A principios del mes de marzo muchos padres de familia en el Cusco estaban desesperados al no saber dónde podrían estudiar sus hijos.
En los lugares donde ATD Cuarto Mundo está presente, varias familias muy pobres viven esta misma preocupación pero durante todo el año. Para ellos, la escuela es algo que ayuda a sus hijos a ser mejores en el futuro; los padres siempre nos dicen, “yo no quiero que mi hijo sufra lo que yo he sufrido”, “yo quiero que mi hijo sea mejor que yo” “mi hijo es el futuro para mi familia”. Hoy la realidad para esta gente es que el acceso a la educación no es un derecho, es un sueño.
La experiencia compartida en estos lugares nos permite afirmar que la esperanza de hacer realidad este sueño va perdiéndose de a poco cuando los padres se ven enfrentados a duros obstáculos como el costo de inscripciones y enormes listas de útiles escolares durante todo el año.
No sólo eso, la frustración de no acceder a la escuela se convierte a la vez en miedo y en vergüenza. Y es aquí donde comienza la incomprensión de la sociedad hacia estas familias porque no logran entender lo que sucede.
Desconociendo todas las dificultades a las que se enfrentan, la sociedad termina tildándoles de “padres irresponsables que no hacen nada para que sus hijos asistan a la escuela”
Esta incomprensión recae muchas veces en actitudes sin sentido que en vez de ayudar a los niños destruye: Como si fuera ayer, recuerdo que en el año 2000, en Guatemala, una niña fue echada de la escuela porque le faltaba un botón en su camisa. ¿Es admisible que la falta de un botón en la camisa sea un motivo para echar de la escuela a una niña?
Cuando seamos capaces de ir más allá de “la falta de un botón”, podremos ser capaces de entender los esfuerzos que hacen muchos padres para que sus hijos asistan a la escuela. Estoy seguro que a esta niña la echaron por venir de un Asentamiento, cuya población es muy pobre, y que el botón fue simplemente una excusa.
Para mí la EDUCACIÓN es una de las llaves que hará que un día podamos erradicar la pobreza y la miseria. Pero cada año todavía hay niños que no pueden terminar la escuela. ¿Hasta cuándo?
Un aspecto muy importante dentro del acceso a la educación es la comunicación entre maestros y padres de familia. Siempre tengo presente las palabras de una mujer: “nosotros no nos atrevemos a hablar (reclamar) en la escuela porque si hablamos los profesores toman represalias contra nuestros hijos”.
Cada vez la comunicación entre maestros y padres de familia es complicada. En lugar de hacer un trabajo conjunto, cada grupo (maestros y padres de familia) va por su propio camino y eso dificulta mucho más la permanencia de los niños en la escuela. Hasta que no decidamos trabajar juntos, seguirán habiendo niños que no terminan el año escolar.
Hagamos que el acceso al derecho a la educación sea una realidad, no un sueño.
Guillermo Díaz Linares
Cusco-Perú.
En los lugares donde ATD Cuarto Mundo está presente, varias familias muy pobres viven esta misma preocupación pero durante todo el año. Para ellos, la escuela es algo que ayuda a sus hijos a ser mejores en el futuro; los padres siempre nos dicen, “yo no quiero que mi hijo sufra lo que yo he sufrido”, “yo quiero que mi hijo sea mejor que yo” “mi hijo es el futuro para mi familia”. Hoy la realidad para esta gente es que el acceso a la educación no es un derecho, es un sueño.
La experiencia compartida en estos lugares nos permite afirmar que la esperanza de hacer realidad este sueño va perdiéndose de a poco cuando los padres se ven enfrentados a duros obstáculos como el costo de inscripciones y enormes listas de útiles escolares durante todo el año.
No sólo eso, la frustración de no acceder a la escuela se convierte a la vez en miedo y en vergüenza. Y es aquí donde comienza la incomprensión de la sociedad hacia estas familias porque no logran entender lo que sucede.
Desconociendo todas las dificultades a las que se enfrentan, la sociedad termina tildándoles de “padres irresponsables que no hacen nada para que sus hijos asistan a la escuela”
Esta incomprensión recae muchas veces en actitudes sin sentido que en vez de ayudar a los niños destruye: Como si fuera ayer, recuerdo que en el año 2000, en Guatemala, una niña fue echada de la escuela porque le faltaba un botón en su camisa. ¿Es admisible que la falta de un botón en la camisa sea un motivo para echar de la escuela a una niña?
Cuando seamos capaces de ir más allá de “la falta de un botón”, podremos ser capaces de entender los esfuerzos que hacen muchos padres para que sus hijos asistan a la escuela. Estoy seguro que a esta niña la echaron por venir de un Asentamiento, cuya población es muy pobre, y que el botón fue simplemente una excusa.
Para mí la EDUCACIÓN es una de las llaves que hará que un día podamos erradicar la pobreza y la miseria. Pero cada año todavía hay niños que no pueden terminar la escuela. ¿Hasta cuándo?
Un aspecto muy importante dentro del acceso a la educación es la comunicación entre maestros y padres de familia. Siempre tengo presente las palabras de una mujer: “nosotros no nos atrevemos a hablar (reclamar) en la escuela porque si hablamos los profesores toman represalias contra nuestros hijos”.
Cada vez la comunicación entre maestros y padres de familia es complicada. En lugar de hacer un trabajo conjunto, cada grupo (maestros y padres de familia) va por su propio camino y eso dificulta mucho más la permanencia de los niños en la escuela. Hasta que no decidamos trabajar juntos, seguirán habiendo niños que no terminan el año escolar.
Hagamos que el acceso al derecho a la educación sea una realidad, no un sueño.
Guillermo Díaz Linares
Cusco-Perú.