lunes, 23 de septiembre de 2013

Día Internacional de la Paz

Este 21 de Septiembre se celebró, en muchos lugares, el Día Internacional de la Paz. Varias instituciones se unen para celebrar esta jornada en Bolivia y ofrecen diversidad de actividades tales como caminatas por la paz, ciclos de cine, actividades artísticas, movilizaciones ciudadanas, eventos reflexivos, etc. durante más de un mes.

En estos eventos se habla sobre los tipos de violencia que hoy en día vivimos y cómo podemos aportar para construir paz desde nuestros lugares. Sin embargo desde el Movimiento ATD Cuarto Mundo, proponemos volcar nuestra mirada sobre un tipo de violencia que muy pocas veces se reconoce como tal: LA MISERIA, la extrema pobreza en la cual están sumidas millones de familias en el mundo.

Pero además proponemos/buscamos que se reconozcan a esas familias, víctimas de la violencia de la miseria, como primeros buscadores y constructores de paz. En ese sentido, el Movimiento internacional ATD Cuarto Mundo ha desarrollado durante tres años un proyecto de elaboración de conocimiento sobre los temas «miseria, violencia y paz» que ha implicado a más de mil personas en todo el mundo. Cinco seminarios regionales han permitido despejar poco a poco temáticas en función de las realidades locales y de los puntos en común. Un coloquio internacional para compartir estos trabajos de conocimiento con representantes del mundo universitario, de la acción y de instituciones internacionales se organizó en enero de 2012 en Pierrelaye (Francia). Una jornada pública en la sede de la UNESCO en París presentó los trabajos a un público más amplio.

Les invito a revisar este trabajo. Buena lectura.


Susana Huarachi Quispe
El Alto - Bolivia

¿ORGULLO DE LO NUESTRO?

El traje típico en Guatemala, es una de las diferencias que caracterizan a las comunidades a lo largo de nuestro país, ya que es un elemento principal de la cosmovisión Maya, un símbolo de identidad cultural. Nos dan una señal de identificación. Sus coloridos y misteriosos colores que adornan las calles de los pueblos del interior del país, son una muestra de esta diversidad que forma parte de la presentación de nuestra tierra a nivel internacional.

Para muchos, es un orgullo portar este traje típico. Es poner de manifiesto esta cultura, llevar algo muy nuestro, único, bello. Pareciera que para todos es evidente esta identidad cultural.

En la cotidianidad de este país, golpeado por las injusticias, por la pobreza, por un conflicto armado, por las desigualdades; vemos en el día a día a una población que sufre aún más: los pueblos indígenas. Y es que no es nada fácil ser indígena en este país, además de la pobreza pesa sobre ellos la carga de la discriminación, más evidente para ellos que para los mismos pobres “ladinos”.

Razones económicas, de educación, transculturación, discriminación, migración, son algunos de los casos por los que muchas personas han dejado de usar el traje típico.

En el mercado, en la calle, en los centros públicos de asistencia, en la camioneta, es decir en casi todos los lugares, he visto cómo las personas indígenas son tratadas de manera despectiva. “vos María” dicen en el mercado a las personas que venden sus productos, haciendo una generalización como si todas se llamaran así. “Parecés indio”, o “tan indio que sos”, oímos muy a menudo, poniendo una afirmación muy fuerte, que tiene un trasfondo despectivo.

He oído sobre el trato que reciben las mujeres indígenas en los hospitales. Son tratadas sin respeto, discriminadas por el hecho de ser indígenas. Pareciera que son menos que las demás. Una persona presenció la humillación en la sala de parto, cuando a una mujer la obligaron a dar a luz a su hijo en el piso, aduciendo que “ellas están acostumbradas de esa forma”.

En la calle muchas mujeres llevan un “güipil”. Pero no todas son “indígenas”. Y es que llevarlo, en cierta manera te vuelve vulnerable. Yo he visto y sentido las miradas despectivas, pero también miradas de recelo. Recelo de aquellas que siendo sinceras portadoras de este traje, quizá ven en las ladinas una usurpación a esta identidad.

