miércoles, 18 de mayo de 2011

Niños alimentados...de pobreza

Un artículo escrito por John Diego Molina y publicado en El Diario del Otún-Colombia, el miércoles 18 de mayo 2011:

"Nos hemos acostumbrado tanto a los términos de pobreza, indigencia, inseguridad, desempleo, corrupción, entre otros males que aquejan al ser humano y a la sociedad en sus diferentes formas, que todo parece normal.

Nos rasgamos las vestiduras frente a un acontecimiento particular en un momento y en otra fracción de tiempo igualmente se nos olvida; sin tener en cuenta que la reflexión y el análisis, deben ser elementos permanentes para no olvidar por lo menos el drama particular de quienes consideramos como el futuro del mundo… los niños desnutridos, que nos recuerdan la peor cara de la pobreza y que se constituye en un problema global.

Según estadísticas de la organización mundial de la salud entre tres y cinco millones de niños menores de tres años mueren por año en el mundo, por causas relacionadas con la desnutrición, señalando al Africa, Asia y América latina como los de mayor crisis.

En nuestro país la constitución establece de manera categórica que los derechos de los niños prevalecen sobre los derechos de los demás, pero sin embargo este imperativo constitucional no se cumple, por que las estadísticas demuestran que por lo menos el 12% de los niños colombianos menores de 5 años y el 12.6% entre 5 y 9 años sufren de problemas de desnutrición, bajo el denominador común de los bajos ingresos de las familias más pobres que no les permite atender las necesidades básicas nutricionales de la población infantil.

Si bien es cierto la desnutrición per – se resulta lamentable, lo es más aun las consecuencias físicas y mentales que se producen porque se está gestando una bomba de tiempo a corto plazo, cuyas consecuencias son de carácter irreversible, porque esa generación de niños alimentados de pobreza, presentarán en muchos casos retardos mentales, dificultades de aprendizaje y concentración que les restarán posibilidades dentro de una sociedad excluyente como la nuestra, amen de las grandes inversiones de recursos en salud para tratar de combatir las secuelas que se producen.

Que interesante sería, que pasáramos de la teoría a la práctica y cada uno de nosotros se diera a la tarea de luchar sin descanso, por que los niños de Colombia, en especial de nuestro Departamento y nuestro Municipio, dispongan de los elementos necesarios básicos, para que puedan lograr un desarrollo equilibrado y justo que les garantice la posibilidad de cumplir con el desafió histórico de ser quienes jalonen el desarrollo y el progreso de nuestra sociedad.

Nuestras voces no deben estar encaminadas a buscar solamente salidas al déficit fiscal, a la inseguridad, a combatir la corrupción, a rebajar el índice de desempleo, a mejorar la competitividad y el emprenderismo que no dejan de ser factores determinantes en el mejoramiento colectivo de las condiciones de vida, si no también orientadas a salvaguardar de la miseria alimentaria y social a ese ejercito de niños y niñas que deambulan por el mundo con la esperanza de hacer de la solidaridad un principio… un corazón humano que sea capaz de latir y vivir en función de transmitir “la cantidad suficiente de energía en forma de alimento” que requiere cada niño, para vivir y sentir que realmente este mundo le pertenece".

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