Parece que fue ayer, aunque fue hace más de una década, que veía al ir a estudiar una larga fila de casas de lámina, cartón y madera, las casas de los pobres, una tras otra por toda la antigua línea del tren. Hace más de 10 años, les desalojaron de ahí, ¿para qué? Podemos decir que básicamente para construir una larga calzada industrial llamada “Atanasio Tzul”.
Sin embargo, conservaron los antiguos fierros, por donde ya no pasa el tren y en sus calles asfaltadas pasa el nuevo transurbano* y muchos carros, cada día más. El lugar es cotizado, queda justo al lado de uno de los mercados populares más grandes de la ciudad de Guatemala “La Terminal”. Es por esto que se congrega de nuevo, junto a la línea del tren, mucha gente de origen pobre, para trabajar, para vender. Ya no es su casa, ahora es su lugar de trabajo.
La venta, de las personas de La Línea o de la Atanasio Tzul, consiste en aparatos eléctricos, ropa, juguetes… todos de segunda mano o recogidos de la basura del enorme Relleno Sanitario, a donde día a día se va a recuperar desechos, recolectar plástico, metal y a arriesgar la vida.
En Guatemala 7 de cada 10 personas se dedican al comercio informal, en este sentido existe (o existía) cierta libertad. Quien necesite dinero puede poner una mesa frente a su casa y vender comida, ropa, lo que sea necesario para subsistir. Sin embargo, el comercio informal anula todo tipo de salario estable, beneficios laborales o crediticios, pero de esto hay que vivir a causa de la falta de empleo en el país, sumado a la falta de acceso a la profesionalización.
Retomando, es en La Línea donde converge el trabajo informal, unos a recuperar objetos de la basura, otros a venderla. La Línea, la historia a menudo nos lleva a este lugar, esta vez no fue la excepción, porque recientemente han desalojado a los vendedores. ¿Para qué? ¿Por qué? Si no hay empleo, educación de calidad, salud, ¿para qué parar los esfuerzos de las personas que trabajan y luchan para vivir, para sobrevivir? La respuesta es absurda, pero así la dijo el representante de la Municipalidad de Guatemala, entidad responsable del desalojo: “este espacio es sucio, deprimido y peligroso, estamos en proceso de jardinización e iluminación”.
Una vez más, en La Línea, hay otros intereses antes del cumplimiento de los Derechos Humanos en la ciudad de Guatemala: la de la “modernización”, lo superficial. Hasta cuándo dará vuelta la inversión económica para poner de primero, lo primero: al ser humano.
Linda Aura García Arenas
Guatemala de la Ciudad
*Transporte colectivo con sistema electrónico de pago.
Sin embargo, conservaron los antiguos fierros, por donde ya no pasa el tren y en sus calles asfaltadas pasa el nuevo transurbano* y muchos carros, cada día más. El lugar es cotizado, queda justo al lado de uno de los mercados populares más grandes de la ciudad de Guatemala “La Terminal”. Es por esto que se congrega de nuevo, junto a la línea del tren, mucha gente de origen pobre, para trabajar, para vender. Ya no es su casa, ahora es su lugar de trabajo.
La venta, de las personas de La Línea o de la Atanasio Tzul, consiste en aparatos eléctricos, ropa, juguetes… todos de segunda mano o recogidos de la basura del enorme Relleno Sanitario, a donde día a día se va a recuperar desechos, recolectar plástico, metal y a arriesgar la vida.
En Guatemala 7 de cada 10 personas se dedican al comercio informal, en este sentido existe (o existía) cierta libertad. Quien necesite dinero puede poner una mesa frente a su casa y vender comida, ropa, lo que sea necesario para subsistir. Sin embargo, el comercio informal anula todo tipo de salario estable, beneficios laborales o crediticios, pero de esto hay que vivir a causa de la falta de empleo en el país, sumado a la falta de acceso a la profesionalización.
Retomando, es en La Línea donde converge el trabajo informal, unos a recuperar objetos de la basura, otros a venderla. La Línea, la historia a menudo nos lleva a este lugar, esta vez no fue la excepción, porque recientemente han desalojado a los vendedores. ¿Para qué? ¿Por qué? Si no hay empleo, educación de calidad, salud, ¿para qué parar los esfuerzos de las personas que trabajan y luchan para vivir, para sobrevivir? La respuesta es absurda, pero así la dijo el representante de la Municipalidad de Guatemala, entidad responsable del desalojo: “este espacio es sucio, deprimido y peligroso, estamos en proceso de jardinización e iluminación”.
Una vez más, en La Línea, hay otros intereses antes del cumplimiento de los Derechos Humanos en la ciudad de Guatemala: la de la “modernización”, lo superficial. Hasta cuándo dará vuelta la inversión económica para poner de primero, lo primero: al ser humano.
Linda Aura García Arenas
Guatemala de la Ciudad
*Transporte colectivo con sistema electrónico de pago.
Estoy muy de acuerdo con lo que expone Linda. Me parece tan absurdo que venga ahora la "jardinización" del lugar, cuando resalta a simple vista que estas personas necesitan de un ingreso para poder "sobrevivir". Es lo mismo que me he preguntado el día que vi la presencia de policias en este espacio. Qué mal hacían a la población? ¿en qué nos puede afectar que estas personas quieran sobrevivir vendiendo en este lugar? ¿es más importante la jardinización de la Atanasio, que la supervivencia de las personas más pobres? Será que hay personas que podrán defender los derechos de los más desfavorecidos? Me parece que son acciones sin sentido, acciones egoístas. Será que preferimos que todo esté "bonito", mientras que muchos familias están ahora sufriendo, buscando nuevamente un lugar dónde colocar lo que tienen para vender.
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