Yo me siento orgullosa de portar un güipil, pero más que el güipil, me siento orgullosa de ser guatemalteca, de ser llamada chapina, de haber nacido en la tierra del quetzal, en la tierra del maíz.

Me pregunto: ¿Cuándo podremos todos, en este país colorido, vivir sin hacer distinción entre lo que vestimos, lo que comemos, o el lugar en donde vivimos? ¿Cuándo seremos capaces de sentirnos plenamente orgullos de nuestra cultura, pero sobre todo sentirnos orgullosos de nuestros compatriotas, y más allá, dignificarnos como personas?

Elda Nohemi García 
Escuintla, Guatemala

lunes, 16 de septiembre de 2013

El Sentido de la Presencia del Movimiento ATD Cuarto Mundo en Lima

Alberto Ugarte Delgado

Estos últimos 5 años con el Movimiento en Lima, hemos podido conocer mejor la realidad que viven las familias que acumulan mayores precariedades e inseguridades. Muchas familias empiezan aquí a tomar contacto con el Movimiento, a conocer y comprender el sentido de nuestra presencia y acción junto a ellas. Se trata de un camino que empezamos con las primeras visitas a las familias del Asentamiento Humano de Vista Alegre en Valdiviezo, un barrio cercano al centro de la ciudad en el que en medio de grandes carencias viven una centena de familias.

Romper la desconfianza y la distancia de los primeros contactos fue un largo camino. No llegamos solos, la hermana Bernadette Boudou, de la Congregación de la Compañía de María y aliada del Movimiento en Francia desde hace más de 25 años, fue quien nos introdujo. Ella venía semanalmente para visitar a Sarita, una joven que desde la infancia y a raíz de un accidente quedó invalida y postrada en una cama; Bernadette venía para conversar con ella, hacer manualidades y jugar, pero sobretodo para que no se sintiera sola. Fue así como llegamos y al ver a los pequeños sobrinos de Sarita empezamos a subir con cuentos en la mochila, cada semana los niños nos esperaban y cada vez eran más, pues si bien empezamos con los sobrinos de Sarita poco a poco otros niños se nos iban uniendo. Así es como nació la Biblioteca de Calle, que reúne hoy a casi todos los niños del barrio.

Dos años más tarde tomamos contacto con otro barrio, la Comunidad de La Vizcachera, anexo N°2 del distrito de Huarochiri, en el que conocimos nuevas familias y de su lucha por por acceder al agua y defender sus viviendas de los traficantes de terrenos; fue este también otro espacio para el desarrollo de la Biblioteca de Calle.

Esta construcción del Movimiento en la que hoy estamos comprometidos, se desarrolla en el contexto de una ciudad que en las últimas décadas tuvo un crecimiento desbordante, pues de los 700 mil habitantes que tenía en la década de los años 40 pasó en el lapso de unas 7 décadas a los 8 millones que hoy la ciudad concentra. Como es de comprender, esto significó la multiplicación de barrios en la periferia de la ciudad, en los que se concentraron miles de familia provenientes de todos los rincones del Perú. Un crecimiento como tal hizo colapsar las capacidades del estado para responder a las enormes necesidades de esta población, la misma que venía de una historia secular de pobreza y abandono en sus pueblos de origen.

Hoy la mayoría de la población de Lima se concentra en los barrios de estos distritos emergentes, que en la continuidad y al ritmo de las diferentes olas migratorias han ido redibujando el rostro de una ciudad como Lima; que se recuerda hoy como una ciudad mayoritariamente blanca y señorial allá por los años 30 y 40, para ser hoy la síntesis de un país diverso y pluricultural en el que se reúnen todas las sangres.

