lunes, 24 de septiembre de 2012

LA LUCHA CONTRA LA POBREZA Y LA PRIORIDAD AL MAS POBRE


Alberto Ugarte Delgado

Hace unas semanas sorprendió a muchos la manera como desde el Gobierno se presentaban los avances en la lucha contra la pobreza, en concreto fue una entrevista realizada por el dominical del diario El Comercio a la Sra. Carolina Trivelli, Ministra de Desarrollo e Inclusión Social, la cual aparece publicada en la edición del domingo 2 de agosto.

En ella la ministra reafirmaba lo dicho ya por el Presidente Ollanta Humala en su mensaje a la Nación por Fiestas Patrias, que la pobreza se ha reducido al 27%; en términos brutos tendríamos que en el lapso del 2010 al 2011, 790 mil personas dejaron de ser pobres en el Perú debido a que aumentaron sus ingresos económicos, pasando a recibir una cantidad superior al de la línea de pobreza que está fijada en 272 soles. Estas afirmaciones han levantado muchas críticas, desde aquellas que cuestionan su validez misma por la metodología utilizada, que es la de sólo tomar en cuenta la pobreza monetaria o por el manejo político que se hacen de estas mediciones.

Lo cierto es que en el Perú la economía viene creciendo a un ritmo importante, con indicadores de 9.8% el 2008, 8.78% el 2010 e incluso en plena crisis financiera internacional ha logrado mantener un crecimiento para el 2011 de 6.92%1.

Hoy vivimos pues un proceso de crecimiento económico, que es para muchos sinónimo de desarrollo. En este contexto muchas personas que estaban en pobreza han mejorado sus ingresos monetarios; hay, es verdad, un mayor dinamismo en la economía, pero el desarrollo que el mismo permite es una desarrollo desigual que acrecienta la inequidad.

Ante esta situación es fundamental llamar la atención respecto a aquellas personas o familias que están más atrás, que están más aplastadas por el peso de la pobreza extrema y que no cuentan con las posibilidades o los recursos que los otros (incluidos los menos pobres) tienen para acceder a los beneficios de este modelo de desarrollo. En el optimismo y la casi euforia que en muchos produce este crecimiento económico, nos estamos olvidando, una vez más, de toda esta población en pobreza extrema, que acumulan un conjunto de precariedades que los fragilizan y que les impiden estar en el mismo punto de partida que los demás para beneficiarse de este desarrollo.

Es en este contexto que quisiera referirme a un aspecto fundamental en el compromiso de los miembros del Movimiento ATD Cuarto Mundo y es el de la Prioridad al más Pobre.
La prioridad al más pobre es un aspecto esencial de nuestro compromiso, que nos une e identifica frente a otros compromisos que hoy existen en la sociedad. No se trata de una simple elección, pues expresa el sentido ético y político de nuestro combate.

Una de las originalidades del pensamiento del Padre Joseph reside en su convicción de que la democracia, la libertad, los derechos humanos sólo son viables si en la búsqueda de su realización partimos por aquellos que están más aplastados, por aquellos a los cuales el peso de la miseria les impide expresarse y participar; sólo en la medida en que estos valores fundamentales sean también una realidad para ellos y no sólo una promesa, podremos forjar una sociedad de pleno derecho y responsabilidades para todos; pues como decía el Padre Joseph , sólo en la medida en que partamos por los más pobres podremos estar seguros de abrazar a la humanidad en su conjunto.

Esto no es otra cosa que la expresión de un combate político, en un contexto en el que nunca antes nadie había planteado el rol de los más pobres como actores de cambio. Si para el marxismo los más pobres constituían el lumpen-proletariado, aquel grupo social sin consciencia de clase, incapaz de contribuir a la construcción de la nueva sociedad y que representaba un lastre para el proletariado (la única clase revolucionaria); para el capitalismo, la visión no era menos negativa, ellos eran el costo social del progreso, aquella población incapaz de acceder por razones biológicas, históricas, sociales y culturales a los beneficios del desarrollo, con ellos no quedaba otra cosa más que hacer la caridad y desarrollar programas asistenciales.

Es por tanto, frente a esta doble visión de los más pobres en la que se les niega su humanidad y su capacidad de ser actores del cambio, que el Padre Joseph reafirma la prioridad al más pobre como una opción irrenunciable en nuestro compromiso.

Decía que se trata también de una decisión de carácter ético, pues la pobreza es una situación de profunda injusticia que como seres humanos no debemos tolerar, por tanto no podemos aceptar que la lucha contra la pobreza sólo se limite a aquellos que siendo menos pobres tienen mayores posibilidades y recursos de dar el salto y salir de la pobreza. La prioridad al más pobres nos obliga a llamar permanentemente la atención sobre esta población a la que se invisibiliza, se ignora y no se toma en cuenta. Población cuya situación de pobreza es una negación misma de nuestra humanidad.

Lima, 23 de septiembre del 2012
1 Diario “La República”, Sección Economía, 16-02-2012

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