lunes, 31 de agosto de 2009

Hambre en Guatemala

La noticia le ha dado la vuelta al mundo. Nuevamente somos foco de atención. En este hermoso, pequeño y complicado país hay hambre. El fenómeno del niño, la situación económica mundial y la disminución de los envíos en dinero de los inmigrantes son la causa. El fenómeno del niño porque alteró el ciclo de las lluvias, como consecuencia las siembras de maíz y frijol se han secado. La situación económica mundial porque se ha incrementado el número de pobres y de personas que viven en la extrema pobreza ya que el tráfico comercial ha disminuido. La baja en las remesas familiares porque muchos inmigrantes en Estados Unidos y en Europa se quedaron sin trabajo o porque han sido deportados.

El caso es que estos son los titulares de prensa, pero la verdad es que siempre ha habido hambre en Guatemala. Esto no es nada nuevo. Desde hace siglos hay sectores de la población guatemalteca que han padecido hambre y desnutrición crónica, millones han muerto por ello. No se está descubriendo el agua azucarada. La falta de políticas claras, en cuanto la lucha contra la pobreza, la exclusión y el racismo son, entre otras, las verdaderas causas. Mientras las condiciones económicas sociales y políticas de ese sector de la población, casi un sesenta por ciento, no cambien, tendremos hambre y desnutrición.

Pero esto no es exclusivo de Guatemala, otros países están en la misma situación. ¿Qué debemos hacer entonces? Mi respuesta es denunciarlo una y otra vez. Pero no sólo eso, también hacer propuestas, proponer soluciones, asumir compromisos, porque la indiferencia también es una de las causas de nuestros problemas estructurales. Hemos dejado “la solución” de los problemas a los otros, y “¿nosotros qué?”.
Cada uno tiene su propia respuesta, yo solo lanzo el reto.

Ah, y se me olvidaba decirle que yo también tengo hambre, pero “de justicia social” y ¿usted?

Max Araujo

Guatemala, 28 de agosto de 2009

martes, 18 de agosto de 2009

«El Arte como un medio de lucha contra la miseria»

Es una idea que vive en mi interior desde que conocí el Movimiento ATD Cuarto Mundo, la encontré siempre como una propuesta interesante , diferente, aunque no la entendía muy bien.
  • De acuerdo, es interesante pero..., ¿Cómo puede el arte sacar a una persona de la miseria?
Del 2003 a 2006, trabajé con un grupo de señoras en un barrio pobre de la ciudad de El Alto, en Bolivia. Nos reunimos en torno a un proyecto de tejido de chompas en lana de oveja.

Nuestro grupo no estaba liderado por alguien con experiencia en este arte. Entre las participantes, sólo dos o tres habían trabajado como tejedoras para alguna cooperativa, unas cinco tejían en casa para sus hijos y otras seis nunca habían aprendido a tejer. En conclusión, sólo eramos un grupo de barrio delante de una gran ambición: «Aprender, tejer y vender nuestras chompas».

Para el equipo con el que trabajaba, la primera ambición era permitir a las mujeres conocerse entre ellas, pues el barrio de Urkupiña estaba integrado por familias migrantes que, a pesar de vivir 5 u 8 años en el barrio, no se conocían entre ellas. La segunda ambición era permitir la creación de lazos solidarios, que les permitieran sostenerse la unas a las otras y compartir sus saberes. Por esta razón, nunca contratamos un profesional para impartir el taller de tejido.
 
El taller no duró mucho tiempo, tampoco obtuvimos grandes ganancias, sin embargo, el grupo de mujeres creció y comenzó a establecerse. Entonces propusimos un nuevo proyecto de reciclaje de materiales. Para este segundo taller, contamos con el apoyo de una persona que conocía técnicas de reciclaje, La primera propuesta era muy sencilla. Para el acabado, las mujeres debían pintar motivos sobre bandejas. Los resultado no fueron grandes obras de arte, pero fueron muy importantes, pues las manos que pintaron esos motivos jamás o muy pocas veces antes habían manejado un pincel. La segunda parte del taller consistía en la imitación del tejido en mimbre, en base al enrollado de papel periódico. Esta vez los avances comenzaron a sentirse, habían trabajos con muy buen acabado.
 
En el periodo siguiente, reorganizamos al grupo, esta vez cada una debía inscribirse y pagar una aportación, pues contrataríamos a un profesional de las artes manuales. Para nosotros, los animadores era un riesgo, quizá la idea de un profesional y el pago de una contribución podría distanciar del grupo a algunas mujeres. Contrariamente a nuestros temores, la propuesta tubo buena acogida, incluso invitaron a personas de barrios aledaños.
El ritmo de taller cambió, las consignas eran precisas y había una exigencia en la calidad de los trabajos. Los otros dos talleres, que continuaron con esta misma dinámica fueron de muy buen nivel, (creación de calzados en croché y pintura en tela).
Una tarde, mirando las fotos de todos nuestros talleres y de las dos o tres exposiciones que montamos, Luisa me dijo: «Yo no quiero ver las primeras fotos, quiero ver las últimas y tener copia de ellas, porque ni yo misma cuando veo estas pinturas, puedo creer que fuí yo quien las pintó» Otra señora que había dejado de venir a nuestro taller me dijo: «Lo siento mucho, pero ya no puedo venir, estoy trabajando para una cooperativa de tejido de macramé para mantas». Entonces, con alegría recordé que esa misma mujer hace dos años atrás, venía al taller de tejido, y que en la primera etapa sólo venía para ver y compartir momentos con nosotros, y después poco a poco comenzó a integrarse.
 