El Perú es uno de los países de América Latina que en la última década tiene uno los indices más altos de crecimiento económico, esto se refleja hoy en un mayor dinamismo económico en la vida de una ciudad como Lima; lamentablemente y como ya se viene señalando desde hace tiempo atrás, este crecimiento no contribuye a reducir las brechas económicas y sociales; más por el contrario, podemos ver cómo hoy la riqueza se concentra cada véz más en menos manos y una inmensa mayoría queda condenada al rol de mano de obra barata y otra a la de reserva laboral.

Nuestro contacto con las familias de Vista Alegre y Vizcachera nos permite ver como toda una población queda al margen del desarrollo, desarrollo que se construye a sus espaldas y sobre sus fuerzas.

Una realidad como ésta genera una situación de impase que hace que el desarrollo económico no sea sólido, genera enormes contradicciones y conflictos, que nos llevan a preguntarnos: sobre la viabilidad de una sociedad que se construye dejando al margen a una parte mayoritaria de su población, sobre todo a aquellos que acumulan mayores precariedades e inseguridades.

Encuentro en esta contradicción el sentido de nuestra presencia como Movimiento, de llamar la atención sobre la inviabilidad de una sociedad que se construye generando más desigualdad y exclusión, pero hacerlo brindando a los más pobres los medios y las posibilidades que les permitan aportar su propio conocimiento y experiencia a la construcción de una sociedad para todos.
Lima, septiembre del 2013

lunes, 9 de septiembre de 2013

Awêre para Kisile: Que todo salga bien para aquellos que todavía no tienen nombre.

Mariana Guerra, Brasil

En julio, el Movimiento ATD Cuarto Mundo co-organizó un evento con la participación de 11 personas de distintas realidades de Brasil, que conocen bien la exclusión y la extrema pobreza, para pensar juntos el mundo que queremos. Conozcan aquí la introducción del mensaje creado y un poco de lo vivido en este evento llamado Panel de las Bases.

Nosotros, los caboclos, ribereños, negros, jóvenes, favelados, indígenas; hombres y mujeres; seres humanos, reunidos en Rio de Janeiro en el mes de julio de 2013, enviamos nuestro mensaje para el planeta, buscando alcanzar principalmente a aquellos que tienen poder de decisión sobre las políticas que van a afectar nuestras vidas y de nuestra Madre Tierra después de 2015.

Analizando las políticas y programas creados a partir de los Objetivos de Desarrollo del Milenio y las propuestas del Panel de Alto Nivel para la definición de la agenda de desarrollo post-2015, no hemos identificado nuestra visión del mundo, ni los deseos de nuestros hermanos y hermanas. Reconocemos, sin embargo, algunos índices con los que estamos de acuerdo, pero en la práctica no producen el efecto deseado.

Creemos que en este rumbo, continuaremos desarrollando un “plan de muerte” para el planeta y todos sus habitantes. Pero no estamos parados, desde nuestros diversos territorios luchamos por la vida y ahora hemos pensado juntos algunos de los elementos que consideramos necesario para un PLAN GLOBAL DE LA VIDA.

En este “plan de vida”, todo está interconectado. Uno depende del otro, la persona humana, la naturaleza, los organismos gubernamentales, todos son parte de un todo. Y para realizar todo eso, es necesario que todos los pueblos puedan construir sus propios planes de vida locales. Es necesario respetar y garantizar la interacción de estos planes de vida con el plan de vida de la Madre Tierra, asegurando condiciones de vida digna e integrada con la naturaleza y su conservación. Vemos la dignidad como la plena realización de los derechos humanos y la seguridad básica en materia de vivienda, garantizado el acceso a la tierra, salud, alimentación, educación, transporte y ocio.

Las formas de gobierno y organización realmente deben reflejar los deseos y las aspiraciones de las personas, reconociendo en ellas los diferentes roles en la sociedad, aprovechando las diversas formas de conocimiento, respeto y garantía de la diversidad y la movilización de la comunidad, y forma justa, equitativa y sostenible producción y circulación económica en todos los sectores de los frentes de trabajo a la producción artística local desde la perspectiva de la promoción de la vida y el libre acceso a la información y conocimiento, sobre todo asegurar la interacción social a las personas que están aisladas.

