viernes, 29 de enero de 2010

Haití pide al mundo la solidaridad que le permitirá recuperarse, jamás que se lleven a sus hijos.

Cuando Haití sufre, el mundo entero sufre.
Cuando Haití avanza, el mundo entero avanza.
Somos una sola humanidad en marcha.

Eugen Brand,
Delegado General Movimiento Internacional ATD Cuarto Mundo.

A los ojos de todos han llegado la imágenes del terremoto de Haití; a los oídos de todos los gritos de dolor, los cantos de esperanza, las muchas oraciones; a nuestros corazones la fuerza inmensa del pueblo haitiano que con las manos desnudas y el espíritu todavía temblando de miedo saca a los muertos de entre los escombros, acaricia a los niños que lloran, busca para que cada uno tenga un poco de comer y agua limpia que beber.


Algunos se han empeñado en subrayar la violencia, el pillaje, incluso la desesperación. Pero son muchos los que dan cuenta del coraje, de hombres, mujeres y niños que no desesperan, de una fraternidad inmensa, de una humanidad privilegiada. Algunos han hablado incluso de un pueblo que debería ser una brújula para la humanidad entera.

Ayer en el coche hablábamos del terremoto mis hijas de 7 y 5 años y yo. Lucía se preocupaba por los niños sin padres.

Mamá, ¿quién les va a decir lo que tienen que hacer si sus papás se han muerto? ¿quién les va a cuidar ahora? ¿quién les va a consolar? Tendrán mucho miedo ¿verdad? Yo creo que estarán llorando.

Maya pensaba en los padres sin niños.

Mamá, yo creo que esos papás a los que se les han muerto sus hijos no habrán dejado de llorar todavía, yo creo que no podrán dejar nunca de llorar.

Juntas se preguntaban que será de unos niños sin papás, de unos papás sin niños, y juntas tomábamos conciencia de lo doloroso de esta separación. Entonces las niñas dijeron:

A lo mejor podrán estar los tíos, lo abuelos y los niños juntos. También los profesores.

Muchos son ya los que avocan por acelerar las adopciones internacionales de niños haitianos. Pero en las circunstancias actuales el desafío es que la ayuda humanitaria alcance a los otros mayores, a sus tíos, a las abuelas, las madrinas, a los vecinos que ya les acarician, que ya les cuidan, que ya buscan con que darles de comer, que ya les confortan por las noches, que ya cantan a su lado... lo imprescindible es asegurarse de que mayores y pequeños puedan encontrarse.

Acelerar las adopciones internacionales en tiempos de catástrofe sería como hurgar en la herida de un pueblo que ya ha sufrido demasiado, sería robar a Haití el futuro posible que ha sobrevivido. Separan a los niños haitianos de la familia que les ha quedado, sería robarles su pasado, su historia, su propia identidad, sería robarles el alma, diría yo, robarles el futuro. Por eso las directrices de las Naciones Unidas vetan las adopciones internacionales en caso de catástrofes naturales.

Los haitianos han sido víctimas de una inmensa catástrofe, pero no es un pueblo sin futuro. Así lo decía el escritor haitiano Dany Laferière "Tras el terremoto, lo que ha salvado a esta ciudad es la energía de los más pobres, y gracias a ellos Puerto Píncipe sigue aún viva" y lo decía la voluntaria haitiana Agnes Dumas: “Mi país intenta unirse para ser más fuerte que el miedo, para atravesar el sufrimiento, para vislumbrar un mañana posible.” Haití pide al mundo la solidaridad que le permitirá recuperarse, jamás que se lleven a sus hijos.

Un niño que ya era huérfano de padre antes del terremoto cuenta en un documental televisado en una cadena francesa que con la catástrofe ha perdido a su madre. Sentado al lado de un tío discapacitado dice al periodista que le entrevista:

Cuando sea mayor quiero ser presidente de Haití. Así podré ayudar a la gente, porque aquí la gente sufre, tiene hambre, y esto no es de ahora sino que es de siempre.

Este niño es el futuro de Haití. Su tío que le cuida y le conforta es el futuro de Haití. Ya me lo habían dicho Lucía y Maya en el coche... los tíos, lo abuelos y los niños juntos. También los profesores. En nuestras manos está decidir si es este futuro del que nos hacemos solidarios.

Beatriz Monje Barón
Desde Méry sur Oise, Francia

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