senkata.
Ahí vamos a la búsqueda de muchachos y muchachas que cuando eran
más pequeños formaban parte de nuestras Bibliotecas de Calle o de
nuestras Salas de Lectura y Bienestar, pero que ahora ya son
adolescentes.
Antes
de proponer cualquier actividad “recreativa” que los “aleje del
alcohol y las pandillas”, queremos construir con ellos mismos un
espacio que los haga sentir libres para soñar y libres de
comprometerse. Es en esta realidad donde encontramos a Fabiola, una
adolescente de 14 años, que además de vivir en pobreza es
sordo-muda. Ella ya no va a clases hace dos años porque una escuela
especial para estas personas es muy cara para su familia. Sin embargo
todo ello no le impide a Faby querer ser parte de “algo”, de un
grupo de amigos, aunque encuentre en su comunidad muy pocas personas
que la entienden cuando ella habla con las manos.
Tuvimos
un paseo por el campo con Faby y otra joven que participa en nuestro
proyecto. Ha sido una salida muy relajante. En el camino Faby se
detenía a recolectar plantas de varios tipos para que las oliésemos.
El camino estaba lleno de flores y Faby se maravillaba y nos
maravillaba por la manera en la que daba rienda suelta a sus
sentidos.
Nosotros
los animadores estábamos concentrados en nuestras conversaciones
pero Faby lograba percatarse de todo un mundo que nosotros pasamos
por alto. Un mundo de aromas, de brisa en la piel de pájaros
haciendo nidos en los cerros.
La
otra joven que participó de esta actividad es su amiga y logra
traducirnos un poco de lo que Faby quiere que entendamos. Como su
amiga, hay pocas personas, además de su familia, con las que Faby
puede comunicarse y pienso que ese mundo es muy cruel para alguien
como ella, un mundo que más allá de la situación de pobreza, la
rechaza o no se toma el tiempo para entenderla y decide simplemente
no tomarla en cuenta.
Todo
lo que vivimos con Faby y con los jóvenes me hace pensar mucho en el
tema para este año del 17 de octubre , Día Internacional para laErradicación de la Pobreza Extrema, que habla precisamente de “No
dejar de lado a nadie”.
¿Qué tal si en lugar de hacer una actividad que guste o
entretenga a la mayoría de los jóvenes, nos damos la tarea de
aprender un lenguaje básico de señas para permitir que Faby pueda
ser parte de lo que hacemos?
Así,
el éxito de los esfuerzos de una comunidad podría ser el permitir
que alguien como Fabiola pueda ser parte activa de lo que hacen día
a día.
Fabiola,
es tan solo un rostro de muchas personas que dejamos de lado
solamente porque no hay tiempo de comunicarnos con ellas. Dejar de
lado a alguien es no crear las condiciones necesarias para que una
persona haga uso pleno de su derecho de ser parte de una comunidad:
“comunicarse con los demás”.
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