Entendemos que la familia tiene que ser fortalecido como espacio primordial de la formación integral de los niños, para construir una sociedad en la que todos los ciudadanos puedan vivir su vida planea dignamente.”

El mensaje fue creado a partir de todas las charlas que tuvimos a lo largo de la semana y desarrollada a partir de 3 grandes puntos:
  • Plan de Vida
  • Obstáculos y bloqueos
  • Propuestas
Entre las propuestas, están: la educación popular, las formas justas, igualitarias y sostenibles de producción, creación de empleo y la distribución del ingreso, la creación de nuevas alianzas y formas de gobierno y organización que viene de la los procesos y las necesidades reales de la gente.

Para que eso fuera posible, hemos tomado tiempo para llegar a conocer unos a otros y la realidad de donde venimos. A medida que exploramos el concepto de "pobreza extrema", estaba claro que cada persona tiene su propia experiencia y su propia manera de hablar de ello. Sin embargo, poco a poco, el grupo encontró un terreno común, y construimos nuestra propia manera de hablar de desarrollo, economía, extrema pobreza y la dignidad.

Hemos vivido una semana muy rica e interesante a partir de la diversidad del grupo. Sin embargo, es un ejemplo de que es posible juntar a personas que tienen distintas experiencias de vida y visión de mundo para pensar colectivamente cómo vivir en armonía y donde cada uno sienta que pueda aportar para eso.


El mensaje se llama Awêre para Kisile. Awêre es una palabra indígena tupinambá que quiere decir "que todo salga bien" y Kisile es una palabra africana Banto que significa "los que todavía no tiene nombre" y se utiliza para hablar de la gente que no podemos dejar atrás. Así, uniendo esta diversidad, podemos decir: Que todo salga bien para los que todavía no tienen nombre.

lunes, 2 de septiembre de 2013

El inicio del año escolar en Haití: una mezcla de alegría, inquietud e incertidumbre

Saint Jean Lhérissaint
Puerto Príncipe - Haití

El inicio del año escolar en Haití es un tiempo que moviliza a todo el mundo : padres, estudiantes, directores de escuela, profesores y también a los comerciantes minoristas. No todo el mundo recibe esta época con el mismo sentimiento sino según lo bien o mal que se encuentre económicamente.

Durante el inicio de clases, más personas llegan a las ciudades. Los niños, que habían salido de vacaciones a todos lados, vuelven para seguir nutriendo sus mentes. Los niños retornan a la escuela con el corazón contento cuando saben que pasarán a un curso superior. Mochilas nuevas, zapatos nuevos, uniformes recién confeccionados, libros nuevos, en fin... todas las condiciones se reúnen para que haya una sonrisa en sus labios. En el rostro de los padres podemos ver también la satisfacción porque no es poca cosa lograr enviar a sus hijos a la escuela el primer día de clases.

Cuando sabemos que en Haití hay muy pocas escuelas que pagan las vacaciones a los profesores, éstos últimos reciben con alegría el reinicio de la escuela porque volverán a ser remunerados después de dos meses de 'desempleo'. Los vendedores están también contentos de volver a vender delante de los portales de las escuelas : refrescos, material escolar, mochilas, dulces, etc.... El inicio del año escolar brinda también la oportunidad de ganar un poco de dinero a las costureras y sastres ya que esto no ocurre siempre debido a que la ropa en general viene de afuera y se vende a bajos precios. Otros que también están contentos son los conductores de los tap tap (buses), los comerciantes de tela y zapatos.

