Daniel García
Madrid- España
“Esto
te lo digo como amiga, no como trabajadora social. Pero estando como
estás sólo con tus hijos, sin trabajo y con la deuda de luz y piso
que tienes, no vayas a pedir ayuda a Servicios Sociales, porque te
van a quitar a los niños”.
Así
de crudo. Cuando estás en una situación desesperada, cuando tus
esfuerzos no consiguen dar frutos, cuando las alternativas para salir
adelante se van esfumando una tras otra… Ni se te ocurra acudir a
quiénes desde la administración pública se encargan de la atención
de quiénes más dificultades tienen. Eso lo dice una profesional,
pero eso lo he escuchado muchas veces en boca de personas en
situación de pobreza: “Lo único que quieren es controlar”, “Te
están preguntando todo el rato ¿has pagado la luz? ¿van los niños
al colegio? ¿comen bien? Y si fallas, te quitan a los niños”.
Una
Militante Cuarto Mundo explica muy bien la trampa de base que hay en
este sistema:
“No
hay ninguna ayuda gratuita, porque no lo hay. Porque por un lado te
están dando, y por el otro lado te están quitando, como el perro y
la presa cuando la engancha. Esa es la maldad que hay. Te la están
dando, pero te están vigilando. Tienes que andar con ellos con pies
de plomo, por si te denuncian. Una educadora, te la mandan para que
te ayude, no te la van a dar para que te vigile. Pero se quedan con
todo: si llevas el piso limpio, si no lo llevas limpio...”
Desgraciadamente,
así funciona hoy por hoy nuestro sistema de “protección social”.
Y desde ahí surge nuestro reto, conseguir cortocircuitar esta
mecánica perversa a través del compromiso personal de quienes, más
allá de su rol de “profesionales” o “usuarios” se empeñan
en buscar alternativas dignas que respeten de manera integral los
derechos de todos y todas.
Continuamos
en camino, buscando construir otros mundos posibles en este en el que
vivimos…
Muy buen artículo Dani.. gracias por conectarnos a esta otra realidad.
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