lunes, 13 de mayo de 2013

Niños y Niñas: Una deuda pendiente


Alberto Ugarte Delgado
Lima – Perú

Desde mi experiencia como voluntario de ATD Cuarto Mundo, quisiera en esta ocasión centrarme en aquellos niños y niñas que a causa de la pobreza viven privaciones y situaciones intolerables para todo ser humano; niños y niñas que esperan de nuestro amor, de nuestro coraje y de nuestra creatividad para hacer posible una sociedad que los tome en cuenta y haga de ellos su prioridad.

En todos estos años nunca dejó de sorprenderme el coraje y la creatividad de los niños que encuentro en los barrios que visito, en medio de grandes carencias y adversidades nos reciben siempre con una sonrisa y una luz de curiosidad en sus ojos. Cuando llegamos a sus barrios con los libros y las actividades de la Biblioteca de Calle, es también increíble descubrir su sed de aprender y su necesidad de afecto y de atención.
Me impresiona asimismo la fuerza de muchos de estos padres de familia, quienes día a día luchan para mantener a su familia y sacar adelante a sus hijos, a veces con la única esperanza, tal como me lo decía un papá de “que la miseria se acabe en nosotros y ya no en nuestros hijos”. Al escribir estas líneas pienso en estas familias y me vienen a la memoria el recuerdo de dos mamás, una en Cusco y otra aquí en Lima, quienes me hablaban de su impotencia al no poder apoyar a sus hijos en el aprendizaje escolar por ser analfabetas ellas mismas. Pienso en esta otra mamá que me compartía su pena por tener que dejar a sus hijos encerrados para ir a trabajar: “Yo tengo que salir de mi casa para ir a lavar ropa ajena y muchas veces tengo que dejar a mis niños encerrados en mi casa. Mis vecinos me dicen ‘pero ¿por qué tú dejas así a tus niños? ¿por qué los tienes que abandonar así?, ¿por qué los descuidas?’ Y no es porque uno quiera descuidarlos, es por la necesidad de trabajar”.

Estos niños de los cuales hablo, hacen parte de una sociedad con altos índices de desigualdad, en la que a la distancia de pocas cuadras encontramos realidades extremas de pobreza y riqueza.

Algo que debiera ser preocupación de todos, es que el crecimiento económico de los últimos años no está teniendo un impacto significativo en la reducción de la pobreza, mas al contrario, pues con el incremento de las inequidades la pobreza misma parece acrecentarse y en este contexto es importante ver las cifras relativas al impacto de la pobreza en los niños.

Algunas cifras nos permiten graficar este dramático panorama:
La desnutrición Crónica en el país según la OMS es de 42.4% habiéndose dado, sin embargo, una reducción de 11% con respecto al año 2002. El infobarómetro de la primera infancia mostraba el año pasado que los niños con desnutrición crónica infantil suman alrededor de 500,000 a nivel nacional, lo que representa el 15% del total de la población infantil peruana.

Según indicadores de la Mesa de Concertación y Lucha contra la Pobreza, que recoge los indicadores de resultados de los Programas Estratégicos al 2011 en el marco del Programa Juntos, la anemia entre niños de 6 a 36 meses llega al 51.4% y el indicador de talla correspondiente para la edad, muestra que de cada 100 niños y niñas, 37 tienen retraso en su ritmo de crecimiento.
Al nivel de la educación los últimos años se ha dado una fuerte inversión en infraestructura y se ha reducido considerablemente los índices de niños y niñas que no eran matriculados a la escuela, así como los índices de deserción escolar; sin embargo, aún es deficiente la calidad de la educación pública, lo cual genera enormes diferencias al nivel del aprendizaje entre los niños y niñas de las áreas urbanas y los de las áreas rurales, así como entre niños y niñas de familias pobres y en extrema pobreza y otros no pobres que pueden optar por la educación privada. Asimismo y sin ir muy lejos, sólo aquí en Lima provincia 30.3% de niños y niñas de entre 3 y 6 años respectivamente no asisten a servicios de educación inicial.

Estas cifras nos dan un panorama del estado de una parte considerable de la infancia en nuestro país y nos muestran el enorme reto que tenemos para responder a las necesidades y brindar las oportunidades que todo niño necesita para el desarrollo pleno de sus capacidades.

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