En un país como Haití, donde la miseria, la escasez y el desempleo golpea con fuerza a la población, el inicio del año escolar genera inquietud e incertidumbre para mucha gente, sobre todo para los que menos tienen económicamente. Hay padres que, a pesar de todos los esfuerzos realizados, no logran enviar a sus hijos a la escuela el primer día de clases. Algunos estarán listos solo después de un mes, incluso otros después de dos meses. Pero aquellos que tienen muchas más dificultades perderán todo el primer trimestre ya que los niños se quedan en casa, los padres deben pagar el trimestre incluso si sus hijos no asistieron a la escuela. A otros padres incluso se les prohíbe enviar a sus hijos durante todo el año escolar. Ellos viven esto con gran tristeza. No todos los que tienen la suerte de enviar a sus hijos a la escuela se sienten bien sabiendo que hay escuela para ricos y escuela para pobres. Los que no pueden elegir la escuela que quisieran debido a que las condiciones económicas los pone de un lado, lo pasan mal. En Haití, a menudo los niños que comienzan el año escolar no lograr terminarla por falta de dinero.


Definitivamente, el reinicio de las clases en Haití muestra claramente las diferencias enormes que existen entre la gente de nuestra sociedad. No todos los niños tienen la misma suerte de poder ir a la escuela, además, las oportunidades para salir adelante en la vida también son diferentes. Luchemos juntos para que un día la igualdad ideal entre los seres humanos sea una realidad sobre toda la faz de la tierra.

No nos damos cuenta

María Luisa Rojas
Guatemala ciudad.

Vivimos el día a día. Unos cumpliendo con sus labores, otros buscando un trabajo; mujeres luchando por llevar sustento a su casa y otras batallando en casa para que sus hijos salgan adelante y aprovechen las oportunidades; algunos jóvenes entusiastas queriendo arreglar el mundo y muchos, tan solo con la esperanza de poder participar en la vida de su comunidad; niños que juegan, que ríen y otros que trabajan y lloran; ancianos que viven nuevamente como niños las alegrías de sus nietos y otros que sufren en soledad y abandono…

Todos vivimos nuestra rutina y no nos damos cuenta de la vida del otro, porque no tenemos tiempo…, porque no queremos ver…, porque nos resulta cómodo…, por no querer involucrarnos, por no saber qué hacer… Y así, no nos damos cuenta que es en esta rutina que construimos nuestra sociedad y que todos somos responsables de lo que sucede en nuestras vidas, en nuestro vecindario, en nuestro país.

Es la vida diaria la que va permitiendo que la indiferencia crezca o que se forje una costumbre de solidaridad. Es nuestra mirada cotidiana la que permitirá provocar un cambio en nosotros y en los demás. Es nuestro actuar rutinario el que va permitiendo las diferentes formas de vida que, en la mayoría de casos, vivimos sin darnos cuenta.

Sentimos la injusticia, pero no reaccionamos, no decimos nada; esperamos que otros lo hagan. Vivimos el irrespeto y nos quedamos callados, y, lo que es peor, vamos poco a poco, actuando igualmente irrespetuosamente. Dejamos escapar sueños, por no atrevernos a ir contra corriente y no nos damos cuenta que cada cosa que hagamos, que cada palabra que decimos, que cada gesto que manifestamos al otro quedan grabados en nuestra sociedad, aumentando la insatisfacción, el desprecio, la violencia… o fomentando cambios que nos llevan día a día a una vida de comprensión y de paz.

Todos queremos y tenemos derecho a una vida mejor, pero no todos nos damos cuenta que en la búsqueda de nuestra comodidad y nuestras metas, nos olvidamos de las metas y bienestar de muchos, a quienes dejamos al margen, a quienes no integramos en el desarrollo y así, sin darnos cuenta, construimos una sociedad con divisiones, desigualdades, intranquilidad; una sociedad que no es la que queremos, pero que por no darnos cuenta, es la sociedad que creamos.

Muchas veces criticamos, otras proponemos, pero en la mayoría de casos, esperamos que otros tomen la iniciativa, que otros propongan el cambio, que otros den su tiempo, o dinero, que otros den el primer paso.

Pero no nos damos cuenta que todos podemos aportar algo para un mundo mejor, que todos tenemos algo que dar y que todos podemos empezar, al menos, por abrir bien los ojos, darnos cuenta y pensar en los demás.