La miseria, no sólo es la carencia material, es la inseguridad total, incluso para los actos más sencillos. Para mí, luchar contra la miseria no sólo es acabar con esa carencia material, es además luchar contra el abandono y la incredibilidad en la que viven las personas en miseria. En la última etapa en la que acompañé a este grupo de mujeres, confirmé, cómo aquellas manos toscas, endurecidas por al acciones cotidianas habían recuperado su sensibilidad, su suavidad, su elegancia, para usar un pincel. Pero lo que realmente descubrí maravillada fueron, esas mujeres. Algo profundo había cambiado en ellas, ya no eran esas mujeres que se quedaban encerradas en casa, que no osaban salir más allá de su barrio. Muchas habían encontrado un trabajo, otras formaban ahora parte de los comités solidarios del municipio. La oscuridad en la que vivían se había iluminado gracias a ellas mismas.
 
Estoy convencida de que el arte vive en cada uno de nosotros. Somos como la tierra virgen, sólo debemos escarbar un poco en las profundidad de nuestro ser para descubrir una mina de algo precioso (el dibujo, la pintura, lo manual, el canto, el teatro, la poesía. etc.). Nadie es nulo, todos tenemos talentos que no hemos descubiertos, y debemos aprovechar y dejar aprovechar a los otros cada ocasión para descubrirlos.

"Pintar me hace olvidar todo, por unos instantes sólo vivio para pintar" Bertha (integrante del taller de Artesanías - Bolivia)

Charo Carrasco.
Desde Francia

lunes, 17 de agosto de 2009

El niño es la sonrisa del mundo

Cristian ( niño de Urkupiña, El Alto - Bolivia)

De acuerdo al informe del seminario sub regional de América sobre la implementación de recomendaciones del comité de los derechos del niño1, 2006,  expresan que la  extrema pobreza azota desproporcionalmente a la infancia, pues son dos niños de cada cinco personas que están en  extrema pobreza,  además de ser uno de los sectores más desprotegidos socialmente.

Tras estas cifras se puede ver a Huguette preguntando: “¿y yo no tengo derecho a comer?”,   Nono que soñaba con crecer rápido para ayudar a su madre  (Carta a nuestros amigos en el mundo Nº 15; ATD Cuarto Mundo 1988) o Scarleth aconsejando  “que hay que saber levantarse y a mal tiempo buena cara” (respuesta a la carta de Mackenson; Tapori 2008).

En la India se dice: “El niño es la sonrisa del mundo”, es esta sonrisa  su fuerza y ella acaba con la violencia, odio, exclusión  logrando que los adultos se encuentren entre sí. 

Toda sociedad debería fundar sus esperanzas en los niños  y hacer de ellos la fuente de su desarrollo. Cuando se olvida a los niños no solamente el mundo no se renueva sino que no crece. Los niños son el presente y el mañana de la humanidad…. eso nos recuerdan día a día los niños que están en la miseria (Movimiento Internacional ATD Cuarto Mundo).

Tantos niños en condiciones tan difíciles nos plantean preguntas fundamentales porque a costa de ellos se construye la sociedad. La terrible realidad de sus vidas, ¿nos hace descubrir lo que hacemos vivir a todos los niños? pues todos, ricos o no son dependientes de los adultos y de su medio.

Los niños sueñan y se esfuerzan por construir un mundo más justo y humano, pero necesitan conocer sus realidades, sus vidas, sus luchas, sus sueños para compartir y ver que no están solos, es así que nace la  corriente mundial de amistad Tapori2, que reúne a niños de diferentes procedencias sociales, culturales y económicas.

Estamos convencidos que la infancia que sufre el azote de la miseria es la que lucha más por salir de ella, pero esta lucha cobra mayor fuerza e impacto cuando niños que tienen condiciones más favorables conocen realidades difíciles que sufren otros niños y se unen para construir una realidad justa para todos. Esta unión genera esperanza porque se ve que es posible convivir entre todos y que el tesoro más grande es “la vida”, y eso nos muestra día a día la infancia.

  

La Paz -  Bolivia, 16 de agosto
Maria Sandra Ochoa Ramos


1 Durante el texto me referiré a niñas y niños en género masculino, por facilidad en la escritura y lectura.
2 Más información: www.tapori.org    ;  hispano@tapori.org