Por María Luisa Rojas
Guatemala Ciudad
Más
que hablar de la pobreza que se ve, de esas imágenes que impactan y
que, lamentablemente, muchas veces son usadas para hacer ver a otros
un mundo diferente a ése en el que viven, porque, en sus múltiples
ocupaciones “no han tenido oportunidad de verlo”… o no han
querido verlo, quisiera
hablar de la pobreza que no se ve...
...de esas imágenes que descubrimos al hablar con la gente, de esas
ideas escondidas en personas sencillas con trajes rotos, de esas
palabras expresadas en charlas cotidianas y no en grandes discursos,
de esos gestos alegres, simples, que salen del corazón…
En
la ciudad de Guatemala, se ven imágenes de pobreza en cada esquina…
no tienes que ir muy lejos para ver niños en la calle, personas
indigentes, casas de lámina,… pero si vas a un asentamiento te
encuentras con una pobreza organizada y puedes ver más allá. Así
es como, desde que empecé a visitar con cierta regularidad algunas
de las familias en extrema pobreza, he encontrado cada vez miradas de
niñas y niños que me han impactado pues son miradas que en un
segundo te dicen tanto. No tienen que hablar… con mucha
transparencia te dicen: “Aquí estoy, descubriendo el mundo. Tengo
necesidades, tengo sueños. Quiero saber, quiero hacer, quiero vivir…
y tú ¿qué mundo me presentas?”
Quisiera
hablar de eso que no se ve… de
esas miradas llenas de esperanza, de esa luz, que sin ser su
intención, transmiten personas pobres y te iluminan el
entendimiento, te iluminan la vida…
Cuando
ves “eso que no se ve” te das cuenta de la riqueza escondida en
la pobreza. De la riqueza humana que todos tenemos y que no
reconocemos en el pobre simplemente porque. al no verlo igual en lo
material, lo consideramos muy rápidamente, pobre en todo sentido.
Esas miradas se vuelven un espejo; chocan con algo en nuestro
espíritu que por comodidad dejamos por un lado, con formas de vida
que hemos aprendido, en las que valoramos lo que se ve, y nos
olvidamos de eso que no se ve.
Cada
semana, cada mirada me da fuerza, me permite percibir en medio de
toda esa pobreza, una gran riqueza; algo que sabes que está ahí,
sólo hay que querer verla.
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