Guillermo Diaz Linares |
Una vez, en un barrio
de Guatemala Ciudad, hicimos un mural con los niños. El barrio es un lugar
señalado como zona roja, zona peligrosa. Lo primero que hicimos junto con los
niños fue pintar el muro de blanco para que al día siguiente pusiéramos los
colores. Al día siguiente, cuando llegamos,
nuestro muro blanco estaba pintado y había un dibujo delineado con color
negro, el dibujo era bonito, habían escrito «Bienvenidos»; pero el color negro
no le daba vida al dibujo así que en primer momento pensamos en borrarlo, pero
reflexionamos y decidimos dejarlo con la idea de buscar a los jóvenes que
también vivían en ese barrio e invitarles a poner color al diseño.
Una vez que
comenzamos a pintar con los niños, el dibujo de los jóvenes había quedado de
lado. Mientras pintábamos llegó un joven que miraba lo que hacíamos y le
preguntamos si él sabía quién era el autor del dibujo. Él contestó que no, pero
seguía mirándonos y finalmente se acercó y nos dijo: «Ese dibujo fue mi jefe
quien lo hizo». Entonces le pedimos que le avise a su jefe que nosotros
teníamos pinturas de color y que compartiríamos con ellos para que pinten su
dibujo.
Fue increíble!
En un momento teníamos a todos los
jóvenes pintando con nosotros; ellos pertenecían a una mara. Al final todos
pintaron el dibujo. Además los jóvenes nos ayudaron a pintar con los niños,
algunos de ellos cargaban a los niños para que pudiesen alcanzar los dibujos
que estaban más altos. Nos hicimos amigos y cada vez que llegábamos al barrio
ellos nos saludaban.
Con esta experiencia
quiero decir que cuando las cosas son difíciles hay que pensar cómo debemos
actuar frente a ciertas circunstancias ¿Cómo hacer sentir al otro que lo único
que queremos es caminar juntos? Tenemos que buscar espacios donde todos se
sientan orgullosos de lo que han hecho.
Para construir
confianza hay que tener cuidado, no puedes mostrar más confianza con unos que
con otros, tienes que mostrarla a un mismo nivel con todos
GUILLERMO Díaz
Linares.
Desde Cusco - Perú
¡Me encantó Guillermo! ya alguna vez me habías contado esta historia, pero lo que más disfrute de leerla de nuevo es la forma que tienes de poner delante que quienes pintaron el dibujo eran jóvenes, personas, vidas, antes que pandilleros. ¡Un abrazo!
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