Aquí en Cusco – Perú, el equipo Cuarto Mundo ha decidido ampliar su presencia en la comunidad campesina Cuyo Grande. Ahora estamos presentes cuatro días a la semana.
Estar más presentes en la comunidad nos permite darnos cuenta de las injusticias y dificultades que viven algunas familias muy pobres. Hoy quiero hablar de una de ellas: La falta de acceso a la escuela.
Descubrimos que hay niños que han dejado de ir a la escuela por falta de comprensión de sus maestros. Una mamá nos contó que la profesora de su hija le dijo que su hija no aprendía nada y era mejor que la pusiera a cuidar chanchos.
Los padres de familia no se atreven a hablar de estas dificultades ni con la Comunidad ni con los maestros. “No podemos decir nada de lo que pasa en la escuela porque los profesores toman represalias contra nuestros hijos” nos cuentan a nosotros con confianza.
Uno de los niños que visitamos regularmente ha dejado de ir a la escuela; la pobreza y otras circunstancias hacen que no pueda continuar. Repitió un curso dos años y este es el segundo año que abandona la escuela.
Cuando un niño ya no quiere ir a la escuela es porque algo ha pasado, sería injusto culpar solamente al niño o a sus padres. Ellos por su parte, nos comparten que los profesores cambian constantemente. Se quedan por un año y luego se van ya que muchos de ellos no tienen una plaza fija.
Este cambio constante afecta también la regularidad de los niños en la escuela. Y sobre todo afecta a los niños más pobres porque su vulnerabilidad no les permite emprender de nuevo el camino a la escuela. Es difícil volver a levantarse cuando uno cae.
Para los que animamos la Biblioteca de Campo, es una constante preocupación. Nos preguntamos cómo apoyarle, le animamos a participar en nuestras animaciones. Buscamos un tiempo para reforzar sus conocimientos y para que pueda animarse de nuevo, en fin, junto con su familia intentamos lo posible para que vuelva a la escuela.
El pasado 21 de agosto, en nuestras reuniones llamadas Uyarinakusunchis, preguntamos a los participantes sobre los temas que quieren tocar durante el año. Uno de los temas elegidos fue “¿Qué derechos tengo yo frente a la escuela?”
Nos damos cuenta que la gente necesita herramientas para poder rebelarse frente a las situaciones que viven y atreverse a ser actores en la vida de su comunidad.
Guillermo Díaz Linares
Voluntario Permanente
Cusco – Perú agosto 2011
Estar más presentes en la comunidad nos permite darnos cuenta de las injusticias y dificultades que viven algunas familias muy pobres. Hoy quiero hablar de una de ellas: La falta de acceso a la escuela.
Descubrimos que hay niños que han dejado de ir a la escuela por falta de comprensión de sus maestros. Una mamá nos contó que la profesora de su hija le dijo que su hija no aprendía nada y era mejor que la pusiera a cuidar chanchos.
Los padres de familia no se atreven a hablar de estas dificultades ni con la Comunidad ni con los maestros. “No podemos decir nada de lo que pasa en la escuela porque los profesores toman represalias contra nuestros hijos” nos cuentan a nosotros con confianza.
Uno de los niños que visitamos regularmente ha dejado de ir a la escuela; la pobreza y otras circunstancias hacen que no pueda continuar. Repitió un curso dos años y este es el segundo año que abandona la escuela.
Cuando un niño ya no quiere ir a la escuela es porque algo ha pasado, sería injusto culpar solamente al niño o a sus padres. Ellos por su parte, nos comparten que los profesores cambian constantemente. Se quedan por un año y luego se van ya que muchos de ellos no tienen una plaza fija.
Este cambio constante afecta también la regularidad de los niños en la escuela. Y sobre todo afecta a los niños más pobres porque su vulnerabilidad no les permite emprender de nuevo el camino a la escuela. Es difícil volver a levantarse cuando uno cae.
Para los que animamos la Biblioteca de Campo, es una constante preocupación. Nos preguntamos cómo apoyarle, le animamos a participar en nuestras animaciones. Buscamos un tiempo para reforzar sus conocimientos y para que pueda animarse de nuevo, en fin, junto con su familia intentamos lo posible para que vuelva a la escuela.
El pasado 21 de agosto, en nuestras reuniones llamadas Uyarinakusunchis, preguntamos a los participantes sobre los temas que quieren tocar durante el año. Uno de los temas elegidos fue “¿Qué derechos tengo yo frente a la escuela?”
Nos damos cuenta que la gente necesita herramientas para poder rebelarse frente a las situaciones que viven y atreverse a ser actores en la vida de su comunidad.
Guillermo Díaz Linares
Voluntario Permanente
Cusco – Perú agosto 2011
Al leer este artículo pienso también en los niños en Guatemala. Son casos similares, lo mismo viven las familias más pobres frente a la escuela. Es por esto que se plantea desde el Movimiento Cuarto Mundo que exista un vínculo entre maestros y padres de familia, para que así de esta forma pueda conocerse la lucha cotidiana de los más pobres y desde este conocimiento crear soluciones a las dificultades que los niños encuentran dentro de las aulas.
ResponderEliminarHola amigos es interesante lo que nos plantea nuestro amigo Guillermo, pues es ver el trasfondo de un problema que se da en todo América Latina, le temor de muchas familias a no hablar porque se ven amenazadas por diversas razones como las expuestas por Guillermo en esta oportunidad, siento que debemos continuar generando motivaciones que permitan a las familias ponerse de pie frente a las injusticias que la sociedad comete contra los mas pobres, gracias por compartir esta experiencia y de hacer eco de la misma, pues solo así podremos derrumbar las paredes de la inequidad social.
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